La Niña en la Perla: Biosíntesis y el Abrazo a la propia Luz.

Este escrito fue presentado con motivo de la Certificación Internacional en Biosíntesis, agosto 2019, Bs. As., Argentina. Conté para ello con el apoyo y la asesoría de Gastón Rigo, quien enriqueció este trabajo tanto como mi recorrido profesional y humano. Mi amoroso agradecimiento a él, como persona y mentor.

Había una vez una niña. Caminaba por la playa al sol, lentamente. Su mundo se construía con castillos en el aire. Un aire que costaba respirar, se atoraba en su pecho y la ahogaba por momentos. La niña sonreía mucho a pesar de todo. Pintaba paisajes en la arena, se dejaba tocar por cada color del cielo, cada espuma del mar, cada caracola… Hasta que encontró una ostra, y en la ostra, una perla…

Cada ser es un recorrido. Llegar a la mitad del camino enraizada en la vida, trascendida en otras perlas. Todas girando en un collar que las precede y las sucederá. Buen momento para revisar cómo viene siendo todo, porque hay cosas que no cierran… Hay insatisfacción, aun habiendo  plenitud. Y te das cuenta que las respuestas de siempre ya no van. Las nuevas respuestas se encuentran caminando hacia atrás, como hacen los niños cuando juegan.

Jugando aparece en una playa la niña que hace tiempo fuiste, te encuentra convertida en perla. Cómo es encontrarse con la niña que una fue… ¿rendir cuentas? ¿pedir perdón por alguna promesa incumplida? ¿abrazarse y aceptarse? ¿enumerar todo lo logrado? Porque esa niña contiene el germen de quien hoy sos, pero no sos vos. Es una versión, un fragmento de historia. 

¿Cuál fue el momento en el que tu energía mutó? ¿Cuándo pasaste de ser un grano de arena triste y golpeado, sostenido apenas por un hilo de afecto a ser una perla brillante y fuerte?

La pregunta por el momento exacto resulta crucial. Aparece una consigna: traer luz a mamá. Una mamá triste, sola, en medio de la oscuridad. Una hija que va a encender su sonrisa. Un texto que permite encarnar en el mundo, porque da un sentido, una misión. Las misiones, los logros, cada próximo objetivo será motor y atadura, la satisfacción en la insatisfacción. Porque contendrá un mandato tan fuerte que, aun dando estructura y forma, resulta agobiante.

Entonces, ¿cuál fue el momento en el que la niña tímida y enfermiza se convirtió en un torbellino sensual, intenso y potente?

La misma pregunta en dos momentos diferentes, en dos tránsitos sucesivos: El tránsito hacia la vida y el tránsito de niña a mujer. Respuestas diferentes y análogas.

Una nueva edición de traer luz a mamá fue llevar luz al mundo. Pero si toda la luz es para el mundo, la insatisfacción está garantizada. En una energía que va hacia afuera y no retorna, el vacío se intensifica… Aparece, por fortuna, la angustia. La angustia es un tesoro, es la condición  necesaria para reorganizar las piezas. Ese momento donde el patrón habitual se torna ajeno y lo nuevo quiere amanecer.  

 Entonces hay que volver a entrar. Recorrer ese camino interno hasta el inicio. O incluso antes, como las niñas cuando juegan. Si caminás hacia atrás, haciendo contacto, buscando en el lugar más íntimo, más silencioso… antes de finalizar el primer paso viene mi energía para mí. Un dardo. La fuerza de una verdad rebelde, revelada.

¿Y si mi energía en lugar de ir hacia afuera volviera a mí? Aparece la tristeza, el sinsentido, la muerte… Porque hay un ideal que no te concibe de otra manera que dando, mostrando.

Son la propia valentía y la buena compañía quienes permiten transitar la tristeza en ese nivel más que primario, existencial. Al retroceder te desmaterializás y temblando pedís una amarra. Un ancla hacia el mundo. Un motivo para llegar. Un motivo nuevo, lo creativo de una nueva existencia, un más allá de la herida. Imposible sola. La mano amiga te toma, los brazos amorosos te sostienen y te ayudan a avanzar. Sólo hasta que estés lista. Después, sabemos que sola vas a poder.

Y podés. Y renacés. Y saltás al mundo con toda tu luz, toda tu fuerza, para hacerla propia. Y eso te hace más libre, más silenciosa, más introspectiva, más accesible…

El paisaje cambió. La piedra y la perla ya no son dos momentos sucesivos. Se sincronizan en el reencuentro de esa niña reflexiva y sensible con esa mujer intensa, que ya pueden reconocerse como el ser único que son. 

Cómo abrazará la vida a este nuevo ser es un misterio, rodeado de los más bellos augurios.

Análisis teórico clínico

 Lo que antecede es el relato de una sesión en el contexto del taller de formación en Biosíntesis coordinado por Liane Zink y Gastón Rigo en Buenos Aires, en noviembre de 2018. Este relato me sirve como base para articular algunas ideas respecto de la clínica en general y en particular de la Biosíntesis, como la entiendo y la practico. Sin intentar clasificar diagnósticamente, la nomenclatura voy a usarla sólo como soporte. Lo que me interesa compartir es en realidad una experiencia de tránsito subjetivo que permita contar mi estilo en el quehacer.

Hace tiempo vengo reflexionando acerca de las características del trabajo psicocorporal como lo entendemos desde la Biosíntesis y llegué a la conclusión de que en mi caso se articula como una flor de tres pétalos o anillos entrelazados, un pequeño mandala. Estos tres pétalos pueden nombrarse como: El psicoanálisis como punto de partida, la convicción de la existencia del inconciente y una ética donde el saber habita en el paciente; el trabajo en el cuerpo, que conduce hacia lo reprimido o lo disociado y funciona como campo de elaboración de ese conflicto o déficit; y, finalmente, la vía existencial que convoca un nivel de misterio y trascendencia en todo lo anterior.

 Propongo pensar entonces este pequeño cuento desde esos tres anillos entrelazados. 

El Psicoanálisis y la noción reichiana de Carácter

 Desde Freud entendemos que el despertar de la sexualidad adolescente resignifica el primer tránsito a la genitalidad que se dio durante el Complejo de Edipo. Considero pertinente en este caso el paralelismo entre la salida edípica infantil y su posterior resignificación, contemplando esa primera resolución como el resultado del devenir de los primeros vínculos primarios e incluso previos, de una tendencia existencial.

Con Reich, acuñamos el concepto de coraza caracterial, determinada históricamente, y en identidad funcional con la coraza corporal. En su lectura de Contacto psíquico y corriente vegetativa de Reich, Gastón Rigo nos dice:

Entonces tenemos que entre el impulso y su supresión, entre lo reprimido y lo represor, se abre una zona de falta de contacto. Una sensación de estar ausente, muerto internamente. Esta falta de contacto, ausencia, se debe al acorazamiento del impulso y su detenimiento a nivel vegetativo. La falta de contacto es entonces una motilidad vegetativa bloqueada. Entonces cuando comienzan las primeras sensaciones, los primeros movimientos energéticos en el cuerpo de manera concomitante empieza a desaparecer la falta de contacto. O dicho de otra manera, comienza el contacto psíquico que no es otra cosa que la percepción de las corrientes vegetativas del cuerpo.

De esto se desprende que a una determinada actitud mental (“ausencia” por ej) le corresponde asimismo una determinada expresión corporal (bloqueo vegetativo). A Reich le llamó especial atención este tipo de contacto sustitutivo: la falta de contacto.

Dicha falta, en conjunto con otro tipo de contactos sustitutivos conforman la coraza caracterológica desde el punto de vista mental, o carácter-.

La coraza caracterial es ese modo particular en el que el sujeto encara el mundo. Es el conjunto indisoluble de modos de pensar, sentir y actuar en la cual está inscripta la historia de cada persona, sus patrones vinculares y sus síntomas. Está formada tanto por aspectos psíquicos como por el mapa de las tensiones musculares crónicas y los bloqueos energéticos del cuerpo.

Liane Zink complejiza el mapa, aportando los conceptos de Tendencia (como un modo heredado de constitución subjetiva) sobre la cual se van a montar la Estructura de Carácter y la Defensa de manera concéntrica. En términos de Liane, existe primero una tendencia que viene por linaje, transmitida por la madre al bebé antes incluso de nacer; una estructura caracterial más o menos fija que es constitutiva de ese sujeto y que está formada por lo que llama el núcleo del trauma y por lo tanto es permanente; y una defensa, que es la porción más visible y más pasible de intervención terapéutica de todo este armado. Propone entonces que no hay cura para la neurosis, se trata de transformarla abordando en primer término las defensas.

El carácter también trae aparejada alguna alteración del pulsar de ese organismo vivo. El movimiento pulsatorio consta de dos momentos: Hacia adentro (Instroke) cuyas funciones son centrar, focalizar, concentrar, organizar, crear representaciones. Si el carácter se fija en este momento, se evidencia un sistema cerrado, como por ejemplo en configuraciones esquizoides. Estas configuraciones se definen como fijaciones en momentos muy primarios del desarrollo, en alteraciones en los primeros contactos con las figuras de apego, generando patrones vinculares que se manifiestan como retirada del mundo y del contacto junto a una estimulación exagerada del pensamiento, la fantasía, etc. (mundo interno)

Su otro polo es el movimiento hacia afuera (Outstroke), cuyas funciones son el vínculo, contacto, habla, expresión emocional, vitalidad. Si la coraza fija este polo, encontramos un sistema abierto, como en la histeria. La histeria tal como Reich la define es una estructura rígida, que representa un contacto sustitutivo con la sexualidad, defendiéndose de los estímulos sexuales externos e internos a través de modos particulares de tensión muscular y comportamiento. Según Reich, el carácter histérico representa el tipo más sencillo de coraza caracterológica y se nutre de una fijación de la libido en la etapa genital del desarrollo. Estos modos particulares se observan como lo que Reich comenta en términos de coquetería, actitud sensual, hiperactividad sexual, etc.

Si observamos el movimiento pulsatorio del personaje del cuento, vemos un sistema abierto, que cuando puede cerrarse, encuentra profundidad e integración. Aparece una verdad mi luz para mí, cuando el sistema energético regrede y se repliega. El movimiento hacia afuera disocia el vacío existencial y la insatisfacción. Al mismo tiempo preserva / proteje del contacto con el impulso. Hay un corte en la pulsación. Al darlo todo mi luz para el mundo se queda vacía, o se llena con una satisfacción sustitutiva (contacto sustitutivo en Reich). Se muestra, se exhibe, pero profundamente nadie la llega a ver, ni a tocar, ni a dañar. Lo que vuelve es puro espejo. Cuando regrede, retoma el contacto atravesando la zona fija entre el impulso y la inhibición del impulso. Aparece en este caso la tristeza, que puede ser la manifestación de lo que Reich menciona como sentimientos de soledad interior. (Reich, Análisis del Carácter pág. 325).

Cuando pensamos la caracterología desde un punto de vista no lineal, encontramos el diagnóstico en diferentes niveles, ya no como una concatenación de momentos en el desarrollo de la libido, donde si la fijación se produce en momentos tardíos del desarrollo la sintomatología en “menos grave” que si el daño es más primario. Podemos pensarlo como tendencias que pueden estar presentes desde muy temprano. En la experiencia que nos inspira, se ve cómo en una propuesta muy regresiva, el movimiento hacia adentro (instroke) resulta progresivo respecto del movimiento hacia afuera (outsroke). En palabras de Liane Zink -la esquizoidía puede ser progresiva respecto de la histeria- (seminario de formación, Buenos Aires, noviembre de 2017). Tal como dije, la esquizoidía, como configuración primaria producto de la energía fijada en momentos tempranos del desarrollo por rechazo o invasión de la madre hacia el bebé; también proporciona  la posibilidad esencial de la intimidad y la introspección. En este sentido, recuperar aspectos del trànsito por las primeras etapas de la vida, permite incluir lo ìntimo y articularlo con los aspectos màs desarrollados, más «rígidos» o histéricos, ablandando la coraza.

Campos de la Vida

David Boadella elabora recientemente los Campos de la Vida, un mandala conceptual que funciona como un mapa. Es la síntesis compleja de nociones que se han ido desarrollando desde tiempos de W. Reich y continúan evolucionando, en una práctica y teoría en constante movimiento. En él, se delimitan espacios en dos sentidos: atravesando el mandala se diferencian seis dimensiones y al mismo tiempo, tres círculos concéntricos, partiendo de la esencia, luego la primera capa, donde se expresan los aspectos menos acorazados, más flexibles de cada dimensión y la capa externa, más lejana a la esencia y más defensiva. En cada encuentro terapéutico pueden explorarse las siete dimensiones; sin embargo, las definiciones completas de todos los conceptos del mandala exceden los objetivos de este escrito. Voy a enfocarme en particular a aquellos que se desprenden más nítidamente de la experiencia aquí expuesta. 

El personaje accede al aparecer la fórmula -mi luz para mí- a una imagen creativa, en contraste con otra más restrictiva -mi luz para mamá- / -mi luz para el mundo-. La imagen restrictiva es la que sostiene patrones estereotipados de relación y comportamiento.

Enfocando la sexta dimensión del mandala (imágenes restrictivas / imágenes creativas) vemos cómo al aparecer la imagen novedosa, se permite ir transitando el camino hacia adelante: La mano amiga te toma, los brazos amorosos te sostienen y te ayudan a avanzar. Sólo hasta que estés lista. Después, sabemos que sola vas a poder. Y podés. Y renacés. Y saltás al mundo con toda tu luz, toda tu fuerza, para hacerla propia. La respiración y el movimiento se organizan, en el momento del salto, la energía circula de manera fluida, el movimiento es espontáneo y acorde. Se organizan la primera y segunda dimensión del mandala (movimiento y respiración).

Como dije, no voy a desarrollar esta cuestión a fondo, pero vale mencionar que también  podemos ubicar las dimensiones vinculares (3 y 4: Claridad emocional y Relaciones como diálogo). Estas se ven en el vínculo terapeuta – paciente, que se desplegó de manera confiada y segura en esta experiencia.

Las capas embrionarias y los campos motores

En Corrientes de Vida, David Boadella desarrolla el concepto de capas embrionarias. Pueden definirse brevemente como tres sistemas interrelacionados que tienen procedencia en el orden que sigue el desarrollo intrauterino. En primer lugar, el endodermo; fuente de la energía vital, reservorio orgánico de la vida emocional y de las contracciones más primarias del desarrollo. Boadella lo asemeja al Ello, en términos freudianos. Orgánicamente, son las vísceras, los órganos internos, el aparato digestivo y respiratorio. Segundo, el mesodermo, constituído por el esqueleto y la musculatura semi voluntaria y voluntaria. Tiene la función de la acción y el movimiento; análogo al Yo motriz. Por último, encontramos el ectodermo, anatómicamente radicado en los órganos sensoriales y el sistema nervioso, equivalente al Yo perceptual. Tiene que ver con las percepciones y los pensamientos. El funcionamiento del organismo tiene como condición una relación más o menos fluida entre estas tres capas, a través de puentes (por ejemplo, la respiración constituye un lazo privilegiado que conecta movimiento, emoción y percepción. Permite, a través del movimiento, percibir los sentimientos con mayor nitidez y reconectar con la propia energía)

En el trabajo presentado, la invitación fue en principio a un movimiento de caminar hacia atrás (mesodérmico). Para comprender la experiencia, puede usarse el concepto de Campos Motores. Los Campos Motores es un concepto que Boadella desarrolla en base a otros autores (Blechschmidt, Feldenkreis, Piaget) para describir pares opuestos de movimientos que permiten al organismo regularse en un tono muscular adecuado (pertinente para la acción / situación). Son cuatro pares de opuestos y un noveno campo, que sintetiza a los demás, que es el campo de Pulsación. Los cuatro pares de opuestos son: Flexión – Extensión;  Tracción – Oposición; Rotación – Canalización y Activación –  Absorción.  (Ver flujos de la forma, posturas del alma, de D. Boadella)

Liane propone usar el campo de rotación como camino hacia la canalización (L. Zink 2017). El campo de Rotación permite una perspectiva nueva de los conflictos, por lo que suele ser útil en el trabajo clínico como medio para pasar del campo motor que prevalece defensivamente a otro; muchas veces su opuesto. Por ejemplo, si alguien está demasiado activado, buscar la absorción implica imponer una energía muy distante de la sintonía del paciente. Entonces, un movimiento rotatorio puede ayudar precisamente a reconducir la energía. El movimiento puede ser más extendido (rotar articulaciones, por ejemplo) o más sutil (caminar alrededor de un símbolo del conflicto abordado). La absorción tal vez devenga en un proceso posterior, según cómo se desarrolle cada caso en particular.

Aquí, el movimiento de rotación está dado por el caminar hacia atrás, volver, retomar la historia desde otra perspectiva. Si bien no es un movimiento de rotación en sí, el efecto es rotatorio. Y efectivamente, conduce a una canalización, su opuesto mi energía para mí adviene en ese nuevo punto de vista. 

La elaboración y la existencia

 Muchas veces, la elaboración racional de la sesión procede a la experiencia. El trabajo es vivencial tanto para el paciente como para el terapeuta, que funciona como un sostén del transitar del otro, o a lo sumo, como una brújula que organiza cardinalmente, para que el paciente pueda decidir un camino. En ese momento, el trabajo es endo – mesodérmico. La paciente camina, la terapeuta sostiene, el contacto corporal produce sensaciones que luego trascenderán en palabras (ectodermo).

En palabras de Boadella (Corrientes de vida, pag. 243): Propongo la palabra morfodermo para designar el campo no físico de fuerzas que da forma y lleva a la formación de un cuerpo cohesivo. En el trabajo de caminar hacia atrás, intervención mesodérmica, la persona empieza a sentir que se desmaterializa (la expresión en palabras de un sentimiento da cuenta de un puente al ectodermo). Expresa que toca ese lugar preencarnado, del comienzo de la vida uterina. Una parte de su energía estaba fijada allí. En la frase mi luz para mamá se puede enraizar, pero con el alto costo de energía que implica la coraza. Al soltar esa amarra: mi luz para mí, se desencadenan la angustia y el miedo atrapados, que, liberándose, permiten un nuevo arraigo para el ser. Una reparación en un plano ya no pre verbal, solamente, primario, sino presomático. Boadella nos dice: -La física cuántica respalda este modo de pensar; ya no se ve a la conciencia como un subproducto de una porción de materia denominado cerebro, sino que se la está empezando a considerar un campo organizador que está en las raíces de la existencia y actúa sobre las partículas que constituyen el mundo.

En este caso, la imagen de la niña enfermiza había quedado disociada de la imagen adulta, sexualmente madura y en el transcurso de la experiencia, la paciente se fue encontrando con que esa niña era un aspecto de la misma mujer y pudo incluirlo.

Este es el relato de un trabajo donde las tres dimensiones, o anillos se entrelazan de manera clara. Se puede leer desde al menos esos tres sitios: La dimensión caracterial; el aspecto corporal y los campos de vida; y el soporte existencial, en un antes del cuerpo que esta persona llega a conectar. Se trató de un trabajo de particular profundidad y belleza, en el contexto amoroso y permisivo en el que se produjo. Volver a recorrerlo, relatarlo y repensarlo reconfirma en mí la elección vocacional y el agradecimiento profundo a esta profesión.

 Bibliografía

– Freud, S.: Tres ensayos de teoría sexual

– Reich, W.: Análisis del carácter

– Reich, W.: La función del orgasmo

– Boadella, D.: Corrientes de vida

– Boadella, D.: Flujos de la forma y posturas del alma

– Rigo, G.: Algunas consideraciones sobre “contacto psíquico y corriente vegetativa”

– Zink, L.: Apuntes de talleres de formación en Cuerpo y Terapia, Buenos Aires noviembre 2017 y 2018

– http://www.cuerpoenterapia.com.ar/

Lic. Paula Giordano

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Dirección general: Lic. Gastón Rigo

Psicólogo UBA / Psicoterapeuta Corporal con Certificación Internacional

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