(Escrito presentado con motivo de la Certificación Internacional en Biosíntesis -año 2017-)
Al comenzar a acercarme al conocimiento de la Biosíntesis propuesta por David Boadella sentí que estaba frente a una disciplina que hacía una clara integración de los caminos que han marcado mi vida. Lo espiritual y mi ser profesional como Analista. Esto me lleva a tratar de articular ideas claves de ambas corrientes como una forma de ir acercando sendas que en lo nodal se me presentan como direccionadas hacia un fin común.
Voy a recorrer algunas de sus aperturas:
El concepto de Campos Morfogenéticos de Rupert Sheldrake que refiere a algo, un hecho, un aprendizaje, que liga a una especie con un conocimiento colectivo y se almacena en una memoria colectiva. Campos energéticos invisibles que inciden en las formas y los desarrollos y la evolución de una especie, de una sociedad, de una época. Cuando un miembro de la especie aprende algo y lo incorpora, esta modificación afecta a la especie por entero. En relación a la práctica zen Budista propuesta por el Venerable Maestro Budista Zen Thich Nhat Hanh él nos enseña lo que implica una verdadera Sangha.
Una comunidad de practicantes hermanos se reúne y comparte sus experiencias desde el corazón, esta práctica en sí, es transformadora. Thay nos dice que gotas aisladas de un río se secan en el camino, no llegan al mar. Que juntos podemos conformar un río. Una unión energética.
La Sangha (Una de las Tres Joyas del Budismo junto al Buda y el Dharma) representa una inteligencia superior que no es la sumatoria de las inteligencias individuales. La Sangha comprende una inteligencia más grande. Como entidad invisible es sanadora. A su vez como un organismo viviente esta Sangha se une a otras conformando una gran red. Las “Sanghas” pueden adoptar múltiples formas pero, el fin es el mismo.
Multiplicar esta búsqueda podría ir modificando patrones de conducta y proporcionando mayor capacidad de insight a la humanidad. Ya estaríamos en la articulación con el concepto de Campos Morfogenéticos propuesto por Rupert Sheldrake con el que la Biosíntesis comulga.
Thich Nhat Hanh nos invita a “cambiar el chip” como forma de transformar nuestro sufrimiento. Dice que no podemos cambiar el pasado porque ya pasó y el futuro aún no llegó y lo único que tenemos es el Momento Presente. Sin embargo, realizando la Práctica en el Momento Presente transformamos el Pasado, incluyendo la sanación de nuestros ancestros de sangre (aunque ya se hayan ido); de esta forma transformamos el Futuro porque no van a perpetuarse modos de funcionamiento que sólo han producido sufrimiento por generaciones.
En la Biosíntesis se trabaja en el presente descondicionando la inteligencia emocional, para crear una nueva relación con el pasado. Buscando resignificar lo que pasó.
Este descondicionamiento puede llegar hasta la vida uterina y hasta considera la vida antes de la vida y la vida después de la vida.
Una práctica espiritual de la envergadura de las prácticas de los grandes Maestros conlleva Transformación que es hacia donde apunta la Biosíntesis (usando otra “nomenclatura”, claro).
Desde la Biosíntesis los Campos Motores podrían relacionarse con lugares a los que es posible acceder en la práctica de la Meditación sentada:
1) Absorción dado que la percepción interna está maximizada.
2) Campo de Pulsación.
3) Campo de Canalización dado que hay una focalización del objeto de la Meditación (especialmente si es guiada). Por ejemplo en la Meditación guiada de El Sutra sobre la Plena Consciencia de la Respiración, Buda da indicaciones muy precisas a sus discípulos para observar aspectos internos muy puntuales de la respiración, el cuerpo y los procesos mentales.
David en “Esencia y Grounding” nos dice que la palabra espíritu viene de respiración y está relacionada con inspiración. Ser espiritual es estar en contacto con esta esencia sutil del cosmos y de uno mismo.
En el Budismo encontramos un profundo Camino relativo a la Plena Consciencia de la Respiración. Thay (Thich Nhat Hanh) nos acerca esta enseñanza con toda la amplitud de su alcance y nos invita a conectar con nuestra respiración a cada paso, en cada circunstancia. La respiración consciente se convierte de esta forma en un aliado de la Presencia en cada vivencia, de ahí en más es una Meditación en movimiento. Así, enraizamos la Espiritualidad en la vida cotidiana. Hacemos “grounding” en esta.
Este proceso puede “hacer base” en el campo clínico articulando de esta forma los abordajes espirituales en la psicoterapia.
El Caminar en Plena Consciencia, la Meditación Caminando que nos enseña Thich Nhat Hanh, donde en cada paso nos invita a acariciar la tierra, a contactar con la madre Tierra agradeciendo el momento de estar vivos, aquí y ahora. Esta práctica puede llevarnos a un contacto sutil espiritual con nosotros mismos a través del movimiento al caminar.
“A medida que vas llegando a cada paso que das, te vuelves más estable. Y a medida que te vuelves más estable eres más libre. La estabilidad y la libertad son dos aspectos del Nirvana, el estado de haberse liberado del miedo y la ansiedad.” Thich Nhat Hanh “El largo camino lleva a la alegría”. Esto podría guardar relación con que la Biosíntesis propone buscar en un desarrollo de formas de movimiento que llama “posturas del alma”, a través de un trabajo terapéutico para hacer de puente con otros niveles de consciencia (o dimensiones).
Como Analista incluír la Meditación en mis prácticas y abrirme a canales hacia el infinito y hacia la Madre Tierra donde brevar, donde nutrir mi ser para poder trabajar con otros humanos desde lo más honesto de mí. Así el trabajo terapéutico puede ser una “medicina del alma, una medicina del espíritu”, como fue llamado por Silvia Specht
Boadella: una Psicoterapia Corporal Espiritual. La Biosíntesis sostiene que una persona no puede ser reducida a un cuerpo físico porque tenemos un cuerpo energético que va más allá del cuerpo físico; reconociendo de esta forma dos modos de existencia: somático y trans-somático. Esta dimensión transpersonal es el grounding interno donde nos apoyamos. Thich Nhat Hanh nos enseña “No mud No Lotus” “Sin Barro no hay Loto”. “El Loto no crece en el mármol” nos dice. Necesitamos del “compost” conformado por nuestro dolor, por nuestro sufrimiento para poder transformar y de esta forma cosechar Lotos. Según Thay en el “Almacén de nuestra consciencia” hay semillas negativas y semillas positivas, dependiendo de qué semillas riego o alimento podré vivir una vida u otra. Pero básicamente hay un principio de salud en su concepción del ser humano donde todos podemos vivir una vida plena.
La Biosíntesis refiere a que todo progreso en la terapia depende del terapeuta llamando a las reservas de salud del paciente (cliente), reconociendo esta capacidad de salud hasta en individuos severamente perturbados. Esto es altamente revolucionario dado que nos aleja de la estigmatización de los diagnósticos, pudiendo conectar y confiar en que en todos los seres hay “semillas positivas” para un camino de curación-sanación.
Ingresando en el muy interesante texto de David inspirado en los trabajos de Allan Schore “Afecto, Vínculo y Sintonía” refiere a la Dinámica del cerebro, aludiendo al Cerebro Triúno: donde el Cerebro Inferior Reptiliano (tronco cerebral) es vinculado a los comportamientos más automáticos e instintivos y a los ajustes en el presente.
A su vez el Cerebro Intermedio Paleo Mamífero (archeo-cortex) es vinculado a la memoria emocional y procedimental y al condicionamiento del pasado. Mientras que el Cerebro Superior Neo-Mamífero (neo-córtex) es vinculado a la reflexión.
La articulación en la clínica de estos conocimientos donde fundamentados en la muy actual comprobación que sendas marcadas en la vida embriológica o en la crianza de un niño sea a nivel de cerebro inferior reptiliano o en el nivel cerebral intermedio paleo mamífero pueden ser sanadas a través de un profundo trabajo descondicionante.
Estas “sendas” pueden haber sido profundizadas por experiencias traumáticas provocando un quiebre entre el cerebro intermedio (páleo mamífero o archeo córtex) donde se aloja la memoria emocional y procedimental y el cerebro superior (neo córtex o neo mamífero). La palabra o la simbolización es lo que ha sido cortado. Se hace necesario reencontrar una senda y reconectar instintivamente, sanando reconstruyendo Sinapsis. Ahí donde hubo un quiebre, ahí donde se interrumpió el flujo neuronal de conexiones sinápticas.
La práctica de Plum Village se centra en la Transformación de antiguos traumas focalizándose en diversas meditaciones con fines muy específicos.
La Metta Meditation es una práctica relacionada al Tonglen del Budismo Tibetano donde toda la primera parte es direccionada a la práctica sobre uno mismo dándose amor y deseándose a uno mismo paz y poder estar liviano en cuerpo y espíritu, etc. La segunda instancia es hacer esta meditación para aquellos que uno ama; la tercera es para alguien apreciado; la cuarta es para alguien que nos sea indiferente y por último para alguien que nos haya lastimado y nos haya hecho sufrir.
Desearle bienestar y amor a alguien que nos ha dañado es transformar, es sanar las sendas marcadas en nuestro sistema nervioso central. Es trabajar sobre el Cerebro Triúno.
Una práctica espiritual que llega a puntos del cuerpo sutil así también como al cuerpo físico; aceptando el daño primario pero comprendiendo también que a lo largo de los años terminamos “abonando nuestro propio sufrimiento perpetuando patrones abusivos hacia nosotros mismos”, en la misma línea de aquel
trauma inicial.
Desde Plum Village. Monasterio de la Comunidad del Maestro Zen Venerable Thich Nhat Hanh. Sito en Thenac Francia. He venido a pasar dos meses aquí y desde aquí continúo con este trabajo monográfico.
¿Qué he venido a hacer? ¿Cómo podría incluirse esta experiencia en mi Monografía?
Un concepto que me fascina es la Sinaptogénesis, la real posibilidad de generar sinapsis y nuevas conexiones neuronales. Nuevas sendas dentro del sistema nervioso central, otras que las recorridas y profundizadas toda la vida. Nuevas conexiones que no profundicen más las sendas marcadas por el trauma, nuevas sendas que marquen un nuevo camino.
Porqué no? De alegría, respiración libre, de amaneceres a una nueva forma de estar en el mundo conmigo. Entonces siento que la práctica propuesta por mi hoy Maestro va en la misma dirección de lo que un Analista de Biosíntesis puede intentar encontrar con su paciente.
El Análisis, por ende, no estará lejos de la búsqueda de la transformación del sufrimiento. “De cara a la Trascendencia”. Sino, que es? Un paciente llega a Análisis para contactar con su dolor, para comprender sus procesos, para transformar y para aprender a desplegar sus alas y volar. No para quedarse atado a su Analista.
Este proceso podrá tomar el tiempo que sea necesario. Mientras tanto, desde mi trabajo de Analista, sostengo respetuosamente el proceso interior de mi paciente, con respeto por el timing.
Este proceso no será posible si no lo es desde la Resonancia Límbica, mi propio Sistema Límbico en Resonancia con el de mi paciente permitiendo la generación de nuevas conexiones neuronales.
En el Monasterio las prácticas a que somos invitados cada día van en esta dirección, no recibimos transmisiones intelectuales o teóricas. Las Enseñanzas que recibimos son desde la experiencia directa de los monjes y apuntan a conectar con nuestra Memoria Emocional (Sistema Límbico) y producir una Resonancia que poco a poco nos conduzca por el camino de la Transformación del Sufrimiento. O sea que lo que he venido a hacer al Monasterio de Plum Village por dos meses es una formación para mi vida que va a alcanzar mi ser profesional. De esta forma articulo quien soy como ser humano, viviente, pulsante, espiritual con mi ser Analista.
Experiencia personal:
Al cabo de dos semanas de estar en al Monasterio una mañana me levanté y me caí contra la pared. Me estaba ocurriendo lo que había temido, había llegado el vértigo. Un síntoma que había sufrido unas pocas veces en mi vida especialmente en casos de enfrentar situaciones de Stress y encontrarme compelida a “Cambiar mi Punto de Encaje”, a salir de “mi lugar de hábito y confort”, a “correrme de lo conocido”, “a encontrar un nuevo punto de equilibrio”. Lo que siguió a esa mañana fué un mes de mucho sufrimiento donde el verdadero único sostén que yo tuve, adonde pude hacer un “grounding interno” fué en mi misma y en mis propios recursos; en los que todavía no confiaba realmente, hasta ese momento. Grounding en mi salud, en mis partes sanas. Estos recursos estuvieron presentes cada vez que me sentí recorrer el “borde” y en vez de entregarme al miedo pude respirar la autorregulación.
En un momento las hermanas llegaron a ofrecerme una silla de ruedas (que no acepté). La experiencia era que cada pequeño movimiento de cabeza (aún dormida), cada cerrar los ojos en alguna meditación, alguna actividad, me arrojaba al vacío de vértigo.
Una Hermana “Senior” me dijo: “Viniste a un Centro de Práctica, que esperabas que te pasara?”
O sea, el Universo me regalaba la experiencia que algo en mí estaba necesitando. Conecté con mi vulnerabilidad y con un registro real de mi propia Muerte; por lo tanto, con una verdadera valoración de cada cosa, con un nuevo dimensionar de la vida. En las Meditaciones en el Hall Central donde iba cada vez que me sentía muy mal, me conecté con mis ancestros, con mi madre que había enfermado, con mi padre ya muerto, con mis dos abuelas y mi bisabuela.
Como nunca antes en mi vida, pude reconocer el dolor de los lugares por los que habían pasado estos (mis) antepasados y cómo en algún momento no pudieron más y se cansaron de vivir. Ahí estaba yo sentada en el Hall Central sintiéndolos atrás de mí, apoyándome para que no me cayera. Y yo, con esa exquisita experiencia de posibilidad de Transformar el Sufrimiento entre mis manos. Mi sufrimiento y también el de ellos. Mi intento, mi práctica de cara al síntoma fué no asustarme y reconocer que este síntoma me hablaba de mí y que requería de mi atención, de mi presencia y de mi cuidado. Sabía que el problema en el plano físico podía localizarse en el oído medio, donde habría ocurrido un movimiento atípico de los otolitos (responsables del equilibrio del cuerpo), que se habrían movido de “su” lugar.
Entonces, cada día en cada sesión de Meditación (y fuera de horarios establecidos también, cuando meditaba sola), cuando ingresaba en mí misma trataba de “viajar” con mi atención y principalmente mi Amor hacia mi oído medio donde estaba el daño. Lo hice continuamente, con todo el cuidado que requería. Había una parte en mí que estaba llorando y que necesitaba ser sanada. Ahí estuve para esa parte de mí. Ahí estuve bien presente con mi toque interno bien amoroso, altamente sanador. Fué un gran desafío quedarme, permanecer, no volverme corriendo a Argentina; pudiendo hacer grounding en lo que me daba la vida. Cuando estudiaba en la Universidad tuve que hacer un trabajo en Psicología Transpersonal al que nombré: “El Psicólogo, un chamán en nuestra cultura”. Desde siempre estuve en el camino de la búsqueda de la transformación, creo que esto está en la línea del trabajo de Biosíntesis. Asistir al paciente (cliente) a contactar con su verdadero ser, siendo necesario para esto recorrer las sendas oscuras de su vida que han marcado profundamente su psique.
Parto de la base que solamente podré ser operativa como Analista si primero puedo recorrer mis propios traumas y sanarlos para desde ahí trabajar con el paciente apuntando a crear nuevas conexiones neuronales en la búsqueda de su sanación. De esta forma el trabajo se aleja de algo teórico para transformarse en algo plenamente vivencial y orgánico. “Que los mecanismos de repetición de imágenes crueles y perversas se vayan desarticulando basándome en la consciencia que han ido fortaleciendo, por esta repetición, sendas en el cerebro que hicieron que la víctima se convirtiese en el propio perpetrador en contra de sí mismo.” El evento traumático no ocurre una o varias veces en el pasado sino que se repite cada vez que mi paciente lo reedita (Freud). La senda neuronal que podría haber sido un leve sendero pasa a convertirse en una calle. Este estado de los acontecimientos no es sanador. El fantasma del pasado dictamina el presente. “Tenemos la ayuda biológica de la regeneración de células, es conocido que cada siete años tenemos un cuerpo totalmente renovado, sin embargo el dolor y el sufrimiento continúa porque nuestra manera de pensar el pasado es la misma.” Sister Dang Nghiem.
Entonces buscamos la manera de cambiar nuestra manera de pensar nuestro pasado, de pensar nuestra vida, de vivir nuestra vida. Tal vez la Biosíntesis nos abre a un nuevo camino de abordaje, para nuestros pacientes (clientes según David) pero primero para nosotros mismos.
Lic. María Concepción Castro (Lic. Mayco Castro).
Lic. en Psicología.
Psicoterapeuta Corporal con Certificación Internacional en Análisis Bioenergético (CBT).
Participante por 38 años de los grupos del Trabajo Interior de George Ivanovitch Gurdjieff (Cuarto Camino).
Responsable por 5 años de Grupos de Meditación Cristiana dentro de la Tradición del Cristianismo Primitivo de los Padre y Madres del Desierto, recuperado por el hermano Benedictino John Maine.
Practicante por espacio de 3 años en el Centro de Budismo Tibetano Dongyuling.
Desde 2012 participando de las actividades de la Sangha del Venerable Maestro Zen Thich Nhat Hanh, Plum Village, Thenac, Francia.
Ordenada como Laica Monástica (Lay Monastic) Miembro de la Orden del Interser – OI Member, en la Tradición de Plum Village en junio de 2015 con el nombre de Chan Linh Tuu Van (True Cloud of Vulture Peak).
Actualmente coordinadora y responsable de la Sangha del Buenayre en la Tradición de Plum Village, constando esta de 2 grupos de práctica: uno en San Isidro y otro en la Universidad de El Salvador.
Bibliografía
Esencia y Grounding. David Boadella
No Mud No Lotus. Thich Nhat Hanh
Mindfulness as Medicine. Sister Dang Nghiem.