Articulación de la Espiritualidad con el ser Analista.

(Escrito presentado con motivo de la Certificación Internacional en Biosíntesis -año 2017-) Al comenzar a acercarme al conocimiento de la Biosíntesis propuesta por David Boadella sentí que estaba frente a una disciplina que hacía una clara integración de los caminos que han marcado mi vida. Lo espiritual y mi ser profesional como Analista. Esto me lleva a tratar de articular ideas claves de ambas corrientes como una forma de ir acercando sendas que en lo nodal se me presentan como direccionadas hacia un fin común. Voy a recorrer algunas de sus aperturas: El concepto de Campos Morfogenéticos de Rupert Sheldrake que refiere a algo, un hecho, un aprendizaje, que liga a una especie con un conocimiento colectivo y se almacena en una memoria colectiva. Campos energéticos invisibles que inciden en las formas y los desarrollos y la evolución de una especie, de una sociedad, de una época. Cuando un miembro de la especie aprende algo y lo incorpora, esta modificación afecta a la especie por entero. En relación a la práctica zen Budista propuesta por el Venerable Maestro Budista Zen Thich Nhat Hanh él nos enseña lo que implica una verdadera Sangha. Una comunidad de practicantes hermanos se reúne y comparte sus experiencias desde el corazón, esta práctica en sí, es transformadora. Thay nos dice que gotas aisladas de un río se secan en el camino, no llegan al mar. Que juntos podemos conformar un río. Una unión energética. La Sangha (Una de las Tres Joyas del Budismo junto al Buda y el Dharma) representa una inteligencia superior que no es la sumatoria de las inteligencias individuales. La Sangha comprende una inteligencia más grande. Como entidad invisible es sanadora. A su vez como un organismo viviente esta Sangha se une a otras conformando una gran red. Las “Sanghas” pueden adoptar múltiples formas pero, el fin es el mismo. Multiplicar esta búsqueda podría ir modificando patrones de conducta y proporcionando mayor capacidad de insight a la humanidad. Ya estaríamos en la articulación con el concepto de Campos Morfogenéticos propuesto por Rupert Sheldrake con el que la Biosíntesis comulga. Thich Nhat Hanh nos invita a “cambiar el chip” como forma de transformar nuestro sufrimiento. Dice que no podemos cambiar el pasado porque ya pasó y el futuro aún no llegó y lo único que tenemos es el Momento Presente. Sin embargo, realizando la Práctica en el Momento Presente transformamos el Pasado, incluyendo la sanación de nuestros ancestros de sangre (aunque ya se hayan ido); de esta forma transformamos el Futuro porque no van a perpetuarse modos de funcionamiento que sólo han producido sufrimiento por generaciones. En la Biosíntesis se trabaja en el presente descondicionando la inteligencia emocional, para crear una nueva relación con el pasado. Buscando resignificar lo que pasó. Este descondicionamiento puede llegar hasta la vida uterina y hasta considera la vida antes de la vida y la vida después de la vida. Una práctica espiritual de la envergadura de las prácticas de los grandes Maestros conlleva Transformación que es hacia donde apunta la Biosíntesis (usando otra “nomenclatura”, claro). Desde la Biosíntesis los Campos Motores podrían relacionarse con lugares a los que es posible acceder en la práctica de la Meditación sentada: 1) Absorción dado que la percepción interna está maximizada. 2) Campo de Pulsación. 3) Campo de Canalización dado que hay una focalización del objeto de la Meditación (especialmente si es guiada). Por ejemplo en la Meditación guiada de El Sutra sobre la Plena Consciencia de la Respiración, Buda da indicaciones muy precisas a sus discípulos para observar aspectos internos muy puntuales de la respiración, el cuerpo y los procesos mentales. David en “Esencia y Grounding” nos dice que la palabra espíritu viene de respiración y está relacionada con inspiración. Ser espiritual es estar en contacto con esta esencia sutil del cosmos y de uno mismo. En el Budismo encontramos un profundo Camino relativo a la Plena Consciencia de la Respiración. Thay (Thich Nhat Hanh) nos acerca esta enseñanza con toda la amplitud de su alcance y nos invita a conectar con nuestra respiración a cada paso, en cada circunstancia. La respiración consciente se convierte de esta forma en un aliado de la Presencia en cada vivencia, de ahí en más es una Meditación en movimiento. Así, enraizamos la Espiritualidad en la vida cotidiana. Hacemos “grounding” en esta. Este proceso puede “hacer base” en el campo clínico articulando de esta forma los abordajes espirituales en la psicoterapia. El Caminar en Plena Consciencia, la Meditación Caminando que nos enseña Thich Nhat Hanh, donde en cada paso nos invita a acariciar la tierra, a contactar con la madre Tierra agradeciendo el momento de estar vivos, aquí y ahora. Esta práctica puede llevarnos a un contacto sutil espiritual con nosotros mismos a través del movimiento al caminar. “A medida que vas llegando a cada paso que das, te vuelves más estable. Y a medida que te vuelves más estable eres más libre. La estabilidad y la libertad son dos aspectos del Nirvana, el estado de haberse liberado del miedo y la ansiedad.” Thich Nhat Hanh “El largo camino lleva a la alegría”. Esto podría guardar relación con que la Biosíntesis propone buscar en un desarrollo de formas de movimiento que llama “posturas del alma”, a través de un trabajo terapéutico para hacer de puente con otros niveles de consciencia (o dimensiones). Como Analista incluír la Meditación en mis prácticas y abrirme a canales hacia el infinito y hacia la Madre Tierra donde brevar, donde nutrir mi ser para poder trabajar con otros humanos desde lo más honesto de mí. Así el trabajo terapéutico puede ser una “medicina del alma, una medicina del espíritu”, como fue llamado por Silvia Specht Boadella: una Psicoterapia Corporal Espiritual. La Biosíntesis sostiene que una persona no puede ser reducida a un cuerpo físico porque tenemos un cuerpo energético que va más allá del cuerpo físico; reconociendo de esta forma dos modos de existencia: somático y trans-somático. Esta dimensión transpersonal es el grounding interno donde nos apoyamos. Thich
Un Lars más real.

La intención de este trabajo es presentar una forma posible de pensar la historia que cuenta Lars y la chica real*. A modo de síntesis, esta película relata un momento en la vida de un hombre de 28 años (Lars) que vive en el garaje de la casa de su hermano Gus y su esposa Karin (embarazada de pocos meses) y que «de repente» desarrolla un vínculo amoroso con Bianca, una muñeca de plástico. Tomaré, principalmente, conceptos winnicotianos: llaves e instrumentos para producir un hilo de sentido. Por otro lado, plantearé algunas relaciones con conceptualizaciones de Melanie Klein. Por último, esbozaré algunas conclusiones. Conclusiones que se desprenden de «mirar esta historia» a través del marco teórico mencionado. Lars y el falso self. Me parece posible pensar un vínculo entre el «modo de ser» de Lars y el concepto de falso self. Winnicott (1960) plantea que la naturaleza del falso self es defensiva y que lo defendido es, en todos los casos, el verdadero self. Ubica el origen del falso self al inicio de la relación madre-hijo: la madre que no es «suficientemente buena» fracasa en brindarle al niño una continuidad existencial. Esta madre no puede adaptarse «casi un cien por cien» a ese niño, no puede brindarle sostén en un momento en el cual aún no se halla integrado y las agonías primitivas** están al acecho. El falso self, como organización defensiva, ofrecerá la continuidad que el ambiente no logra proveer. Esta organización estará esencialmente basada en la adaptación: el niño se verá forzado a reaccionar aceptando las exigencias del ambiente, a reaccionar para sobrevivir. Winnicott ubica que este falso self puede permitir un «como si» de vida, pero no en los términos de hacer experiencia, de vivir «realmente». Este autor sostiene que «sentirse real es más que existir; es una forma de existir como uno mismo y de relacionarse con los objetos como uno mismo, y de tener una persona dentro de la cual poder retirarse para el relajamiento». Lars puede levantarse cada día, peinarse, vestirse, manejar un auto, ir al trabajo, pero algo en él no parece ser «real». Se asemeja a lo que Winnicott llama «ficción de realidad». Lars es extremadamente correcto y amable con los demás, extremadamente dulce y amoroso, sus expresiones extremadamente estereotipadas: son para el afuera, no parecen reflejar algo que brote de su propio gesto. Dentro de las clasificaciones de falso self que Winnicott presenta en «Deformación del ego en términos de un ser falso y verdadero» (1960), podría pensarse a Lars en el extremo más alejado de la salud: su falso self toma el lugar de la persona real. Interpreto que su rasgo evitativo y huidizo del contacto vincular íntimo está relacionado con esto: la intimidad de una relación se configuraría como un espacio en el cual el falso self fallaría. Ahí «dónde hace falta una persona completa», se descubre que no hay una existencia en términos de una persona, de un sí mismo. Dentro del hilo de sentido que me propongo plantear de aquí en más, el vínculo de Lars con Bianca se presenta como crisis y posibilidad de que algo de su verdadero self pueda asomar… sostenido por un ambiente facilitador un tanto particular! Bianca como fenómeno transicional. Me interesa establecer en qué sentido sostengo que la relación con Bianca constituye para Lars un espacio transicional. Winnicott (1951) afirma que existe una «zona intermedia de experiencia» que no es desafiada, que existe como lugar de descanso «para un individuo dedicado a la perpetua tarea humana de mantener separadas y a la vez interrelacionadas la realidad interna y la exterior». En esta zona de experiencia ubica los objetos y los fenómenos transicionales. Algo de la realidad externa conmueve el devenir estereotipado de la vida de Lars: el embarazo de su cuñada, Karin. En los primeros minutos de película hay esbozos de que «algo le pasa» a Lars con el embarazo: mira la panza de Karin con ansiedad, le ofrece abrigo con extremada preocupación. En estos primeros minutos ya puede verse que esta «realidad externa» impacta de un modo particular en Lars. Podría pensarse que algo de la interrelación entre lo externo y lo interno plantea un difícil desafío. Al comienzo se retrae, deja casi de vincularse con el mundo, para luego volver de la mano de una novia: Bianca, una muñeca de plástico que le brinda un espacio de calma para intentar poner en relación estas dos realidades. Es posible entender que Bianca ofrece un marco transicional que por un lado delata la incapacidad de Lars para adaptarse a la nueva realidad y al mismo tiempo prefigura un avance creciente en dirección a poder aceptarla. La aparición de Bianca en la vida de Lars y, por ende, en la vida de Gus y Karin deviene en una visita a la médica y psicóloga del pueblo, la doctora Dagmar. «Bianca viene desde Sudamérica, de un largo viaje, entre el cambio de clima y el stress debe necesitar una revisación», opina Karin. De este modo convence a Lars de visitar a Dagmar. El vínculo con esta médica operará como ambiente facilitador y este ambiente se extenderá a todo el pueblo que se adecuará a las necesidades de Lars: nadie le preguntará si Bianca fue concebida por él o le fue presentada desde afuera (Winnicott, 1951). Un pueblo entero como ambiente facilitador. Winnicott (1963) plantea que en el desarrollo emocional del niño hay un camino que va de la dependencia absoluta para llegar a un «hacia la independencia», pasando por la dependencia relativa. También menciona en «Replegamiento y Regresión» (1954) la posibilidad de retornar a la dependencia en el marco de la transferencia (regresión en transferencia). No puede pensarse el desarrollo emocional del niño por fuera un ambiente facilitador. Este ambiente sería en un principio el propio vientre de la madre, luego sus brazos, más tarde será el clima del hogar que padre y madre ofrecen (Winnicott, 1963). En la fase de dependencia absoluta la preocupación materna primaria es el estado que, según este autor, permite a la madre identificarse casi totalmente con el
Cualidad de Vida.

La Matriz de la Transformación y las Fronteras de la Psicoterapia El Cuidado con el Alma. La palabra “psique” es tan antigua como Homero, significa “Alma”. La palabra “Terapia” es tan antigua como Pitágoras, que adquirió sus habilidadades de las tradiciones de las medicinas holísticas de Egipto, significa “cuidado”. La psicoterapia tiene una historia tan vieja como la cultura humana: significa cuidado con el alma. Los antiguos griegos incluiían el cuerpo en su concepto de “Therapeia”. Hipócrates tomó como su máxima: “mens sana in corpore sano”. Los principios de la abreacción terapéutica adoptados por Breuer y Freud en los comienzos del psicoanálisis, eran una extensión de los principios de la catarsis, de la forma como eran empleados en el teatro griego. Freud escogió el término “Complejo de Edipo” extraído de los conflictos de un hombre ciego, cojo, en un drama de Sófocles, para nombrar la mezcla de los sentimientos humanos acerca de la sexualidad. Contemporáneo de Pitágoras, el médico personal de Siddartha Gautama, el príncipe hindú que se tornó al Buda, era un hombre llamado Jivaka. Él heredó las tradiciones antiguas de la terapia derivadas de la medicina Ayurvédica y enseñó la tradición del equilibrio en el cuerpo, en la mente y en los sentimientos. La medicina Ayurvédica bien como la medicina tibetana fundada en la tradición budista fueron reconocidas como grandes sistemas médicos del mundo en la reciente Enciclopedia de Medicina compilada para la Comunidad Europea. Esas tradiciones de millares de años son presentadas lado a lado con la tradición de la Psicoterapia Corporal de este siglo inaugurada por Wilhem Reich. Las tradiciones milenarias de la medicina oriental complementan, se cruzan y se correlacionan con las tradiciones modernas de otras medicinas. El sistema budista de psicoterapia corporal era ampliamente diseminado por el gran Rey hindú Asoka en el tercer milenio antes de Cristo. Los principios enseñados en los hospitales eran congruentes con el principio descripto por el clínico budista Susruta en un libro escrito en Casca de Betula, en el manuscrito de Gupta (sánscrito): “las pasiones y las emociones fuertes pueden causar no apenas enfermedades mentales, pueden hasta ser responsables de ciertas condiciones físicas (…)”. Los emisarios de Asoka viajaron por todo occidente y el principal centro budista del mundo occidental fue, por varios siglos, “Alexandría”, donde las escuelas de terapeutas del cuerpo y de la mente conocidos como “Terapeutaes” practicaban, influenciados tanto por la tradición pitagórica cuanto por la budista. De acuerdo con los antiguos registros apócrifos, Jesús pasó su infancia y comienzos de la vida adulta en Egipto, principalmente en Alejandría. Sus propias enseñanzas sobre la relación psicosomática entre algunas enfermedades corporales y estados psicobiológicos, como la culpa y el miedo, fueron equiparados, hasta cierto grado, al trabajo desarrollado en el mismo período por Apolonio de Tiana, un terapeuta pitagórico. Ammonias Saccas, un filosófo cristiano del siglo III d.C. y maestro de Origen y Plotino, enseñó un sistema mixto budista-cristiano de autopercepción, fundó una escuela de desarrollo y sabiduría corporificada, también influenciada por las tradiciones herméticas de Egipto. A eso se siguió una larga historia, la perdida tradición alternativa del Movimiento secreto cristiano y las transmutaciones alquímicas, un aprendizaje cualificado de la transformación del “self”, transmitido por Marsílio Ficino y los cabalístas cristianos del Renacimiento a Paracelso, el psicofísico del siglo XVI, que culminó en la protopsicoterapia de Anton Mesmer. Mesmer trabajó con el magnetismo animal, con las corrientes de energía en los cuerpos de sus pacientes que podrían ser influenciadas por el Toque y el Movimiento. Su trabajo condujo directamente, por medio de los primeros etnólogos, a los inicios de la psicoterapia psicodinámica en el comienzo de este siglo, formulada por Breuer y Freud. Esta breve panorámica tiene el objetivo de señalar que la psicoterapia, lejos de ser un invento del siglo XX, posee una historia transcultural milenaria. Psicoterapia en las Barricadas “Cien años de Psicoterapia”, escribe James Hillman, un psicoterapeuta en la tradición de Ficino y Jung, “y el mundo está quedando peor”. El cuidado con el alma fue reivindicado sucesivamente como monopolio de una casta de cientistas, que eran médicos o psicólogos. La política social que subyace a este encierro de la psicoterapia en la rigidez del cientificismo reduccionista fue descripta en la monografía “Organism and Organization”, de mi autoría. En un reciente suceso editorial, Brian Appleyard demostró, a partir de la historia de la ciencia occidental, como el reduccionismo invadió cada vez más las áreas de la psique humana hasta tornarse un autoritarismo del alma. El debate de la psicoterapia actual en esta última década del milenio, en la mayoría de los países de Europa Occidental, es un debate entre sistemas abiertos y cerrados, paradigmas nuevos y viejos, posibilidades modernas y posmodernas de regeneración y recuperación. La Psicoterapia, como disciplina y profesión, se defronta con tres, cuatro fronteras, que buscan limitarla y confinarla entre parámetros cada vez más estrechos. La frontera académica busca reducir la psicoterapia a algo posible de verificación empírica, y comprendiendo de manera comportamental, fruto de un estudio universitario de psicología clínica académica, de carácter fundamentalmente conservador por naturaleza, y que puede exigir un mínimo de experiencia psicoterapéutica real o práctica antes de otorgar el permiso legal para que alguien use la denominación “Psicoterapeuta”. La frontera interna es un encuadramiento político-económico cerrado, fuertemente racionalizado “como científico”, basado en conceptos ambiguos de ciencia mal empleada, para fines políticos de manipulación. Amenaza excluir muchas formas de psicoterapias valiosas y bien establecidas (incluyéndose el análisis jungiano, algunas formas de psicoanálisis y, naturalmente, todas las áreas de la psicoterapia y psicología humanísticas). La frontera biológica excluye el cuerpo. El principal avance desarrollado por Wilhem Reich en los años 30, integrando el Psique y el Soma en la Vegetoterapia Caractero Analítica, y las innumerables diferenciaciones subsecuentes en el campo de la psicoterapia corporal son todas requisitadas a permanecer fuera de la frontera biológica. Los terapeutas pueden estar sintiéndose “desafiados en exceso por el cuerpo”. El Congreso de Psicoterapia de Lindau, en mayo
¿Qué es la Osteopatía?

Osteopatía es medicina manual, es una de las maneras en que ha evolucionado la medicina manual, antigua como la humanidad. Su objetivo es restituir el equilibrio del cuerpo, impulsando mecanismos de autocuración. Entendiendo el dolor o la enfermedad como una respuesta a un desequilibrio entre la estructura y la función. Este desequilibrio es denominado en osteopatía “disfunción”, y se caracteriza principalmente por una restricción en la movilidad del tejido de esa zona específica. Ese tejido en restricción puede tratarse de un hueso, articulación, músculo, víscera, fascia, o toda una zona que comprometa varias capas de tejido. Muchas veces el dolor, la molestia o el “síntoma” se manifiesta en zonas a distancia que no coinciden con la zona en disfunción. Entonces el/la osteópata, valiéndose de su herramienta fundamental, que es la palpación, dialoga con los tejidos del paciente, yendo a buscar la causa, es decir, la disfunción que está generando el desequilibrio en el sistema del cuerpo; para tratar esa disfunción, no el lugar mismo del síntoma. Las causas que pueden originar disfunciones pueden ser múltiples. Puede tratarse de microtraumatismos generados por hábitos posturales que no le son económicos al cuerpo; así como también traumatismos como golpes o accidentes. Desequilibrios emocionales, estrés, cansancio, desórdenes alimenticios, así como el acto del nacimiento mismo; también pueden generar disfunciones osteopáticas. Dialogando con los tejidos es que el cuerpo se expresa, mostrando un mapa muy claro, que cuenta su historia, sus caídas, golpes, sus adaptaciones a ellas, sus “mochilas”, sus resistencias, su vitalidad y sus potencialidades. Los motivos de consulta son muy variados, como ser dolores crónicos o agudos en cualquier parte del cuerpo, astenia, cansancio, fatiga, trastornos del sueño, bruxismo, dificultades para concentrarse, dolores menstruales, migrañas, problemas digestivos, respiratorios, traumatismos. La osteopatía busca la salud, y no la enfermedad, ya que se vale de los recursos del cuerpo mismo del paciente para que él mismo encuentre el equilibrio. Lo que hace el/la osteópata es dejar el terreno lo más propicio posible para que sea el paciente mismo quien termine de resolver sus disfunciones. Este terreno propicio se logra a través del principio “vida es movimiento”,ya que lo que se busca en el tratamiento osteopático es la movilidad, restituir la movilidad. Y es a partir de liberar al cuerpo de sus restricciones de movilidad, que se va a liberar el recorrido de la sangre a través de venas y arterias. Liberando entonces al cuerpo de la carga de depósitos muertos, al dejar libre el paso de las venas; así como también dejando que el suministro sanguíneo llegue a nutrir a todos los tejidos, al dejar libre el paso de las arterias. Hecho en el cual entra en juego otro de los principios fundamentales de la osteopatía: la “ley de la arteria” , según la cual, el cuerpo en su interior contiene todos los nutrientes y drogas necesarias para su autocuración. Las manos del osteópata van a equilibrar la estructura corporal del paciente , con la intención de dejar libres y armónicos los canales por los que circula el río de la vida, ya sea arterias, venas, linfa, nervios, y aquellos espacios por donde circula el liquido cefaloraquídeo. Así lo enuncia Andrew Still, padre de la osteopatía, en su libro “La Filosofía y los Principios Mecánicos de la Osteopatía”: “ El cuerpo del hombre es el Drugstore de Dios y uno encuentra todos los líquidos, drogas, lubricantes, ácidos o antiácidos, y todos los remedios que le han parecido necesarios a la felicidad del hombre y a su salud” www.elaltilloespacio.com.ar yoga en olivos.
Psicología Biodinámica.

¿Qué es la Psicología Biodinámica? Fundación Internacional de Psicología Biodinámica. Artículo Original publicado en: Journal of Biodynamic Psychology number I -Spring 1980- Traducido al castellano por Silvina Alterman – Lic. en Psicología- La psicología biodinámica, desarrollada por la psicóloga y psicoterapeuta noruega Gerda Boyesen, estudia y trata los procesos psicológicos que incluyen la completa gama de experiencias en la vida de una persona. Los procesos de la “mente” y del “cuerpo” son considerados aspectos vinculados en un único desarrollo biodinámico. Neurosis Encarnada. Entonces, la terapia biodinámica comprende mucho trabajo con las tensiones y restricciones del cuerpo – utilizando masajes especiales y técnicas de movimiento – y dedica particular atención a las expresiones corporales de una persona. Ya que la neurosis es tanto un desarrollo fisiológico como psicológico: una persona literalmente encarna su neurosis. Cada emoción, cada shock, cada frustración tiene en la persona una directa consecuencia tanto fisiológica como psicológica. Cuando las emociones quedan repetidamente sin expresarse y los conflictos sin resolver, estas consecuencias se hacen crónicas. Se construyen niveles de stress, capa sobre capa, hasta que se desarrollan síntomas neuróticos – en algunos casos mayormente somáticos, en otros mayormente conductuales. Esta situación es particularmente difícil a temprana edad ya que puede afectar el desarrollo físico, mental y emocional del niño que está creciendo. Auto-sanación y Auto-regulación Si están dadas las necesarias condiciones de seguridad y tranquilidad el organismo sano tiene, sin embargo, el poder de expresar, resolver y digerir aún consecuencias emocionalmente severas. La neurosis se desarrolla sólo en los casos en que una persona pierde su natural e inherente capacidad de auto-regulación y auto-sanación. La terapia biodinámica busca restaurar esa capacidad de auto-regulación que está disminuida o perdida y alcanzar el “núcleo vivo” estimulándolo y animándolo a que se desarrolle. La “Personalidad Primaria” y la Coraza Muscular Con demasiada frecuencia este “núcleo vivo” de la personalidad primaria queda enterrado bajo la “personalidad secundaria” que desarrolla el niño en crecimiento para lidiar de la mejor forma posible con un entorno no muy simpático. Esta personalidad secundaria se corresponde con los conceptos de carácter y coraza muscular de Wilhelm Reich, con los cuales una persona se protege no sólo de los embates de las circunstancias externas sino también de sus propias emociones difíciles; difíciles porque el entorno no las acepta. Por ejemplo un niño frecuentemente castigado por expresar su enojo podría literalmente retener su emoción por medio del esfuerzo muscular. Eventualmente este proceso de retención se convierte en parte de la estructura corporal (coraza muscular) y el niño ya ni siquiera siente su enojo (coraza caracteriológica). Gerda Boyesen ha llevado esta idea más allá con sus conceptos de coraza visceral y coraza del tejido. Ciclos Emocionales y Psicoperistaltismo El concepto de ciclo emocional es central en la Psicología Biodinámica, no sólo en su aspecto psicológico sino como proceso corporal. La aparición y desaparición de cada emoción precipita una vasta secuencia de cambios fisiológicos, desde el nivel microscópico hasta la reorganización vasomotora (la “circulación de la sangre emocional”). Cuando el evento emocional ha pasado estos procesos corporales deberían – en un organismo saludable sucede – volver a la normalidad. Siempre que los efectos corporales de la emoción sean literalmente disipados del organismo, podemos superar el evento emocional en forma completa. De acuerdo con la teoría de Gerda Boyesen, los procesos peristálticos de los intestinos (por ejemplo ruidos en la barriga) cumplen un rol crucial en el proceso de disipación. Así como cumplen un rol en el proceso digestivo, los movimientos peristálticos también aparecerán en respuesta a la presión orgánica asociada con el stress emocional. Para este aspecto de su función, Gerda Boyesen ha acuñado el término “psico-peristaltismo”. El psico-peristaltismo literalmente limpia el cuerpo de los efectos residuales de un evento emocional. Pero la fase psico-peristáltica por la cual el ciclo emocional debería completarse, sólo ocurre en condiciones de paz y seguridad, cuando el organismo ya no sostiene un estado de alerta. Coraza Visceral y Tisular Cuando una persona vive en una atmósfera de stress y conflicto y nunca se siente profundamente segura, se inhibe el psico-peristaltismo. Eventualmente los músculos intestinales perderán la capacidad de responder a la presión que estimula el funcionamiento psico-peristáltico. Esta pérdida de respuesta es la coraza visceral. Cuando se pierde esta función auto-reguladora el cuerpo nunca se limpia completamente de los efectos del stress. Con la función psico-peristáltica inadecuada también hay inadecuada circulación de los fluidos corporales , y los tejidos no se purifican correctamente. La bio-energía entonces no puede fluir libremente para vitalizar cada célula y la función celular se ve afectada. Esta es la coraza tisular. Terapia Biodinámica La terapia biodinámica no sigue un rumbo predeterminado: varía con las necesidades de cada cliente. A menudo el terapeuta puede trabajar con técnicas especiales de masaje para disolver la coraza corporal – músculos, vísceras y tejido. Utilizando un estetoscopio en el abdomen, el terapeuta rastrea los sonidos peristálticos en detalle durante el masaje. Estos sonidos son de una asombrosa variedad – un lenguaje completo en sí mismo – y surgen en respuesta de los varios toques del terapeuta. Los sonidos indican que el terapeuta, tocando alguna parte específica del tejido corporal en donde la energía de alguna emoción del pasado ha quedado suprimida y contenida, ahora ha quedado liberada para ser descargada fisiológicamente a través del psico-peristaltismo . Trabajando para lograr el máximo de sonidos psico-peristálticos, el terapeuta progresivamente limpia el tejido corporal de los “remanentes del stress” de los viejos ciclos emocionales incompletos. Una vez que la coraza corporal comienza a disolverse, capa tras capa, y la bio-energía comienza a fluir nuevamente con mayor libertad, habrá una “mayor corriente biodinámica” de energía hasta el momento suprimida. Cuando esta corriente es suficientemente fuerte, el terapeuta podría – antes que continuar con el trabajo del masaje – concentrarse en animar al cliente a que reconozca sus propios “estímulos internos” y permitirles que se desarrollen y expresen. Estos “estímulos internos” son los movimientos del núcleo vivo de la persona, ahora literalmente presionando por ser reconocido. El “estímulo interno” puede aparecer de muchas
La Vida Secreta de las Plantas.

Un viaje real a la selva peruana, un viaje simbólico con ayahuasca. Cuando aterricé en Iquitos, una isla al norte de Perú, en la puerta de la selva amazónica, me sentí mareada como nunca en mi vida. Era raro, porque la fase de apunamiento de mis vacaciones por estar en la altura ya la había pasado en Cusco. Pero en Iquitos había un aire extraño, que parecía hablar de lo que vendría después: yo había viajado hasta ahí para ver a un chamán. Ahora, que ya estoy acá y transcurrieron tres días de esa llegada confusa, el chamán apaga la vela y quedo en la oscuridad más absoluta. Por largo rato estoy sentada en mi colchoneta forzando la vista hasta encontrar el naranja de la mecha de la vela que, apagada, queda refucilando como el único rastro de luz del lugar. Me aferro al puntito como hipnotizada: es la única conexión que me queda con el afuera, porque ya tomé en tres sorbos grandes el líquido del cuenco –que esperaba que fuese horrible y amargo pero para mi sorpresa no fue tan feo- y ahora, con la ayahuasca en mi cuerpo y su sabor rondando, no hay vuelta atrás. Siento miedo al descontrol, no quiero cerrar los ojos. Para llegar desde Iquitos hasta la maloca -el rectángulo con piso de madera, paredes de mosquitero y techo de chapa donde se realizan este tipo de ceremonias-, con Marti, una amiga Argentina que me acompaña, tuvimos que tomar un motocarro, un bote, otro motocarro y caminar por medio de la selva durante quince minutos. Mientras avanzábamos, aturdidas por los sonidos de mosquitos, grillos y monos, sofocadas por el calor pegajoso y la vegetación, entendí por qué a Buenos Aires le dicen jungla de cemento: es igual de cerrada, igual de irrespirable, igual de invasiva. La selva es una hermosa asfixia natural. Una vez que tomo el brebaje Marti me agarra la mano con fuerza. No me soltará hasta el final de la ceremonia, aunque cada una esté en su viaje. Entre los once que van a tomar ayahuasca conmigo esta noche hay otro argentino, que vive en Mallorca y viaja a Perú todos los años para conectarse con la planta, y que antes de que todo empezara me contó que otras veces había visto gente que gritaba, que entraba en pánico, que corría desesperada por la selva, se hacía caca encima o imploraba interrumpir la ceremonia. Me pregunto qué de todo eso pasará esta noche. *** En idioma quechua ayahuasca significa “soga de los espíritus”. Se trata de una bebida utilizada por los pueblos indígenas amazónicos para acceder a estados modificados de conciencia, que despierta las visiones y emociones y permite –dicen- hacer catarsis y sanar. Se toma en un ritual guiado por un chamán u hombre-medicina: en mi caso por Lucho y Sarita, una pareja nativa que vive en la selva peruana. Hoy al mediodía comí liviano, solo un poco de trigo con tomate. Me recomendaron que hiciera ayuno y no tuviera relaciones sexuales para llegar lo más limpia posible. Accedí obediente pero extrañada. Fui a constelaciones familiares, hice meditación, practico yoga; y supe de amigas que habían tenido experiencias notables con la planta –una había visto el universo en un segundo; otra había alucinado con hadas y serpientes. Pero nunca imaginé que pagaría cien soles –el equivalente a unos cuatrocientos pesos argentinos- y terminaría acá: la ayahuasca sólo me remite al periodista Rolando Graña vomitando acostado frente a una cámara de televisión. Y entonces, mientras pienso todo esto, cuando el chamán me pide que sienta qué intención me trajo a tomar la planta, me doy cuenta que estoy acá cumpliendo un cliché de película: quiero sanar la herida de mi última relación amorosa. *** -Él no es la causa de tu sufrimiento –me dice la planta cuando finalmente cierro los ojos. Estoy sentada, con las piernas flexionadas y la cabeza metida entre ellas como una tortuga. Lloro. Así empieza el viaje. En una operación mental extraña, la planta ubica a mi ex arriba y a la derecha en el escritorio de mi mente. Lo apaga, lo neutraliza. -Tu problema es que buscás amor incondicional afuera cuando la única que puede amarse incondicionalmente sos vos. Una planta me habla. Advierto que dejé mi cuaderno en la cartera y no puedo tomar nota de esta locura. Lucho, el chamán, comienza con el primer canto mientras sacude con su mano un manojo de semillas atadas que marca el ritmo. Antes prende un tabaco y el refucilo del fuego aviva la escena por un segundo. A veces, en lugar de cantar, silba. Son los ícaros, las canciones que guían la ceremonia: en las letras hablan de la ayahuasquita, la plantita, la lucecita dorada que fluye y fluye. Los ícaros se sucederán durante toda la ceremonia, a lo largo de seis horas –que se me pasarán como un suspiro-, uno tras otro con pausas de silencio. A algunos los escucho y me emocionan, a otros ni siquiera les presto atención. -Quedate tranquila que no vas a vomitar –me avisa además la planta en el inicio. Eso me tranquiliza. De golpe me convierto en un río, mi cuerpo es agua por la que fluyen pequeños peces y cocodrilos y bichos de arriba para abajo. El cuerpo me pide acostarme. Ya no lloro. Ahora conecto con las plantas del balcón de mi departamento, que están a 14 mil kilómetros de ahí y quedaron al cuidado de una amiga del trabajo. Las saludo una por una, por el nombre. No recuerdo el de la última que compré en el vivero -que se llama “paleta del pintor”-: le pido un perdón sentido por el olvido. Charlo con todas –y cuando vuelva a mi casa comprobaré que durante mi viaje crecieron inconmensurablemente. Como si fuera un fantasma que puede volar voy hasta la casa de mi papá en Mar del Plata, lo veo durmiendo, lo saludo. A mi mamá y a mi hermana las tengo muy presentes –después sabré
Flujos de la Forma y Posturas del Alma.

Basado en la conferencia de David Boadella hecha durante el 12° Congreso Mundial de Medicina Psicosomática Universidad de Basileia, septiembre 1993, traducido por Karin Sachs y adaptada por Rubens Kignel para el Congreso Conmemorativo de Wilhem Reich en San Pablo 1997. Traducido al castellano por Gastón Rigo. Introducción La forma externa de la persona refleja su disposición interna. Esta es la constatación más simple que se encuentra en el corazón de la psicología somática: ella fue formulada por Charles Darwin hace más de cien años atrás. Algunas terapias somáticas, como Rolfing, intentan cambiar el cuerpo estirándolo en un nuevo formato. El terapeuta trabaja desde afuera, re- esculpiendo la anatomía en línea con su visión del cuerpo ideal, alineado con la gravedad, en un estado de desbalanceamiento mínimo. Gimnasia y curso de modelación de los músculos ofrecen series de ejercicios por los cuales la persona puede buscar esforzar su cuerpo para alcanzar una apariencia que exprese mejor la manera de cómo ella quiere que él sea. En el ballet clásico, el bailarín puede aprender a estresar su cuerpo en posiciones exigidas por el coreógrafo: su flujo de movimiento es restringido a los requeridos en la rutinade la danza. Algunos patrones de trabajo o deporte deforman el cuerpo cuando son repetidos por un período de años: por ejemplo el codo congelado del tenista y en la rodilla de la “ama de casa”, el doloren los dedos de un escritor o la figura curvada de un campesino, trabajador del arroz. Se forma entonces una anatomía emocional en respuesta a los diferentes insultos a la forma, o a las vicisitudesde la formación del carácter: manténgase recto, sea hombre, dé lo mejor de sí, no llore, no importa, desista, desamparo trae simpatía, si te muestrras débil de rodillas, nadie irá a derrumbarlo. En contraste a estos movimientos y posturas dirigidos por el mundo exterior, existe una relación un tanto diferente a ser formada cuando el movimiento fluye a partir del deseo interno. Estos movimientos están asociados a la espontaneidad, juego, improvisación, creatividad, danza no coreografiada o la graciosidad del deportista o atleta que esté perfectamente sintonizado tanto con su cuerpo cuanto con el desafío externo. Está presente en el ritmo del trabajo placentero, donde la compulsión al aburrimiento con el trabajo rutinario no forzó al cuerpo a un formato restringido. Dos impulsos nerviosos padronizan nuestros movimientos: el primero de ellos se origina en el córtex cerebral dirigiéndose para abajo, siendo conocido como el nervio alfa, que envia señales directas a los músculos voluntarios para accionar. Podemos hablar del sistema alfa como siendo el sistema de acción. El segundo impulso nervioso se origina en la base del cerebro, se dirige hacia abajo y es conocido como nervio gama: a través de las fibras celulares él da señales al músculo para que se coloque en el tono apropiado. Podemos llamar este segundo sistema, el sistema de la preparación. Este sistema está íntimamente relacionado al humor y a la intención. Sin comprometernos con la acción voluntaria, nuestra postura puede comunicarse con nuestra actitud interna y sentimiento sobre una situación. Podemos separar la actitud de la tendencia de movimiento. Por ejemplo, en la actitud vemos una forma un tanto inmóvil, que refleja un movimiento inhibido. Los hombros son mantenidos elevados, la pelvis retraída es mantenida para atrás, imposibilitada de balancearse. La cabeza empinada para un lado puede eternamente evitar un golpe. Por otro lado, en la tendencia de movimiento, podemos ver el inicio de una acción padronizada: por ejemplo, los hombros pueden sugerir una insinuación de “dar hombros”, la pelvis comienza a “flirtear”, la cabeza se mueve para adelante como un orador listo a abrir la boca y anunciar su presencia para un grupo de personas. El movimiento condicionado se sobrepone al movimiento involuntario, espontáneo, de la misma forma que la mente conciente se sobrepone al inconciente. Trabajar con impulsos de movimientos y permitiendo cambios espontáneos en la forma es, consecuentemente, una manera de contactar el inconciente sin usar las palabras como un primer instrumento. En la Biosíntesis el terapeuta está interesado en seguir y apoyar a los movimientos espontáneos, a inducir y permitir una parte del cuerpo a seguir una cierta dirección, donde le es propio, no exigido. Así, el terapeuta busca hablar y escuchar el estado de preparación del paciente, tono gama del músculo. Él busca hacer contacto con el alma del músculo. El alma del músculo está relacionado anatómicamente a la fibra muscular, la cual determina su estado de tono interno. El músculo recibe fibras del sistema nervioso vegetativo, que regula el flujo de las energías emocionales en el cuerpo. Así siendo, la fibra muscular anatómicamente, refleja directamente el humor de una persona. Al intentar formular los modelos de flujo de la forma experimentados en el trabajo postural somático de la Biosíntesis, desarrollamos el concepto de campos motores, los cuales son descriptos abajo. El concepto es elaborado sobre antiguos conceptos de campos de tono y campos de acción, desarrollados a partir de investigaciones en el esquema corporal y en el concepto de esquemas senso-motores de Piaget. Campos Motores o esquemas afecto-motores. El embriologista alemán Erich Blechschmidt desarrolló el concepto de campos embrio- dinámicos para describir los diferentes campos de fuerza que accionan en el tejido embrionario cuando el cuerpo se está formando durante la morfogénesis. Blechschmidt describió ocho de estos tipos de campos de fuerza. En el proceso de desarrollo los principales campos motores, solos o combinados, están envueltos en todos los pasos. Desde el libre flotar dentro del útero, a través del nacimiento y el amamantamiento, el gateo, el estar de pie, agarrar cosas y todas las habilidades posteriores. Por formación, quiero decir que, los mismos campos motores son necesarios para rebalancear nuestro tono muscular siempre que estuviésemos emocionalmente estresados: el cuerpo tiene profunda sabiduría interna, sabiendo como deshacer sus tensiones. Moshe Feldenkreis, el cual fue fuertemente influenciado por el profesor de movimiento inglés, Mathias Alexander, llamó a su método “Integración
La Construcción del Ser a través de la Respiración y el Vínculo.

Lo que sigue es el relato de lo acontecido en el último espacio de trabajo interno dedicado a la investigación psicocorporal desde el contacto… Y fragmentos de articulaciones teóricas. Fue un Seminario de “Toque” a través de las manos y el vínculo (acontecido en julio 2015 en Vte. López, Bs. As.). Dedicado a la construcción de la subjetividad (del propio ritmo y pulso) a través del trabajo de Toque sobre los mecanismos corporales implicados en el proceso de la Respiración. La Respiración es el puente de contacto del Ser con su Esencia. Hicimos “trabajo de campo” con el fin de contactar nuestra Esencia, y desde ese “lugar silencioso” intentar ejercer nuestra función de Sanadores (para más detalles sobre la preparación de campo leer “Profundizando nuestra Respiración y Fluidez”). La Sesión siguiente estuvo dedicada específicamente al trabajo sobre la respiración. Sesión de Paloma (durante el Seminario) La imagen final es la de una Paloma blanca que despierta y sale volando… El nombre de nuestra paciente alude a que esa imagen es la que me surgió trabajando con ella hacia el final de la sesión. Trabajamos con Paloma acostada. Luego de que yo imitara el patrón respiratorio de ella (lo cual genera un campo de intención de estar y respirar juntos) tomé unos momentos para que mi cuerpo reciba su patrón respiratorio y poder captar desde mis vísceras su “estado interno” (“resonancia somática” de Kelemann o “identificación vegetativa” en Reich) observé su boca seca, pequeños movimientos en su espalda que daban la impresión de cierta tensión entre omóplatos y un pulso respiratorio intenso que connotaban en su panza cierta hiperexcitación de las vísceras. Cierta intranquilidad se notaba a través de la percepción de las expresiones de su sistema autónomo. La vasculación del sistema autónomo entre simpático-parasimpático y su eventual regulación profunda (Reich, “La Función del Orgasmo”) son un “norte” en la brújula de la Biodinámica. Y su apreciación en el momento de la sesión configuran elementos “diagnósticos” claves. Cómo la persona respira (superficial o profunda), dónde está el bloqueo, cómo se encuentra el tono muscular (tenso o relajado), cómo se encuentra el estado psicoperistáltico (sonidos de agua fluyendo, rocas cayendo, viento soplando, o nada…). Todos estos elementos van a configurar simplemente una percepción del lado del Terapeuta que se irá modificando o no en el transcurso de la sesión o del tratamiento. Continué el trabajo, pidiéndole permiso a su cuerpo en ser tocado, en ser alcanzado, cuestión fundamental cuando trabajamos con Toque en Clínica Psicocorporal. Puesto que el Toque crea un campo predisponente para movimientos energéticos transferenciales y contratransferenciales. En psicocorporalidad la regla fundamental de “abstinencia del analista” (S.Freud, “Consejos al Médico”) se ve trastocada “severamente”. Por lo que el lenguaje verbal a través de la pregunta, “¿Tu cuerpo acepta el contacto?, nos brindaría un borde que permitiría al paciente abrir su subjetivivdad en tanto aceptar o rechazar el Toque. Y abrir subjetividad a través del vínculo está en el centro del intento del proceso terapéutico. Luego comencé a trabajar sobre la musculatura de la espalda denominada accesorios inspiratorios en esa zona: gran dorsal, romboide, trapecios medio e inferior, espinales dorsales. Luego “boca arriba”, ella de espalda al piso, trabajé con masaje dinámico y “habilitador” los accesorios respiratorios del cuello y pecho. El recorrido del trabajo fue primero entonces los “accesorios respiratorios inspiratorios”, luego los puntos de inserción diafragmático a nivel columna dorsal y por el frente las costillas. Sumando algunas maniobras para ayudarla a exhalar con pequeñas presiones en el esternón. Por últimos trabajé con presión suave, la inervación diafragmática autónoma a nivel cervical. Esta acción devenida de trabajar previamente los accesorios exhalatorios e inspiratorios globalmente en el cuerpo, sumado a las pequeñas maniobras de presión en el esternón y estiramiento cervical o leves presiones en las costillas y la presión suave en la inervación diafragmática a nivel lumbar, hicieron que al llegar a la inervación cervical, todo el cuerpo estaba en disposición de respirar más profunda y relajadamente. A este proceso lo denomino una primera fase de la “construcción de la subjetividad de Paloma” : el poder abrirse al “vínculo con mis manos” y un estar en ella más centrado y relajado. En función de ese proceso y sólo por añadidura a él, sobrevino en Paloma un leve temblor en su mandíbula. Temblor que anunciaba cierta emocionalidad creciente en su ser: “tengo miedo y alegría a la vez”, señala Paloma. En sincronía con su decir, pensé :“miedo a la alegría de la vida”. Lo pensé, no lo dije. Por lo menos con la palabra. Pero sí mis manos hablaron a su cuerpo diciéndole: “vayamos hacia la vida…estás en lucha interna entre vivir o morir…entre nacer o no”. Manos portadoras de una intención. La intención de habitar la respiración como bomba vital, constructora del self. Y no como propulsora de cargar un impulso bloqueado con el fin de llegar a su expresión y así a la “cabal ruptura de la coraza”, como señalaba Reich tanto en el “Análisis del Carácter” como en “La Función del Orgasmo”. Reich siempre puso el énfasis en que para que el impulso emocional (con su consecuente representación) desaparezca o se inhiba es necesario un mecanismo inconciente (Freud, “Pulsiones y sus destinos”, “El yo y el Ello”). Este mecanismo en el plano somático es el bloqueo de la respiración. Con el corte en la respiración suspendemos el acceso a la emocionalidad. Por ende al motivar la respiración trabajando los bloqueos correspondientes se carga el impulso emocional. El trabajo sobre la respiración está en el centro de atención para conseguir el desbloqueo de la coraza en el pensamiento y práctica reichiana. No olvidemos que Reich, fiel a una tradición freudiana, pensó al Ser desde la metapsicología y desde aquí arrancó con el aspecto económico y con él la función de carga y descarga de cantidades. El acorazamiento –o carga contenida- y la descarga fueron el eje de su
W. Reich, El Reflejo del Orgasmo y su Implicancia Clínica.

Volvamos a aclarar que lo que guía a Reich a investigar el orgasmo es no perder el estudio del punto de vista económico/energético y no solo el descriptivo y dinámico dentro de la metapsicología freudiana. El consideraba que muchas veces la interpretación verbal producía cambios únicamente a nivel intelectual y que esto respondía al hecho de haber operado solo sobre el factor descriptivo, a lo sumo el dinámico. Es decir el desplazamiento de cargas que sucede en la vida anímica /afectiva, los cambios y transformaciones corporales y su vinculación con la sexualidad eran de vital importancia en el origen de las neurosis y psicosis y para su tratamiento. Si no se transforma el cuerpo, no se transforma el ánimo (identidad funcional mente/cuerpo). Junto con el orgasmo llega a la biología y fisiología no mecanicista. El orgasmo en su esencia no solo no es un fenómeno psíquico sino que sucede a partir de la anulación de todo psiquismo. Por eso para Reich lo energético tiene leyes biológicas. Los conceptos de carga y descarga, tensión y relajación “psíquica” son del dominio de la biología y no de la psicología. Bajo estas constelaciones llega al estudio de lo vegetativo. Porque lo vegetativo está en la base misma del mundo anímico. El reflejo del orgasmo con su formula de tensión mecánica- carga bioeléctrica- descarga bioeléctrica- relajación mecánica, junto con el concepto de potencia orgástica, representan un modelo clínico que nos permite contactarnos realmente con la energía, fluidez o bloqueo de la vida de una persona. La capacidad de entrega a los movimientos espontáneos y sus zonas de inhibición nos cuentan su historia ya que sabemos que un bloqueo ocular por ej. remite a un vinculo primario carente y construye en esa persona una zona de esquizoidia, dificultándole el contacto actual. El orgasmo entonces es la capacidad de entrega y esta nombra su potencia. En el lagrimear de los ojos con contacto emocional existe esa potencia, y no en la mirada vacía. Es importante destacar que el reflejo del orgasmo junto con su potencia orgástica representan un paradigma clínico, una dirección en la cura, y no un enfoque “sexualista” del análisis. Al descubrir el orgón como la energía física del universo pasó a llamarse orgonterapia su terapéutica, sin descartar nunca lo analítico y refiriéndose a la energía biológica o bioenergía al orgón en el cuerpo humano. De esta manera junto con el reestablecimiento del orgasmo Reich vincula al hombre con el cosmos. Su mirada se amplifica y ahí es donde se produce otra serie de rupturas con algunos de sus seguidores. El hombre en su pulsación orgástica (pulsación emocional) se alinea con la frecuencia del cosmos, es parte de él, y en su coraza crónica se aleja de esa frecuencia. A partir de aquí construye toda la sintomatología somática y psíquica. Dicha perturbación es lo que se denomina desde la orgonomía, biopatía La pregunta es , cómo funciona lo vivo?, cómo es el lenguaje expresivo de lo vivo? Qué nos dice lo vivo mismo en su movimiento? Cual es el sentido subjetivo inherente a una determinada contracción muscular crónica? La emoción, que significa movimiento hacia fuera o simplemente movimiento es la expresión de lo vivo. Los estímulos placenteros o displacenteros generan las dos corrientes básicas de la vida vegetativa que corresponden a los dos afectos básicos, placer y angustia. La liberación de la emoción a través del análisis del carácter y la vegetoterapia implica en sí un movimiento producido por la bioenergía (orgón en el organismo humano). Bioenergía responsable de cargar los fluidos corporales y representaciones psíquicas. La emoción y su expresión son hechos puramente energéticos y están regidos por la expansión y contracción. De esta manera la emoción en su expresión y movimiento o en su cristalización nos cuenta el estado actual, la interioridad de una persona. Los movimientos expresivos y la expresión emocional de una persona son el lenguaje verdadero. Luego el lenguaje verbal cuando se aparta de su verdadero origen oscurece el acontecer anímico. El lenguaje nace de la sensación y para nombrarla, sino se transforma en defensa. La expresión corporal de una emoción es el lenguaje verdadero que busca explorar la psicoterapia corporal. El lenguaje verbal muchas veces oscurece el lenguaje expresivo del núcleo biológico. Por eso se pide al paciente que se exprese a nivel biológico prescindiendo del lenguaje verbal, y se le pide un lenguaje orgánico, un lenguaje que refiera sensaciones orgánicas. La coraza impide al lenguaje expresivo, por consiguiente el lenguaje verbal en este punto no posee relación con la sensación, lo orgánico. La coraza muscular al fijar energía vegetativa impide la aparición del reflejo del orgasmo. El orgón en el cuerpo humano, bioenergía, transforma al hombre en un pedazo de cosmos, y la tarea de Reich con la orgonterapia era reestablecer la pulsación del universo en el organismo humano a través de la disolución de la coraza muscular. Esta coraza posee una “disposición segmentada”. Es decir así como en la histeria las perturbaciones somáticas corresponden a órganos emocionalmente significativos y no solamente a grupos musculares y de nervios, también la coraza se distribuye en zonas emocionalmente significativas. La elaboración reichiana de la disposición segmentada es el producto de años de observación e investigación clínica. Si bien existe un paralelo, con algunas diferencias, con el sistema de chakras milenario indu tibetano, no existe referencia alguna en la obra de Reich de haber incursionado en oriente. Más tarde David Boadella, de la biosíntesis y los Pierrakos y B Brenann toman el sistema de chakras, se sumergen en él e integran las correspondencias psicológicas de los mismos con los bloqueos corporales correspondientes. La respiración y su funcionamiento espontáneo nos indican el estado de la coraza. La onda respiratoria se detiene en las zonas de bloqueo. Los segmentos son zonas constituidas por grupos musculares y órganos emocionalmente significativos. Son transversales al eje del cuerpo, verdaderos anillos o discos de tensión. Constriñen al cuerpo de manera transversal, como una pinza. La energía emocional y expresiva, por el contrario tiene un movimiento
Actualidad en Análisis Bioenergético.

Nombrar términos como cuerpo y energía es una manera de introducir al Análisis Bioenergético clásico, una producción neo-reichiana. Wilhem Reich fue un psicoanalista que de joven colaboró con S. Freud. Entre los años 1924 y 1930 fue nombrado por este como coordinador del seminario técnico de la Asociación psicoanalítica de Viena. Posteriormente continuó los intentos freudianos de darle un sustrato orgánico al concepto de libido, avanzando hacia una concepción energética y dinámica. El ser humano queda así definido como un ser energético. Él decía que las neurosis son, básicamente, un bloqueo de esta energía que le impediría al sujeto una actividad sexual satisfactoria. En Reich tanto como en Feud sexualidad no es igual a genitalidad, con lo cual se trataría en la cura de reestablecer la capacidad de una descarga emocional que involucre acciones voluntarias e involuntarias (sistema neurovegetatitivo) del cuerpo, que sumado al análisis de la transferencia y resistencias devolverían al sujeto su potencial energético. De esta manera el orgasmo es en Reich un modelo de funcionamiento energético (carga-tensión-descarga-relajación) que permite ser utilizado como instrumento clínico. La actividad emocional responde a este modelo. Los bloqueos energéticos se traducen en la esfera somática en una serie de «tensiones musculares crónicas» estructuradas a lo largo de la historia del sujeto y en relación directa a su vivenciar infantil. En la esfera psíquica los observamos en el carácter con sus distintas expresiones sintomáticas. El sepultamiento del complejo de Edipo involucra en la esfera somática una serie de tensiones musculares crónicas y en la esfera psíquica una modalidad de reacción frente al mundo, el carácter. Ambas esferas vienen a reeditarse en cada situación de la vida. El Análisis Bioenérgetico (AB) recreado a partir de la Orgonterapia Reichiana alrededor del año 1950 por el Dr. Alexander Lowen discípulo de Reich, aborda la clínica teniendo en cuenta ambas esferas antes citadas. Desde la esfera somática instrumentando ciertas maniobras y ejercicios corporales y desde la esfera psíquica con la interpretación, la construcción y el señalamiento. Ambas esferas responden a un único proceso energético que da lugar al padecimiento, por eso es que se abre un doble frente en el tratamiento. La idea de «superficie psíquica» queda así definida no solo a partir de lo dicho o no dicho por el paciente, sino también a partir del material no verbal: gestos, velocidad de movimientos, miradas, forma de respiración, estructura corporal, etc. Material que, a la manera de un acto fallido o un lapsus nos permite el acceso al inconsciente del paciente. Por lo tanto el objetivo terapéutico del AB es abordar en simultáneo al plano mental, los procesos corporales subyacentes a toda demanda terapéutica que conlleva una problemática humana. En la actualidad, el AB como Escuela ha ido incluyendo progresivamente al psicoanálisis vincular (Jhon Bowlby, Winnicott) y con él una clínica interactiva que trabaja teniendo en cuenta como principal herramienta los niveles vinculares en el ámbito terapéutico, además de los niveles energéticos. El vínculo como elemento sanador en sí-mismo (que ha sido tomado desde sus inicios tanto por la Biosíntesis como por la Biodinámica) ha desplazado a la “interpretación” del inconciente del paciente por parte del analista. Y ha colocado a la “interacción” entre analista y paciente dentro de un campo vinculante que reorganiza los elementos desregulados del último. La experiencia teapéutica pretende hacer fluir al ser en su organismo a partir del vínculo establecido con el terapeuta. Esto es así ya que se considera a partir de recientes investigaciones que la internalización histórica o episódica de experiencias vinculares desajustadas necesitan de experiencias vinculares ajustadas para su transfomación hacia la sanación. Y es esperable que una experiencia terapéutica sea ajustada ya que el terapeuta pone su cuerpo al servicio del eco emocional de su paciente y esto genera un campo reorganizador. Reorganizador de elementos tempranos en el desarrollo previos al lenguaje. Lic. Gastón Rigo.