Introducción y Palabras Finales,
David Boadella.
Traducción,
Silvina Alterman.
Publicación Original: Revista «Energy and Character» vol 32.año 2003.
Introducción
Es un gran placer publicar el artículo de Bob Lewis y el diálogo constructivo que mantiene con la psicofisiología y la psicosociología del trauma humano.
El artículo de Lewis tiene que ser leído y comprendido dentro del contexto histórico del cambio de paradigma que iniciamos Stanley Keleman y yo a principios de los años setenta y para el que tanto Lewis como Levine han hecho grandes contribuciones.
El modelo clásico Reichiano de la vegetoterapia tal como fue desarrollado desde la muerte de Reich y el modelo clásico de la Bioenergética tienen mucho que ofrecer al condicionamiento del carácter rígido, en donde la expresión, la catarsis, la descarga energética y la disolución de límites ayudaron a traer más libertad y contacto personal. Sin embargo, uno de los temas en que se enfoca Lewis es que estos métodos clásicos resultaron tener serias limitaciones en cuanto al progreso y aún ser contraindicados en personas con trauma del desarrollo. La personalidad borderline en muchos sentidos necesita lo opuesto de lo que necesita el carácter rígido clásico
A comienzos de la década del ´70 Keleman y yo presentamos independientemente la polaridad fundamental de contención y catarsis en una serie de artículos publicados en la revista “Energía y Carácter” generando un gran cambio en el paradigma que ha enraizado gradualmente en muchas de las sub-disciplinas dentro de la corriente (el trabajo de Keleman se convirtió en la base de su Psicología Formativa y el mío se transformó en uno de los pilares principales de la Biosíntesis)
Los primeros artículos de Bob Lewis sobre el “shock cefálico”, tema fundamental de sus investigaciones, ofrecieron gran apoyo a este cambio
También Peter Levine aportó a este cambio de paradigma con el trabajo realizado en “experiencia somática” en los años `80 respaldado por su investigación con stress autónomo y los procesos de catástrofe a finales de los `70
En este contexto he agregado algunas reflexiones finales sobre temas que Bob Lewis plantea en relación a este cambio de paradigma.
Quisiera ante todo agradecer a Maryanna Eckberg por su trabajo, me ha enseñado mucho sobre trauma. También estoy agradecido a la gracia, inteligencia y a su corazón generoso y valiente compartido con nosotros. Agradezco también a Michael Maley por su claridad y generosidad de espíritu cuando tuve problemas con la investigación!
Para fines prácticos estaré utilizando el pronombre personal masculino en esta charla
1. La Experiencia Somática de Peter Levine desafía de muchas formas al Análisis Bioenergético:
1 – Considerar cuidadosamente si estamos re-traumatizando a nuestros pacientes en bioenergética alentándolos a la expresión de emociones abrumadoras utilizando un modelo catártico rígido
2- Helen Resnick nos invita a considerar la cantidad de pacientes que se quedan ligados a nosotros durante infructuosos años de terapia en que se juega el Síndrome de Estocolmo vía la dinámica del perpetrador en forma de transferencia/contratransferencia (el SíndromedeEstocolmo es un término que describe a las personas que se quedan en relaciones abusivas atadas al abusador)
3- El trabajo de Peter Levine me hace reflexionar sobre la frecuencia con que nuestro trabajo con bioenergética deja atrapados a los pacientes a la experiencia traumática vivida en el cuerpo… con cuánta frecuencia nuestro trabajo propicia como dice Phil Helfaer, el movimiento interno espontáneo del paciente? Es bueno que nos hagamos estas preguntas
4- También se nos desafía a esclarecer y diferenciar entre lo que Levine define como trauma por shock y lo que muchos de nosotros bioenergetistas denominamos trauma caracterial o del desarrollo
5- La experiencia somática también nos invita a repensar qué tipos recursos positivos ayudamos a los pacientes a encontrar por sí mismos y dentro de sí mismos. Por ejemplo su danza interior, el gesto de valentía, la resonancia de la voz, el lugar seguro que los ayuda a lidiar mejor con el trauma que los ha quebrado
6- Finalmente Peter Levine nos advierte sobre los episodios traumáticos en los relatos de nuestros pacientes. Nos alerta sobre caídas sin importancia aparente, accidentes, procedimientos médicos de rutina que son de hecho las causas ocultas de síntomas traumáticos debilitantes que aparecen frecuentemente muchos años después. Luego de leer el trabajo de Levine puedo comprender mejor el impacto que tienen tales eventos muchas veces aislados. Mi propio entrenamiento en bioenergética se enfocó, en contraste, en eventos traumáticos cuyas causas se debían a una familia disfuncional
2. Por otro lado y con el espíritu de construir un diálogo inspirador para todos, el Análisis Bioenergético tal como lo entiendo, desafía el trabajo de Peter Levine en los siguientes aspectos:
Ante todo ¿es realmente cierto – es aún posibleque un abordaje particular: la experiencia somática, el análisis bioenergético, EMDR, etc. – pueda ser el abordaje óptimo para el tratamiento del trauma en la infinita y compleja diversidad de criaturas que llamamos “pacientes”? Yo no creo. Primero algunos motivos obvios:
1 – Un abordaje desarrollado por Peter Levine, Bob Lewis o alguno de ustedes puede ser un abordaje óptimo para Peter o para Bob con sus dones y sus limitaciones y, más precisamente, este abordaje óptimo seguirá evolucionando mientras los dones y limitaciones de Peter y de Bob continúen evolucionando
2 – Luego surge la pregunta: qué es lo óptimo para un paciente en un determinado momento de la vida con su mezcla única de dones y limitaciones? El mismo abordaje general, por ejemplo, no será óptimo para pacientes fácilmente abrumados por sus emociones que para aquellos con muy limitado acceso a sus sentimientos
3 – Aún estando reacios a reconocer nuestros errores, como terapeutas desarrollamos una reputación trabajando en una determinada forma y los pacientes que nos buscan tienden a confirmar el estilo y método con el que nos sentimos cómodos. Creo que fue Feldenkrais quien dijo que el único caso en vale la pena compartir las historias de los pacientes es en los que hemos fallado
4 – En la ponencia que hoy ofreció Peter Levine y en sus escritos se comprende que haya pacientes que trabajan magníficamente con su abordaje muchas veces luego de incontables años de sufrimiento y de muchas otras terapias. Esto es emocionante y es el motivo por el que lo hemos invitado
Dado que soy quien responde, la charla que ofreceré hoy trata del tipo de pacientes con el podemos acordar casi universalmente que es el más difícil de ayudar y aún cuando haya mejora, ésta es muy lenta y dolorosa independientemente de quien los está tratando y con qué método. Me estoy refiriendo al paciente a quien todos conocemos demasiado bien: el muchacho con una historia de trauma del desarrollo temprano como una traición cotidiana por parte de su familia de origen – o sea, sus figuras primarias de apego
Estaré planteando que el Síndrome de Estocolmo presenta un gran desafío tanto al modelo de Levine como a la Bioenergética. Los rehenes y los monos de Rhesus muestran que cuando amenaza un peligro se abandona la exploración en favor de la proximidad – la búsqueda de una figura de apego. Pero lo que no nos muestran es qué hacer cuando la respuesta de huida nos impulsa nuevamente al peligro traumático!
- 3. Observemos con atención los desafíos que tales pacientes presentan
1 – Qué relevancia tiene un modelo etológico para los seres humanos? Tenemos mucho que aprender de los animales, de la naturaleza y de nuestra propia naturaleza animal. Pero podemos realmente ignorar a los muchos investigadores comprometidos en este campo que nos advirtieron sobre los peligros de hacer inferencias entre una especie y otra sin el debido respeto por las diferencias entre ambos? Estoy sugiriendo aquí que para trabajar con el tipo de pacientes que habitualmente veo en mi práctica que presentan un complejo entrecruzamiento de trauma por shock y trauma del desarrollo necesitamos un modelo más rico o variado que aquél provisto por la “experiencia somática” de Levine. Por ejemplo, nuestro modelo necesita ser informado por la investigación y la teoría del apego, abordajeque considera a las personas desde la etología al ser investigadas por la ciencia (es tanto clínica como científicamente relevante generar hipótesis que puedan ser probadas como correctas o incorrectas). Tal como lo concibió Bowlby, el propósito biológico del sistema de apego es el de protegerse de los predadores. Los infantes y los niños pequeños deben mantenerse cerca de sus madres todo el tiempo y dar señal de separación si quieren permanecer a salvo de los predadores. Claramente cualquier amenaza a este sistema es, por definición, una amenaza a la vida o sea, traumática. Como lo señala Jeremy Holmes; “la teoría del apego es en esencia una teoría espacial: cuando estoy cerca de mi amado me siento bien, cuando me alejo estoy ansioso, triste o solitario”. Holmes también describe un estudio naturalista de las madres con sus niñitos en un parque de Londres
Las madres se sentaban en los bancos del parque, leían o conversaban mientras sus niños deambulaban o jugaban en el césped circundante. Cada niño tenía un radio invisible – una línea Maginot – más allá del cual no se animaría a ir. Cuando se acercaba al límite comenzaría a mirar a su madre con ansiedad. El apego ejercía una poderosa pero invisible atracción en el niño
Finalmente quienes investigan el apego han descripto recientemente una categoría más perturbada de apego llamada desorganizado/desorientado: cuando un niño de un año se encuentra con su madre o padre luego del “test de la Situación Extraña” de Mary Aisnworth podría dirigirse hacia su madre o padre, luego alejarse, dar vueltas, golpear su cabeza contra la pared, patear el piso. En lugar de placer, el retorno de la madre o padre lleva al niño a un estado de desorganización. Los investigadores descubrieron este tipo de conducta en presencia de una madre o padre abusivo, atemorizante y desorientador. Tengan esto presente cuando en breve les muestre un video de niños de seis semanas de edad que realicé hace veinticinco años para describir el “shock cefálico”. Para el propósito del tema de hoy podría decir que los niños de un año con patrón de apego desorientado nos muestran una mezcla caótica de conductas de lucha, huida y búsqueda de proximidad
2 – Qué relevancia tiene un modelo derivado de la etología en niños que sufren de trauma durante su prolongado estado de dependencia biológica? El niño humano al nacer y por varios meses es enormemente dependiente y es asombrosamente capaz de descubrir el mundo que lo rodea. Sin embargo recomiendo cautela al comparar al antílope inmóvil de Peter Levine con el aturdido niño de seis semanas de vida que veremos en el video. En la medida de sus posibilidades estos niños protestan por la pobre sintonía en el cuidado que reciben. Podemos aún interpretar sus movimientos expresando conductas de lucha/huida. Con relativa facilidad vemos en estos niños el reflejo del Moro o de susto y lo vemos abrumado, sometido y con los ojos vidriosos. Razonablemente lo describimos entrando en la respuesta de congelamiento/entumecimiento. Su respuesta de orientación aún neuro-anatómicamente inmadura está claramente colapsada pero luego, Dios mío, el peligro llega directamente de su paraíso seguro
3 – Aquí aparece lo que denominé “shock cefálico” en 1975. Se ubica en la interface entre el trauma por shock y del desarrollo. Comenzamos a comprender algo que ocurre muy específicamente cuando el niño es agredido por su cuidador que luego será su figura primaria de apego. Cómo resonar con las respuestas adaptativas e instintivas de lucha/huida de Peter Levine en un niño que no puede luchar ni huir? El infante no puede gatear y alejarse o acercarse a su cuidador hasta que no tenga al menos siete meses de vida. Su grito, su llanto de angustia es la señal biológica que lo mantiene próximo al cuidador sintonizado
4 – Cinco minutos del video de Brody-Axelrad: Estas madres no están sintonizadas, están fuera de contacto. Están intentando alimentar a sus bebés, no de lastimarlos. Pero lo terrible de esta situación es que las señales de angustia del bebé no traen alivio, sólo incrementan el sostén abusivo. Cuándo sucede que el sostén no sintonizado se convierte en abusivo y cuándo tiene sentido definir a alguien como perpetrador? Muchos de mis pacientes adultos, aún en shock cefálico, no han podido comprender esto. Y muchos de estos adultos tendrían que gritar y expresar profundo terror, ira y angustia – ésta fue su primera respuesta de supervivencia disponible como niños – está fue su forma de luchar – una protesta desde su núcleo pulsante. Con tal grito rítmico a garganta plena un bebé organiza su ser corporal tanto como al mundo circundante que lo cuida. Sin embargo estas madres no toleraban ni podían responder empáticamente al grito rítmico más de lo que podían al chupeteo rítmico y con el arrullo a sus bebés. De modo que si “catarsis” es la palabra para nombrar la protesta esencial que necesitan expresar estos pacientes en terapia, dejaría el concepto y les permitiría la experiencia de sentirse sintonizados mientras recuperan su ritmo con la vida, su movimiento embrionario interior
4. Resistencia y vulnerabilidad en Síndrome de Stress Post-Traumático
Qué es lo que posibilita que algunas personas afortunadas confíen en sus instintos corporales básicos y salten intuitivamente de un automóvil en marcha? Tales personas no entran en pánico ni se paralizan cuando la respuesta de ataque o huida es aún posible. En mi opinión mucha gente que busca sanación con una terapia psico-corporal siente que ha perdido la confianza básica corporal hace mucho tiempo. Tiendo a describir a muchos de ellos como en estado de shock cefálico. Peter Levine sugiere que el camino de retorno a esta iniciativa somática innata se logra mediante la “sensación sentida”, que de cara a nuestros traumas nos aproximamos a nuestra naturaleza animal sabia e inocente
Yo sugiero que, mientas esto podría ser cierto, la mejor chance para tal sabiduría e inocencia es haber tenido suficiente suerte como para que nuestros cuidadores hayan estado empática y efectivamente entonados con nosotros. En la actualidad esto se llama ser un infante con apego seguro. Tales niños tienen desarrollada la pauta de apego seguro tanto con sus padres como con sus psique-somas. Investigaciones recientes documentan que la experiencia de estar sintonizados en la infancia establece circuitos de confianza corporal en patrones neurobiológicos básicos para lidiar con situaciones de stress. El infante internalizaba el cuidado sintonizado como una habilidad para regular y aliviarse; se trata a sí mismo del modo en que fue tratado. Estamos comenzando a poder medir cómo se establece la neuroquímica en los bebés a partir de sus experiencias. Sus niveles de cortisol, por ejemplo, y el equilibrio del sistema nervioso simpático y parasimpático reflejan su habilidad para modular la energía y los sentimientos y para recuperarse gradualmente de situaciones adversas. Los bebés en el video internalizaron una experiencia caótica varias veces al día
Desafortunadamente cada situación de alimentación traumática les iba quitando la posibilidad de lidiar con la siguiente. Así el trauma cotidiano del desarrollo los deja más vulnerables para lidiar con el siguiente “shock” que les traerá la vida
5. Trauma, resiliencia y vínculo
1 – Relación sintonizada: De algún modo el trauma me va acercando más a la relación terapéutica, aunque pienso que esa es la tarea de Bob Hilton y de Martha Stark. Cómo es que mantenemos distancia en las relaciones si consideramos que la falta de sintonía no sólo es traumática en sí misma sino que nos deja más expuestos a futuras situaciones negativas? He estado planteando que no está sólidamente instalada en nosotros desde el nacimiento la habilidad para regular nuestros sentimientos y/o de aliviarnos cuando estamos afligidos. No es, en otras palabras, un don heredado constituído en nuestro sistema de supervivencia primitiva tal como ocurre con las reacciones orientativas de lucha/huida en las que se enfoca Peter Levine. Consecuentemente no surgirá automáticamente cuando en un contexto terapéutico se libere la hiper-excitación crónica de la energía traumática bloqueada. Más bien, del mismo modo en que la auto-regulación se internaliza lentamente durante los dos primeros años de vida producto de incontables interacciones sintonizados con los cuidadores, se internaliza lentamente de terapeuta a paciente
Creo que, por ejemplo, en el proceso de ayudar hábilmente a sus pacientes a liberar la energía traumática bloqueada, Peter Levine también esta haciendo algo diferente …. algo crucial. Está siendo un cuidador sintonizado. Uds. podrían preguntarse de qué modo? Valorando con sensibilidad cuánta excitación, cuánto dolor, cuánto placer pueden tolerar óptimamente sus pacientes. En los ejemplos que nos ofrece, Peter podría decir que él es sólo un guía, que es el paciente el que se está sanando. Pero es sin embargo la exquisita sintonización de Peter a la sensación sentida de sus pacientes la que modela la auto-regulación de éstos y los guía a través de las olas de la re-traumatización depositándolos en la costas seguras de una mejor vida
Ahora, como ya he dicho, no creo que Peter obtenga este resultado con cada paciente traumatizado que él atiende, pienso que nuestro abordaje es una expresión profunda de quiénes somos y funciona con algunos pacientes por quiénes son ellos. En caso de que esto no se comprenda déjenme ilustrarlos con un ejemplo personal
2- Ejemplo personal: Recuerdo muy nítidamente cuando era paciente de bioenergética, entregaba mi cuerpo a la terapia bioenergética y envidiaba el interés que mi terapeuta tenía por la vibración de mi cuerpo y sus respuestas. Sentía esta envidia muy profundamente (aunque no me daba cuenta de qué era en ese momento) mientras me estiraba y agachaba adoptando posiciones diversas cuyo propósito era abrir la movilidad espontánea de mi cuerpo pulsante. Sentía que mi terapeuta estaba más interesado en la movilidad espontánea de mi cuerpo que en mi propia experiencia interior. Creo que ésta era una percepción acertada ya que, como Reichiano de corazón, mi terapeuta estaba intentando abrir la biopatía subyacente que alimentaba mi neurosis
Si trazo un paralelismo con el modelo de Levine basado en respuestas de orientación y adaptación bloqueadas por trauma – encerradas en el sistema nervioso – y alimentando el Trastorno del Síndrome Post Traumático (P.T.S.D.) … yo, Bob Lewis, paciente de experiencia somática, no observaría una vez más con envidia la fascinación de mi terapeuta con mi “sensación sentida” y mis “micro-movimientos” consumiéndome desde un lugar íntimo y profundo? Ahora, Peter Levine podría señalar que la experiencia somática no sana todas las enfermedades y que mi self profundamente ausente no es consecuencia del tipo de trauma con el que él trabaja
O, podría aclarar, que nuestro interés por la sensación sentida y los movimientos vitales congelados (micro-movimientos emergentes) no me llevarían por el mismo camino de mi terapia bioenergética anterior. En esta oportunidad mi sensación sentida me llevaría a lograr liberar realmente el shock de mi estructura tal que mi ser profundamente disociado podía finalmente encontrar un lugar seguro en este mundo
Entonces tendría que aclararle a Peter que mi trauma fue una traición tan esencial perpetrada por aquellos a quienes yo amaba y en quienes confiaba que simplemente no existe una técnica en este planeta que invalide lo que percibo de la humanidad de mi terapeuta… la habilidad de tolerar mi odio y mi quebrantamiento, la habilidad de estar conmigo en nuestra mutua impotencia. Necesito saber si está dispuesto a pasar conmigo el tiempo necesario– sin saber si lo lograremos – como el que le dedica al abordaje terapéutico con el que se siente cómodo
3- Traición Qué es lo que tiene de particular la traición? La traición es la violación a una confianza implícita o explícita. Es por definición una experiencia interpersonal. Ahora, la traición a la que se refiere P. Levine en sus escritos, tal como yo lo entiendo, está en gran parte enfocada a un nivel social, y luego más específicamente en la insensibilidad e ignorancia de los profesionales médicos y odontólogos que someten a sus pacientes a una variedad de procedimientos con muy poca conciencia del poder que tienen de generar traumas. Con todo derecho esperamos más de quienes están preparados para ayudarnos cuando estamos lastimados o enfermos. Mencioné anteriormente que ésta ha sido en lo personal información importante para mí
Lo que también merece nuestra atención aquí es la traición a nuestra fe en el marco de la intimidad, efecto que acontece cuando los perpetradores son las figuras primarias de apego. Esta traición se evidencia en pacientes concebidos y criados en entornos caóticos, negligentes y violentos. En tales familias la provisión diaria, por así decir, es el abuso físico, sexual, conyugal, de substancias y extremo descuido que deja a los niños desatendidos y expuestos a correr el riesgo de accidentarse y ser abusados fuera de la familia. En tales contextos el trauma por shock y el trauma del desarrollo están orgánicamente entrelazados
Qué nos ocurre cuando los instintos de supervivencia genéticamente programados nos acercan aún más a la fuente del peligro? Podría sonarles extraño pero piensen en esto: la respuesta natural de nuestro cuerpo no es la adecuada para tales situaciones anormales. En un sentido, nuestro propio cuerpo nos traiciona, así como podríamos excitarnos sexualmente durante un episodio de incesto, lo que al mismo tiempo nos repugna. Peter Levine habla de nuestros “cerebros racionales” confundidos e interferidos por nuestras respuestas intuitivas. Estoy de acuerdo en que la mayoría de los sobrevivientes de abuso sexual infantil incestuoso están de hecho profundamente confundidos por la vergüenza, la pérdida de control de sus respuestas corporales y la traición de sus seres amados. Pero la confusión reside también y primariamente en un nivel más profundo, en el nivel celular. Como una ameba, nuestro organismo se repliega y contrae frente al dolor, pero simultáneamente como mamífero, la demanda y la expansión están genéticamente codificadas para acercarlo a la fuente del dolor. (Recuerden la conducta confusa y contradictoria del niño de un año desorganizado en la “Situación Extraña”)
4- Primera ilustración: Estoy pensando en Carlos, un hombre con quien trabajé cuyo sistema neuromuscular estaba bloqueado de terror y confusión somáticos. El sentimiento esencial de su cuerpo en relación al vínculo con la madre era que al tacto se sentía como una sanguijuela de agua que le chupaba la sangre. Pero las sanguijuelas necesitan de nuestra sangre para vivir, de modo que si él se movía, ella moriría… y tanto como ella era nociva para él, así también era su fuente de vida. De modo que él se congeló… sus músculos espásticos se convirtieron en su membrana de contención más que su propia piel. Tal como él dijo, “necesitas una madre para aprender a utilizar tus músculos apropiadamente”. Como adulto Carlos se movía en forma mecánica y sin placer y sentía que había logrado organizar con su cerebro izquierdo un falso ser neuromuscular. En un conmovedor intento por sostenerse a sí mismo había substituido su musculatura, una parte de sí mismo, por el significativo otro demasiado peligroso. Había hecho lo mismo con su propia mente, literalmente escindiendo su proceso de pensamiento entre el que habla y el que escucha. No era fácil trabajar con él en terapia porque debajo de su control residía el caos. Carlos sentía que sus músculos flexores y extensores se contraían en forma simultánea en lugar de hacerlo en forma alternada; y debajo de su parálisis yacía el temor a perder el control, a moverse violentamente en direcciones opuestas y, al hacerlo, desgarrarse o destruir a otros. Lentamente Carlos aprendió a reorganizarse en su cuerpo internalizando la forma de estar corporalmente conmigo – o sea, tocar, moverse y respirar conmigo. Aprendió por ejemplo, que podía moverse y aún mantener el contacto. Este ejemplo ciertamente confirma el mensaje Talmúdico que “la vida es con la gente” porque el camino que hizo Carlos hacia una conexión vital con su ser esencial corporal ocurrió vía la intimidad somática conmigo
5- Segunda ilustración: En mi segundo y último ejemplo, mi paciente Emilia, como Carlos, también se presenta con memorias y estados corporales inintegrables y caóticos. Además, ya que su historia es sobre abuso sexual incestuoso, incluye sentimientos intolerables de vergüenza, contaminación y aversión. Como verán no hay nada leve en esta terapia, más bien la lucha y la imprevisibilidad eran lo más orgánico. Emilia, una mujer en sus cuarentas, funcionaba con eficacia pero creo que muy por debajo de su potencial. Cualquier cosa que ella lograba estaba acompañada de una auto-denigración y aversión penetrantes. Sentía estar profundamente contaminada y por ende ser tóxica para los demás. Sus modos eran dulces y complacientes al punto de pedir perdón aún cuando los demás estaban equivocados. Emilia siempre estaba preparada para distanciarse repentinamente con odio frío, situación que percibía como una capa de muerte que venía a cubrirla, estos episodios podrían durar de breves instantes a meses. Emilia tenía la profunda convicción de que su odio y su desprecio podían destruir a cualquier hombre al que ella se acercara. Yo no era la excepción. En un momento era una mujer fatal y yo un terapeuta sorprendido. Al siguiente se horrorizaba de mí y yo seguía siendo un terapeuta sorprendido. Y al siguiente momento ella desesperadamente me imploraba que le diga si ella era demasiado difícil para mí. Me rogaba que yo simplemente admitiera que no me gustaba trabajar con ella. Qué creen que yo hacía?… mentía… o no le decía completamente toda la verdad. Realmente ella no era fácil para mí. De hecho, de algún modo me volvió loco. Igual que mi madre. Pero ahora yo era el terapeuta, de modo que me disociaba un poco y le decía a Emilia que si bien ella no era la paciente más fácil con la que alguna vez trabajé, ella no era un problema para mí
Pero Emilia no era estúpida. Hace poco me dijo que el hecho más importante que le permitió recibir mi ayuda fue que me quedé con ella – que no me rendí aún cuando ella percibía con mucha claridad que me llevaba hasta mis propios límites al hacer lo que hacía en las sesiones. Me hizo sentir pequeño, incapaz y asustado, mis sermones terapéuticos eran inútiles y débiles intentos de rogarle/desafiarla a que coopere más. De alguna manera había más amor que odio, por eso Emilia y yo aún estamos aquí. A esto me refería antes cuando hablé de la experiencia de mi propia traición y la consiguiente fundamental importancia de una relación en la que yo podía confiar. Emilia también había sido traicionada de niña y ahora necesitaba saber si yo podía quedarme con ella aún cuando sus sesiones me dejaban indefenso y con sentimientos de odio… sentimientos con los que ella estuvo sola por muchos años
Para nuestro mayor asombro, hace dos años Emilia comenzó a tener episodios similares a lo que Janet y van der Kolk y otros describen como la forma en que sus pacientes “recuerdan” algo que les ocurrió. Estos “flashbacks” duraban entre diez y treinta minutos en los cuales Emilia se sentía desbordada por el pánico y el terror, gritando “no” repetidamente torciéndose, contorsionándose y emitiendo sonidos angustiosos como alguien que es aplastado por una vasta e implacable fuerza superior. No hubo dos episodios iguales pero todos tenían rasgos similares. Frecuentemente había características adicionales que incluían su dificultad para respirar y también arcadas y ahogos y el intento de cepillarse algo de su rostro. Habitualmente luego de los episodios Emilia refería que había tenido sabor a semen en su boca y que sentía un zumbido increíblemente intenso en su cuerpo y una excitación caliente en la pelvis más allá de cualquier cosa que ella pudiera tolerar – como decía: “me voy a volver loca si no lo puedo desconectar”. Algunas veces saldría del episodio luchando para encontrar las palabras adecuadas para expresar cuán indescriptiblemente humillada y sucia se sentía
Con frecuencia Emilia se colgaba desesperadamente de mí durante los episodios. Luego me diría lo crucial que era para ella que nuestros cuerpos se mantuvieran apretados uno contra el otro mientras ella se torcía y contorsionaba en el suelo. De algún modo para mí estos recuerdos somáticos eran tan frustrantes como los anteriores encuentros emocionales. Cuando me seducía o me odiaba me sentía incompetente pero al menos me sentía involucrado. Sin embargo durante los flashbacks a pesar del intenso contacto físico me sentía como el observador de una atrocidad ante la que me sentía imposibilitado de intervenir. Emilia enloquecía por la falta de imágenes y/o recuerdos sobre qué era todo eso. Teníamos nuestras sesiones una vez por semana y en el curso de un año el progreso era lento. Si, algunas veces, ella parecía acercarse a ver/saber qué había ocurrido se quejaba desesperadamente “voy a perderlo todo”
Nuestro dilema básico era el siguiente: estábamos re-traumatizando a Emilia profundizando los surcos de sus patrones de activación neuronales y neuroquímicos? Estábamos atascados en un acting transferencial/contra-transferencial? No estaba seguro pero esperaba que no. Por otro lado no se pueden integrar memorias que dependen de estados inaccesibles. Yo deseaba que estuviéramos logrando algo a través de la exposición y desensibilización de una experiencia abrumadora. Emilia sentía claramente que necesitaba más contacto con la Emilia de los episodios perdida para ella durante todos estos años. También sentía que así como estaba desbordada durante los episodios también estaba muy presente en el consultorio cuando yo era para ella un anclaje seguro
Pero, déjenme preguntarles, porqué no podía yo:
a) ayudar a Emilia a reducir o regular el nivel de agobio que sentía durante los flashbacks?
b) ayudar a Emilia a integrar mejor aquello que parecía tan profundamente querer comprender?
Cuál de las siguientes tres explicaciones es la mejor?
. no estoy trabajando adecuadamente (se levantan las manos)
. Emilia accede a las memorias sólo durante los episodios, o sea, sus centros cerebrales inferiores están entrenados a todo o nada lo que muy probablemente está establecido genéticamente para la supervivencia de la especie (se levantan las manos)
. como dijo Blaise Pascal en 1670 “El corazón tiene razones que la razón no entiende” (se levantan las manos)
Siento que estas tres explicaciones son excelentes. Emilia prefiere la de Pascal. Por eso dijo: “si veo/conozco lo que ocurrió perderé todo” Emilia nos está diciendo que la activa traición a la confianza de su amado padre en el abuso sexual – y la pasiva traición de su madre negadora y negligente – y la resultante pérdida de sí misma y de su mundo son traumas abrumadores que ella no puede afrontar. Intelectualmente Emilia puede inferir a partir de numerosos detalles de su vida que el perpetrador fue su padre pero, como ella dice, “no puedo creer lo que de algún modo ya sé” Entonces tal vez no importa qué abordaje terapéutico utilicemos, Emilia decidirá con la sabiduría de su ser, en qué lapso y cuánta traición alienante y aborrecible es capaz de soportar. Tales temas críticos requieren un modelo más complejo para los animales humanos que para nuestros hermanos menos perversos. Los humanos podemos utilizar el lenguaje para engañar a nuestros niños y somos vulnerables a sentir vergüenza de nuestros cuerpos y de nuestra sexualidad
Como recordarán, Emilia transitó su vida sintiéndose dañada y contaminada. Durante sus episodios Emilia sentía débiles sus extremidades, particularmente sus brazos: generalmente se movían pero como decía ella “sin eficiencia ni propósito”. Hace unos meses atrás mientras estaba aún en un episodio le sugerí que sostenga con firmeza mis antebrazos con sus manos. Lo hizo por aproximadamente un minuto con extremo temor al comienzo, lo que fue disminuyendo a medida que pasaban los segundos.
En las siguientes sesiones se hizo claro que mi intervención había despertado una memoria corporal implícita. Sus manos se entumecieron por completo, luego muy lentamente formaron una “C”. Le sugerí que mire sus manos y las memorias táctiles y kinestésicas lentamente formaron una “intención”. Emilia dijo; “siento que debo haber tocado y acariciado los genitales de alguien” luego continuó: “sé que tuve que inventarme a mí misma, quiero decir ser otra.. he muerto. Todavía no puedo ver el cuadro completo, pero esta vez es diferente. Sé lo que ocurrió… perdón, perdón, perdón… no me sorprende porqué siempre me sentí tan culpable… puedo casi escuchar a mi padre diciendo “nada de esto ocurrió… simplemente actuaremos como si todo estuviera bien”
De modo que por primera vez Emilia traduce concientemente en palabras una parte esencial del abuso por parte de su padre – pero en esta instancia involucrando sus propias manos. Esto parece crucial para liberarla de una confusión inconciente y subcortical en cuanto a quién fue el verdadero perpetrador. Ahora tiene una memoria – parte de un relato lingüístico de un tiempo y un lugar en su vida. Emilia todavía sigue en tratamiento conmigo. Ha logrado una vida bastante buena, y como aún quiere explorar qué ha ocurrido, entra en sus episodios acercándose cada vez más a reconocer el pavoroso y evasivo panorama pudiendo sentir la profundidad de la angustiosa traición de su amor por su padre
Conclusión y manifiesto:
Creo que si no puedes hacerlo bien la primera vez eligiendo cuidadores eficientes y empáticamente sintonizados podrías tener la suficiente fortuna de encontrar un terapeuta psico-corporal que pueda con tiempo restituirte a un lugar de valiosa identidad con tu naturaleza animal. Pero AUN SERAS UN SER HUMANO HERIDO EN RECUPERACION. Nunca conocí, por ejemplo, a un sanador que no fuera un ser humano aún herido
En el espíritu de la discusión y las preguntas que he compartido quisiera escuchar más sobre los esfuerzos de Peter Levine; cómo, por ejemplo, su contratransferencia interfiere a veces con la eficacia de sus intervenciones intuitivas. La perfección de las exposiciones de Peter lo presentan como una persona admirable pero al mismo tiempo me resulta difícil conectar con él. Si mi problema es que el córtex está interfiriendo con mi animal primal interior – mi inocencia y sabiduría intuitivas – mi reacción es a) es totalmente cierto b) una vez más – SE NOS ESTA ASEGURANDO QUE UN ESTADO IDEAL ES POSIBLE – en mi vida anterior esto sería la sabiduría del cuerpo y el carácter genital
Quisiera pues creer que de algún modo soy una persona positiva y que cuando conozca al terapeuta que me demuestre ser una persona espontánea, alegre y sabia será mejor que me aferre al mensaje transformador de la experiencia somática. Podríamos realmente sobreponernos a las heridas del trauma, como el árbol que partido y arqueado por el relámpago se recupera y alcanza nuevamente la luz del sol. La historia del árbol es profundamente atractiva: la analogía nos inspira a no rendirnos aún cuando estemos quebrados por la vida. Pero, una vez más, no tomemos las analogías inter-especies demasiado literalmente. Los árboles son diferentes a las personas, seguramente no sienten culpa por sus respuestas sexuales y definitivamente deben crecer hacia la luz para poder producir alimento por medio de la fotosíntesis. Nosotros los humanos muy raramente podríamos superar completamente la vulnerabilidad de nuestras heridas. Creo que más bien podemos alcanzar la sabiduría mediante la aceptación de que hemos sido dañados por una fuerza mayor que nosotros, como dice Esquilo:
Sabiduría y Gracia
“Aquél que aprende debe sufrir
Y aún en nuestro sueño
El dolor que no puede olvidar
Cae gota a gota sobre el corazón
Y en nuestra propia desesperación
En contra de nuestra voluntad
La sabiduría nos llega
Por la terrible gracia de Dios”
Referencias
. Esquilo (aprox. 450 – 460 A.C.) Orestesia: Agamemonn, 177
. Anderson, I (1972) El Apego Exterior, Ed. N. Blurton Jones, Estudios Etológicos de la Conducta Infantil, Cambridge, Cambridge University Press
. Brody/Axelrad (1967) Video: Forma de Alimentación a las Seis Semanas, Interacción Madre – Niño, University of California, Extension Center for Media, Berkeley, California 94720
. Gartner, R.B. (1999) Traicionados como Niños, Guilford Press, New York, 13
. Holmes, Jeremy (1993), John Bowlby y la Teoría del Apego, Routledge, London, 67
. Levine, Peter A. (1997) El despertar del Tigre, North Atlantic Books, Berkeley, 18
. Lewis, Robert A. (1981) Las Bases Psicosomáticas del Desarrollo Prematuro del Ego, Comprehensive Psychoterapy, Vol 3, Gordon and Breach, New York
. Pascal, Blaise (1670) Pensamientos, Lafuma. L (ed) (1960) Paris: Delmas
. Resnick, Helen (1993, Agosto) Un Modelo de Trabajo con el Trauma por Shock; un Abordaje Etológico y Bioenergético. Pacific Northwest Bioenergetics Conf. Training Days Journal, Barbara Miller, (ed.)
. Shore, Allen N. (1996) La Experiencia de la Dependencia, Madurez del Sistema Regulatorio en la Orbita del Cortex Prefrontal y Origen de la Psicopatología del Desarrollo” Development and Psychopathology 8, Cambridge, University Press, 59-87
. Winnicott, D.W. (1940) Discusión en un Encuentro Científico de la Sociedad Británica Psicoanalítica
Palabras finales por David Boadella
En este artículo Bob Lewis nos trae de su propio entendimiento y el de Levine al menos tres importantes temas de debate:
a) qué relación existe entre el trauma crónico del desarrollo (la base de la fragmentación por abuso de parte de una figura primaria de apego) y el así llamado “trauma agudo por shock” que podría venir de la nada? El tema aquí es cuánta resistencia tendría que tener la personalidad para contrarrestar los efectos fisiológicos de un shock agudo
b) en qué se diferencian y en qué se parecen las respuestas de los animales y las de los humanos frente al trauma? (como queda destacado en el abordaje etológico que hace Peter Levine). Al enfatizar las diferencias, Lewis se concentra en la fase de apego del desarrollo humano infantil y refiere al excelente trabajo de John Bowlby. Bowlby desarrolló el concepto de apego estudiando el vínculo en los animales y en las relaciones madre-hijo en la temprana infancia
Aquí no se trata de uno u otro “o”, sino de ambos “y”: a veces la fisiología básica tanto de los humanos como de los animales darán respuestas desde los patrones del stress y otras veces los patrones humanos diferirán fuertemente de aquellos de los animales por las razones que ofrece Bob Lewis
c) cuáles son tratamientos terapéuticos apropiados para una o ambas formas de trauma? Lewis sugiere que todos los métodos tienen sus limitaciones y que ninguno tiene las “mejores” respuestas. Critica los abordajes orientados desde la “técnica” que obviamente incluyen al conductismo y a cualquier otra forma de trabajo con “recetas”
También argumenta que más allá del método terapéutico utilizado, el factor clave en la sanación debe ser la relación terapéutica. Aquí nos trae otra polaridad fundamental entre el re-equilibrio energético y la construcción de una relación de confianza. Una vez más, para mí no se trata de uno u otro “o” sino de ambos “y”. Estoy completamente de acuerdo con Lewis en que el trauma de desarrollo es un abuso de confianza y que la sanación de este tipo de trauma necesariamente incluye la reparación de este abuso, y que cuanto sea posible, sea dado en el contexto de una nueva confianza creada en la relación terapéutica. Pero esta confianza depende, desde mi punto de vista, de la forma en que se maneja la fisiología del trauma, lo cual me lleva al siguiente punto
Lewis enfatiza “la polaridad contención o catarsis”: esto nos lleva otra vez precisamente al trabajo de Keleman y mío a comienzos de los años setenta; y una vez más no se trata de uno u otro “o”, sino de ambos “y”. La contención puede ser de extraordinaria ayuda y también puede convertirse en la expresión del temor del terapeuta a la posible fragmentación del cliente, o aún más, de la propia fragmentación (como reacción contra-transferencial) en respuesta al dolor del cliente. Con respecto a la catarsis hay ejemplos en los que el clásico estilo de trabajo catártico puede dificultar la posibilidad de sanar el trauma, o se puede caer en la re-traumatización e incrementar la fragmentación. Pero también hay modos en que la expresión catártica de intensas energías puede ser guiada dentro del encuadre terapéutico y particularmente dentro de la contención de la relación terapéutica (a lo que Winnicott denominó “ambiente facilitador”)
Finalmente, Bob Lewis alude a la fragilidad humana, a los límites de la reparación terapéutica y al concepto del sanador herido. Un saludable recordatorio de nuestra estimación espiritual, de nuestras imperfecciones y de la naturaleza condicional del trabajo terapéutico. Es justamente cuando el terapeuta honra sus propias heridas que puede establecer un puente no clínico con las heridas del paciente, humano a humano. Y es precisamente porque la humanidad no está dividida entre lo sano y lo enfermo que el paciente herido puede descubrir las fuentes de la sanación dentro de si mismo
Referencias: una cronología de los textos principales del cambio de paradigma de los años setenta
. Boadella, David (1971) “Contacto y terror”
. Keleman, Stanley (1973) “El cuerpo catártico y el cuerpo formativo”
. Boadella, David (1973) “Sobre el propio tormento”
. Lewis, Robert (1974) “Una visión del desarrollo de la terapia bioenergética: Parte I”
. Boadella, David (1975) “Entre el coma y la convulsión
Parte I: Fluidez y carga
Parte II: Explorando la convulsión
Parte III: La búsqueda del trance
Parte IV: Viajes por el espacio”
. Boadella, David (1976) “Los desarrollos tempranos del ego
Parte II: El desarrollo psicosomático del self
Parte III: la infancia y la cabeza: las bases psicosomáticas del desarrollo prematuro del ego”
. Boadella, David (1978) “Pacientes Borderline y los límites” en “La Carga de la Conciencia”
. Keleman, Stanley (1978) “Límites y carga”
. Keleman, Stanley (1978) “Sin límites y sin carga”
. Levine, Peter (1979) “Stress autónomo y vegetoterapia, Partes I y II”
. Keleman, Stanley (1979) “Patrones respiratorios, Partes I y II”
. Boadella, David (1980) “La muerte del ego”
Perfil del autor
Robert Lewis. Doctor en medicina, entrenador senior IIBA clínico facultativo de la Escuela de Medicina Mt. Sinai, dirige talleres en U.S.A., Europa y Sudamérica. Atiende en práctica privada en Nueva York y coordina talleres intensivos para pequeños grupos en Long Island. Desde 1974 ha publicado numerosos artículos dando comienzo a la integración de los problemas del desarrollo y de la transferencia en el abordaje Bioenergético básico. Su investigación del shock cefálico y su método de trabajo con la cabeza y la voz están más allá de las palabras.