¿Por qué razón nunca se lo menciona a Reich?

Es como si nunca hubiese existido. Unos pocos estudiantes de medicina -si es que alguno- habrán oído su nombre en la facultad y nunca lo habrán encontrado escrito en sus manuales. No es que las ideas de Reich sean menos científicas que muchas otras que se enseñan hoy en día – las cuales, a su vez, no son más científicas que aquellos dogmas clínicos de hace más de 50 años que ahora nos damos el gusto de ridiculizar o tratar con condescendencia.

            Los planteos de Reich en relación al impacto de las influencias sociales sobre las funciones de nuestro sistema nervioso (simpático, parasimpático y central)  y sobre nuestra bioquímica son comprobables, pero nunca son comprobados; como ocurre con tantas otras cosas realmente importantes: el trabajo de Lemert sobre la naturaleza conspiratoria del campo social de las personas que creen que existe una conspiración; el trabajo de Scheff sobre procedimientos de admisión a hospitales mentales; el trabajo de Jourard sobre contacto corporal, por ejemplo. Son trabajos fascinantes para “laicos”, quizá advertidos por profesionales, raramente tenidos en cuenta. Si uno hace referencia a alguno de ellos, pareciera que uno se pone “pesado”.

            Ni una persona, por lo que yo conozco, en ninguna institución de este país está realizando ni la más mínima investigación, ni siquiera para desconfirmar alguno de los detallados hallazgos o hipótesis de los recién mencionados, incluyendo a Reich. Las profesiones institucionalizan la ignorancia y la convierten en reivindicación de status. Reich fue  arrestado por el FBI  por  sospechoso de  ser espía  nazi. Fue  activamente  perseguido mientras estuvo vivo y conspiratoriamente ignorado ahora que está muerto. Mucho nos queda por hacer para develar la sociología de  los  intentos  de destruir  herejes  sin dejar rastros. ¿Cómo podemos saber cuándo esos  intentos  tienen  éxito? Muchos  manuales de  psiquiatría  se  ocupan  en  gran  medida  de descartar información que sólo se permitirá conocer a estudiantes avanzados cuando ellos, se espera, ya tengan el cerebro teóricamente lavado, estén “enganchados” a prácticas profesionales y entonces ya no se pueda hacer nada al respecto (“si tuviéramos más staff…”, “si tuviéramos más dinero…”, etc). Los manuales se convierten en cementerios. Un culto a los ancestros intelectuales. Rara vez se los vuelve a leer pasados algunos años… y al mismo tiempo nuevas ideas continúan muriendo o al borde de ser asesinadas o enterradas.

            Reich fue descartado profesionalmente durante años. Pero – de algún modo u otro – pacientes quizá tan chiflados como él continúan leyendo sus libros. De repente vamos a descubrirque ya sabemos todo lo que vale la pena acerca de su obra – y el resto podrá ser fácilmente tirado al tacho de basura de las ideas psicóticas. Los verdaderos tachos de basura de la historia son los manuales. Traten de leer manuales de hace 30 o 40 años y compárenlos con los trabajos de Reich de ese entonces. Reich todavía está vivo. No hay razón a priori para suponer que lo que sobrevive a través de la historia es la verdad. Es posible que no tengamos mucho más que las mentiras que instalan aquellos que ganan el juego de poder.

            La verdadera historia de la separación de Reich del círculo psicoanalítico íntimo es aún hoy un secreto muy bien guardado que probablemente nunca se revele. ¿Por qué? Quizá las dinámicas de ese grupo sean tan instructivas como las teorías que de allí emergieron. Más del cincuenta por ciento se suicidó o presuntamente enloqueció, o ambas. La historia oficial de Ernest Jones es menos creíble que muchos cuentos de hadas. Reich tuvo insights agudos acerca de la familia patriarcal europea pero, como Groddeck, parece haber entablado una transferencia espontánea con Freud, sin apreciar de lleno el escenario completo del grupo.

Aunque la presencia de Wilhelm Reich aún revolotee – ridículo, amenazante, lamentable, según las proyecciones – amurallada por fuera de la ortodoxia de la psiquiatría y el psicoanálisis, parece existir una lenta reevaluación entre los jóvenes de todos los tiempos. Incluso sus últimos trabajos – acerca de lo que llamó “biofísica” –  ya no se prestan a ser dejados de lado con tanta soltura como hace algunos años. Mientras más conozco lo que Reich trataba de decir, más seriamente lo tomo. Sus teorías se desarrollaron de la siguiente manera:

Reich comenzó como psicoanalista en los años veinte con un interés particular en sexología. Fue un distinguido miembro del círculo de Freud en Viena. Su mirada fue tomando forma gradualmente a partir de su propia experiencia clínica.

 Reich se formó la impresión de que todos sus pacientes sufrían disturbios de la genitalidad. Esto no siempre se ponía de manifiesto en obvia frigidez o impotencia, pero siempre involucraba la incapacidad para el orgasmo total con gratificación completa. Esto no resultaba obvio, porque muchas personas no sabían (y no saben) lo que era un orgasmo completo, entonces no sabían lo que se estaban perdiendo. El orgasmo, como Reich lo describe, es una ondulación serpenteante de todo el cuerpo, un entregrarse, una rendición, que llega un punto cúlmine y es seguido por la disolución total de la tensión pre-orgásmica.

Esta ondulación es generada por un flujo libre de energía bioeléctrica y hasta cierto punto es resistida por prácticamente todos a través de tensiones crónicas en los músculos del esqueleto. Desde la cabeza hasta los pies, de acuerdo con Reich, estamos encerrados en una suerte de coraza muscular que es nuestro carácter. Su función principal es evitar el placer. Mata la gratificación y la vida. Desarrollamos este equipamiento letal anti-gratificación en la niñez, aprendiendo a mantener el labio superior rígido, manteniendo la cabeza en alto, mentón arriba, espalda arqueada, hombros redondeados, diafragma rígido, pelvis muerta, con temor de respirar libremente, especialmente de exhalar.

Luego de algunos años Reich abandonó las técnicas psicoanalíticas. Comenzó a considerar que, al usar exclusivamente el habla, terapeuta y paciente cooperaban secretamente para permanecer atrapados en su coraza caracterológica. Se enfocó entonces en intentos directos de “desacorazar” al paciente a través de métodos de relajamiento muscular.

Al hacer esto la serpiente de poder aprisionada se movilizaba: algunas veces, como Reich describe, de maneras que aterrorizaban a aquellos que no tenían confianza real en las fuerzas básicas de la vida. La coraza caracterológica mantiene los conflictos originales (los que ocasionaron su misma formación) en una congelada preservación a lo largo de la vida. Al aflojarse, los primeros impulsos en ser liberados pueden no parecer demasiado agradables.

Esta biopatía conduce directamente a muchas enfermedades físicas, funcionales y estructurales. El cáncer llamó mucho la atención de Reich durante sus últimos años de vida. Para Reich la conclusión del trabajo de su vida fue el descubrimiento de un tipo de energía -biológica y cósmica- y la investigación de este campo particular de energía.
            La mejor introducción a Reich es “La función del orgasmo”, ya ahora en libro de bolsillo.

Ya sea que acordemos o no con esto o aquello de su teoría o práctica, es indiscutible que Reich fue un clínico con un alcance inusual. Sus escritos sobre pacientes esquizoides y esquizofrénicos pueden ser de enorme ayuda para cualquiera que trabaje en este tema. Reich entendió el enredo en el que todos – histéricos, obsesivos, psicosomáticos, homo normalis – estamos metidos como muy pocos lo han hecho. Sin embargo, podemos echar una mirada sobre  cientos de publicaciones de la Royal Society of Medicine y no encontrar su nombre en ninguna de ellas. ¿Por qué nunca se lo menciona?

Reich ataca nuestro narcisismo de maneras inolvidables. Freud era sofisticado. Reich nada sofisticado. Nos dice que el homo normalis es una especie de vesícula, frecuentemente reseca, a veces sobrepasada de confusión, anhelando y a la vez temiendo estallar, o bien por alguna penetración externa o por su propia explosión; aterrorizado de vivir libremente, lo que sería amar; con un miedo insano de ser destruido y al mismo tiempo preparado sin sentido para morir, para destruir aquello a lo que teme; con miedo frente a casi todo, sobre todo frente a sí mismo; físicamente vuelto al revés, persiguiendo a sus perseguidores fuera de sí mismo, perseguidores que no son otra cosa que sus propias proyecciones del diablo.

Es fácil catalogar estas declaraciones como descabelladas o incomprobables por los cánones de la ciencia. No creo que se justifique. Los signos y síntomas de aquello que Reich llamó plaga emocional son tan evidentes como los signos de la plaga bubónica. No hay argumento racional que explique el hecho de que Reich sea ignorado; pero se pueden ensayar algunos siguiendo sus propias ideas: a saber, la plaga no respeta límites profesionales, los psiquiatras la padecen tanto como cualquier otra persona. Uno de sus síntomas es la incapacidad para reconocer que uno mismo la padece.

Existen personas que saben que la padecen, pero están de todos modos atrapadas en ella. Son propensas a ser diagnosticadas “esquizofrénicas”. “Debe haber una razón poderosa por la cual los esquizofrénicos son tratados de un modo tan cruel mientras que al cruel homo normalis se lo venera desmesuradamente alrededor de todo el planeta”. De hecho: “El neurótico y el perverso son al esquizofrénico – respecto a su vida de sentimientos – lo que un vendedor miserable es a un ladrón de cajas fuertes a gran escala”. “Unos pocos casos de esquizofrenia entendidos adecuadamente (en vez de shockeados) le ahorrarían a la sociedad unos cuantos millones de dólares”. “Parece demasiado esperar dicha previsión. Es sabido que las instituciones mentales son, en realidad, cárceles para psicóticos, con un mínimo grado de cuidado médico, fondos escasos y, en la mayoría de los casos, ningún tipo de investigación”. Escrito en 1948, vigente hoy en día, como los coordinadores, trabajadores y pacientes de hospitales mentales más honestos continúan testificando.

Reich nos pide que imaginemos un debate parlamentario acerca de la pubertad, para mostrarnos cuán separados están los políticos de los hechos de la vida, políticos que al mismo tiempo hacen sus negocios regulando incluso nuestra bioquímica. No se hubiese decepcionado en los debates del año pasado acerca de la nueva legislación sobre drogas peligrosas. Los corresponsales de guerra y los periodistas políticos probablemente sean muy “rudos”, sin embargo parecen tener miedo cuando un general o líder político aparenta creer en sus propios disparates. Entonces tengamos cuidado. Nos acostumbramos a la idea de que la mayoría de las personas creen lo se les dice. El peligro es que los políticos podrían dejar de ser cínicos.

Freud sentía que no había nada para hacer. Para él nuestra civilización estaba fundada en   la   represión   y  la  represión   social   habría   quedado   entrelazada   y   en   alianza   con

parte   de   la   constitución   biológica  de   cada  uno  de  nosotros .  Reich  era  más  optimista.   En primer lugar no explica porqué el hombre se ha vuelto en contra de sí mismo, pero su obra contiene documentación abundantemente detallada acerca de cómo lo ha hecho, y sí parece haber sido capaz de desarmar un gran número de caracteres duramente acorazados. Nos ha dejado un vívo registro de parte de su aventura. Sería sabio estudiarlo con mucho cuidado. Yo por mi parte intento hacerlo.

* El presente artículo fue publicado por primera vez en New Society (28 de Marzo, 1968) bajo el título “Liberation by Orgasm” (Liberación a través del orgasmo)
** R.D. Laing fue un controversial psicólogo británico, pionero en tratamientos innovadores y humanos para personas con esquizofrenia, enfatizando los orígenes sociales y familiares de esta enfermedad.

Algunas palabras de la traductora:

Esta traducción se realizó durante el verano de 2020 en base a la publicación lanzada por la revista Pulse of the planet en 1993 en la cual se recirculó el original escrito en 1968 con el cambio de nombre que aquí se mantiene. (http://www.orgonelab.org/LaingOnReich.pdf).
            Como estudiante de Psicología, en la Universidad de Buenos Aires, vivencio en primera persona la vigencia de las palabras de Laing, hoy en 2020. Frases como “Reich, el psicótico”, “el del LSD”, “el sociólogo”, “el que se acostaba con las pacientes” por parte de docentes de las cátedras más “abiertas”. Desconocimiento, difamación, quizá miedo frente a eso desconocido. Nunca encontré su nombre en un texto.

Esta traducción se suma a los gestos por mantener pulsante el nombre de Reich y su legado. Con enorme gratitud frente a sus esfuerzos por velar por lo vivo.

Un profundo recorrido por la obra de Reich y las repercusiones de sus desarrollos se encuentran en “Wilhelm Reich: the Evolution of his work” de David Boadella (disponible en portugués como “Nos caminhos de Reich”). Allí es posible apreciar de modo global el hilo conductor que fue encadenando de un modo lógico sus preguntas y sus investigaciones.     
           

Traducción:

Yamila Turbay

 Música, estudiante avanzada de Psicología (UBA),

en formación internacional en Biosíntesis   

  Colaboración:

Mariela Viesca – Traductora oficial

Cuerpo en terapia – Psicocorporalidad – Buenos Aires –  2020

www.cuerpoenterapia.com.ar

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