Profundizando Nuestra Respiración y Fluidez.

Un espacio que incluye el Toque, sea a través de las manos, el vínculo o la energía sutil. Basado en los trabajos de G. Boyensen y su creación, la Psicología Biodinámica Evolutiva; en las percepciones de B. Brennann y su trabajo de “Quelación”; en las percepciones de Bob Moore y el Healing creado por él y en la Práctica del Silencio Interno –propuesta Chamánica del Mejico antiguo milenario-. Basado también en el atravesamiento de mi práctica clínica contínua durante los últimos 22 años como Psicólogo Psicocorporal neoreichiano formado en los lineamientos de A. Lowen, D. Boadella, G. Boyensen y B. Brennann a través de sus discípulos directos. Todos ellos atravesados por la Vegetoterapia Caractero-Analítica, creada por W. Reich discípulo directo de S. Freud, creador del Psicoanálisis.  Y aquí llegamos a la raíz primera de esta terapéutica, con el descubrimiento del Inconciente.  Con el tiempo fui observando que muchos pacientes no eran susceptibles de producir modificación alguna en sus cuerpos si no era a través de la ayuda, toque, del terapeuta. Es decir, mi cuerpo se transformó en herramienta a la hora de engendrar dicho proceso de movilización y cambio.  Los núcleos primarios de las personas, ya sea con problemáticas esquizoides u orales, con daños en la construcción del self temprano necesitan del toque para ser tratados y de esa manera, “construir cuerpo”.  Y en problemáticas , no tan primarias, de coraza muscular generalizada, el masaje biodinámico contribuye para hacer más efectivo la entrada a los ejercicios bioenergéticos clásicos y con ellos a la conexión emocional y al despertar de las representaciones cargadas de intensidad energética.  Por otro lado, el toque con las manos- como hecho milenario- abre en el terapeuta un acceso directo (a través de imágenes y sensaciones) a lugares quizás no conocidos del paciente (inconcientes , no susceptibles de conciencia en términos simbólicos), y, guiado por su intención, cura zonas que están por fuera del lenguaje pero que hacen a la construcción de subjetividad.  Me propongo en este artículo abrir un espacio de comprensión sobre lo que pienso acerca del Toque como modo de una intervención posible, entre otras, en la clínica psicocorporal.  Ya sea en un encuadre psicoterapéutico o complementario a este como encuadre de masaje. O simplemente también como forma intersubjetiva de encuentro entre personas.  Este escrito nace también a través de la experiencia recorrida y recogida durante el Acontecer de los Seminarios sobre Toque durante los últimos siete años. Agradezco por lo tanto a todos los participantes, que con su cuerpo han contribuido a co-crear una experiencia novedosa en este campo y para mí superadora de mis propios espacios formativos. Gracias a mis hijos que me enseñan a Tocar. Tocar con-tacto  Se puede tocar a una persona con las palabras, con el pensamiento, con el cuerpo y hasta con una intención a través de un gesto o una actitud.  Por lo tanto el Toque se inicia en una intención para luego navegar en varias dimensiones. Ya señalé anteriormente –“Dimensiones del Toque en clínica Psicocorporal”, 2008- que el Toque crea subjetividad a través de un campo intersubjetivo de encuentro.  Las palabras tocan a otro, hacen cuerpo. El cuerpo de otro las recibe creando campos sensoriales con sus respuestas motoras a nivel de sensaciones e inclusive emociones o sentimientos.  El tono de voz está incluído en esto, como así también las pausas en la respiración. El pulso del lenguaje, y el contenido de lo dicho con sus significaciones pueden tocar.  Tocamos con nuestra mano, con la piel. Nuestra mano habla y en un lenguaje no verbal comunicamos una intención.  Cual? Preguntarnos acerca de ello nos lleva a comprender quien está del otro lado y qué necesita.   Y es abrir también un espacio de conexión de inconciente a inconciente. Ya que el Inconciente en la perspectiva reichiana se hunde en la materialidad del cuerpo, sea en la musculatura con su tono o en el puro “ello” -en el sistema autónomo y sus expresiones-, el psicoterapeuta atento a su propio cuerpo puede “escuchar” a través de su inconciente, el inconciente del otro. Y desde ahí “responder”: sea con una propuesta de toque, sea una experiencia puramente energética, sea una experiencia vincular, sea con la palabra.   El bebé es tocado por sus cuidadores y progenitores a través de las manos y en un lenguaje suave y dulce. Y en él se suscitan respuestas vitales, signos vitales de alegría y contacto. La experiencia vincular total crea un territorio de subjetivación.  O el tono de voz y actitud corporal de sus cuidadores y progenitores puede ser alto y agresivo, limitante, creando entonces en el niño ya más crecido cierta tensión en la musculatura. De este modo, el niño es tocado en todo su ser-cuerpo permitiéndole crear un borde a sus impulsos, y ejercer un campo de contención saludable a su crecimiento.  El Toque, en su sentido amplio, utilizado en espacios psicoterapéuticos o terapéuticos necesariamente trabaja entonces en la reparación del tejido de la subjetividad.  Construye subjetividad durante el desarrollo temprano y restituye (aquellas zonas de heridas narcisistas y desentonamientos en el desarrollo temprano) o amplifica la subjetividad en etapas adultas. Generando Campos de Transformación  Qué es lo que moviliza el cambio?  En estas circunstancias el Sanador, Psicoterapeuta o Terapeuta, necesita, para que el Toque tenga potencia transformadora, encontrarse en una posición subjetiva lo más cercana al Silencio Interno.  Una intención silenciosa.  Lo denomino de esta manera con el firme propósito de traer la Intención Chamánica del Méjico Antiguo, en su tradición Tolteca.  El Silencio Interno es un estado expandido de conciencia en el cual el Diálogo Interno –perenne compañero- se encuentra apaciguado o ausente.  Ausente de que?: de todos los juicios acerca de uno mismo y del otro. Ejemplo: “yo debería haber dicho o hecho tal o cual cosa en esa circunstancia x”…”él me hizo o dijo esto o aquello”. El tono de esos pensamientos claramente serían de crítica hacia uno mismo o el otro y nos dejarían en falta a nosotros o al otro.  Cercanos al Silencio Interno se accede

Sueños y Corporeidad.

No se puede penetrar la naturaleza de la conciencia de vigilia sin observar el estado por el que el Hombre pasa durante el sueño. Rudolf Steiner Ensoñando los Sueños. Una Clínica Interactiva Los sueños bajo la lupa de un paradigma psicocorporal son: “…un reflejo del sistema energético del paciente…”(Liane Zink, Trainer Internacional en Biosíntesis y Análisis Bioenergético- Trabajo presentado en el 1° Congreso Argentino-Brasilero de Biosíntesis, año 2001 –Sueños y Corporeidad). Son una foto de la estructura energética y vincular del paciente. “Muestran cómo fluye la energía y sus puntos de bloqueo…un avión estallando en el aire y los fragmentos cayendo nos hablan de una configuración esquizoide fragmentada.” (Rubens Kignel, Trainer Internacional en Biodinámica y Biosíntesis- Trabajo presentado en el mismo Congreso, 2001). El Análisis Bioenergético nos enseña, a través de Trainers como Jean Marc y Guy Tonella que el sueño es el espacio del cuerpo. Que desde la imagen onírica hay que volver a lo sensorio-emocional. La Orgonterapia nos enseña a través de Federico Navarro que al dormir las tensiones musculares crónicas encuentran una oportunidad para relajarse. Cuando esto sucede la energía encuentra un camino propicio para fluir. Cuando el bloqueo es suficientemente fuerte, ese flujo se detiene y es ahí donde aparecen las imágenes oníricas conflictivas (o aniquilantes), siendo un mapa de la lucha caracterial o del self. De esa forma el sueño ofrece un mapa de la situación energética emergente y de los bloqueos del soñador. Este escrito se presenta por un lado a partir de mi observación y práctica en clínica psicocorporal acontecida en los últimos 22 años contínuos. Y por el otro en mis búsquedas y prácticas a través de caminos de conocimiento. Nutrido por la Biodinámica, la Biosíntesis, el Análisis Bioenergético y la práctica chamánica del Méjico Antiguo –durante los últimos 18 años-, en su tradición Tolteca, a través de discípulos directos de Carlos Castaneda. Pretende tener más bien un intento literario, artístico y experiencial. El intento es aportar experiencia al poner la misma en lenguaje escrito, orgánico. En fin hacer fluir mis corrientes ectodérmicas. Y colaborar así con el campo clínico psicocorporal creciente en Argentina sobre todo en las últimas dos décadas. “Sueños y Corporeidad” fue el nombre del Congreso Nacional Brasilero de Biosíntesis en el año 2001 cuya sede fue Argentina y también punto de bisagra en mi comprensión de este tema. Luego, le siguieron seminarios de formación contínua en Análisis Bioenergético, y trabajos personales dentro del campo del chamanismo. La bioespiritualidad anunciada por David Boadella, creador de la Biosíntesis, a partir de su contacto con Bob Moore –vidente- fue la semilla para poder integrar el chamanismo a mi práctica clínica. Para poder ubicar entonces al cuerpo energético (en términos del chamanismo) o cuerpo sutil , espíritu, en el horizonte de mi búsqueda. Y en el norte de mi brújula en la clínica. Desde una perspectiva Transpersonal el Ser busca conciente o inconcientemente tener la experiencia de su cuerpo energético, su espíritu y quizás en sueños lo alcanza…entonces nos despertamos calmos y en paz…sanamos?! R. Steiner nos enseña que el ser busca en sueños extraer del mundo espiritual las fuerzas para su existencia espiritual , así como en vigilia el ser busca en el mundo terrenal extraer fuerzas para su existencia física. En psicoterapia, aquella que incluye a la bioenergía descubierta por W. Reich, el cuerpo es el lugar del sueño, es el espacio donde se desarrolla. La psicoterapia anclada en la bioenergía es aquella inaugurada por Reich, heredero de un linaje psicoanalítico. Ese inicio creó un campo. Este escrito se encuentra dentro de ese campo que incluye a la Biodinámica, la Biosíntesis y el Análisis Bioenergético, que como escuelas prosiguieron el intento reichiano. Es decir, mirar la energía tanto en los pensamientos como en el cuerpo y nutrirse de los adelantos del Psicoanálisis vincular y las Neurociencias. Conformando una especificidad única. Además incluyendo nutrientes del alma, a través de canalizadores y videntes que permitieron encuadrar al ser humano dentro de un marco espiritual que lo sostiene. El marco espiritual en psicoterapia permite al ser-sujeto anclarse a tierra –grounding- y buscar comprender, encontrar y aceptar el propósito de su vida, tanto como enraizarse a “cielo” construyendo un campo de seguridad al sentir una frecuencia de amor infinito, esto es al campo orgónico infinito, o como se prefiera denominar, aquel “lugar” donde volvemos cuando cruzamos el umbral de la vida. R. Steiner nos enseña que el sueño y el soñar son un “entrenamiento” para ese cruce que va de tierra a cielo y de cielo a tierra. El ser retorna al mundo espiritual en la muerte y proviene de allí antes del nacimiento. Pues los sueños son en vida un ejercicio de ese movimiento. Y una posibilidad de crecimiento y evolución al desarticular patrones dasajustados y articularlos hacia un flujo en el amor. “La bioenergía se expande hacia la periferia del cuerpo y más allá de él, en la muerte.” W. Reich, El Asesinato de Cristo. Creo que Reich aquí alude a la existencia más allá de la materialidad. Nombrar algunos indicios del marco conceptual de este modo de hacer clínica nos sirve para luego poder integrar distintas “capas” de sueños del soñante. Y a la vez al tener presencia de este marco de referencia en nuestra conciencia, luego cobra fuerza en un campo de intención. Y el Campo de Intención es determinante en cualquier Acontecimiento en la vida y por supuesto en el consultorio con un paciente. La sesión es un acontecimiento. Y desde este marco de referencia entonces, estaríamos en un determinado plano del trabajo clínico, intentando ensoñar con nuestros pacientes sus sueños: entrar juntos a ese territorio del sueño, siendo algunas veces parte –objeto- que completa la serie psíquica del paciente en la trama vincular, conflictiva o aniquilante. El poder de la intención del terapeuta es determinante para la construcción de un campo de sanación. Y es muy distinto tener una intención clínica de rearticular zonas cerebrales al trabajar el trauma expresado en el sueño, por ejemplo desde las neurociencias que tener

Asombro y Experiencia. Condiciones básicas que propician el desarrollo del Sí Mismo.

Cuando empecé a pensar en lo que me gustaría compartir con Uds. en este taller, me conecté rápidamente con la idea de poner en consideración aspectos que abran hacia el camino de la salud, hacia el camino de generar y propiciar condiciones básicas para el desarrollo de un Si Mismo saludable. Por este motivo quiero iniciar este encuentro con una cita de Ricardo Rodulfo que dice así: “En condiciones de buena salud física y ambiental, la actitud básica de un bebé en sus “estados tranquilos” es de disposición a la risa, a la curiosidad y al asombro” (1). Qué alegría y esperanza me provoca ponerme en contacto con esta cita y con este ánimo quiero animarlos a pensarnos como agentes generadores de salud. Si nosotros podemos detenernos en los CRITERIOS de salud que a continuación compartiré (1) citados por Ricardo Rodulfo, podremos ser agentes de salud en el rol que cada quien ocupe. Es decir toda situación humana que nos ponga en relación con otro nos permitirá aportar a la construcción de un tejido social saludable. En este sentido hay un espíritu en lo que quiero compartir que tiene que ver con la PREVENCION en el área de la salud pública y/o con la REPARACION en el área terapéutica. Ya sea interviniendo tempranamente en la díada madre/bebé, como en el trabajo con adultos en la medida que se aporta un nuevo marco vincular que permita ofrecer nuevas condiciones para reparar el Si Mismo dañado. En este punto voy a tomar la conferencia de Sevilla (2) que dio un maestro de la Bioenergética actual, que se llama Guy Tonella, para dejar dicho en grandes trazos que entiende por “Si Mismo”. Si bien la conferencia es extensa extractaré lo siguiente: “El Sí Mismo es una interface entre lo biológico y lo social. Se construye en la encrucijada de los procesos biológicos que lo sustentan y de los procesos interpersonales que le dan subjetividad”. “El Si Mismo se define como un conjunto funcional resultado de la integración de 5 funciones: la función energética, la función sensorial, la función motriz, la función emocional y la función percepción/representación”. En este punto volvamos a la cita del comienzo:  “En condiciones de buena salud física y ambiental, la actitud básica de un bebé en sus “estados tranquilos” es de disposición a la risa, a la curiosidad y al asombro” (1). Parados en este punto de largada les propongo detenernos en un 1er. CRITERIO DE SALUD que se podría nombrar como “LA CAPACIDAD PARA EL ASOMBRO”. La capacidad para el asombro, es la que impulsa al niño a conectarse con lo que lo rodea, con todo lo que está a su alcance, con su entorno con su medio ambiente y en este impulso, en este movimiento activo, explora, descubre, redescubre, recrea, escucha, canturrea, establece contacto, etc. Ese entorno, ese medio está poblado de estímulos con los que el niño interactúa: su propio cuerpo, su propia voz, las caras que lo rodean, los gestos de esas caras, el contacto piel a piel, las voces de su madre, padre, hermanos, la luz que entra por una ventana, un juguete cercano que puede ser cualquier objeto, la barba del padre que puede agarrar y tironear, una mano que se tienda para que él pueda tomar, una falda y unos brazos que lo sostengan como tabla de lanzamiento para que él pueda empujar en sus pies, explorar y recorrer el cuerpo del otro, etc. Esa capacidad que por el momento la nombraremos como “potencialidad” y que nunca debiera perderse, impulsa al niño a interesarse en lo nuevo y lo lleva a JUGAR con todo lo que agarra. En bioenergética lo nombramos como una “actitud agresiva”, entendiéndose por agresión la capacidad de ir hacia… y esta potencia está en la base del sentimiento de placer. A. Lowen (3) dice “… podemos definir la sensación de placer como la percepción de un movimiento expansivo del cuerpo: abrir, tratar de alcanzar y establecer contacto.” Y continúa… “La vida se orienta primariamente hacia la búsqueda del placer y la huida del dolor… Nos abrimos y buscamos espontáneamente el placer y nos cerramos y retiramos de cualquier situación dolorosa.” Entonces diremos que la potencialidad para el ASOMBRO está en la base de su alegría de vivir, esa alegría de vivir que impregna la vivencia de placer como orientación primaria en la vida. Para que la potencialidad pueda devenir en capacidad y pueda atesorarse en el núcleo del Sí Mismo, necesita de un ambiente, un entorno vincular que lo acompañe en esta construcción. David Boadella (4) nos dice: “el enraizamiento tiene que ver con lo que sucede cuando la energía fluye hacia la superficie del cuerpo y con el tipo de contacto que encuentra allí.” Y más adelante nos dice: “Todo el proceso de proveer al cuerpo de enraizamiento, por medio del trabajo postural, las posiciones de estrés y la liberación catártica de emociones bloqueadas, tiene su lugar, pero es solo la base exterior. Tenemos que profundizarlo y enriquecerlo prestando atención al modo como el sujeto construye su “espacio vital” y organiza su “tiempo vital”, hay que observar que  siente él acerca de su aptitud para participar más plenamente en su propio desarrollo. Debemos ayudarlo a encontrar su enraizamiento interno (5), que tiene el poder de integrarlo de nuevo, a pesar de lo que haya aprendido de cómo no sentirse vivo. Sigamos adelante en nuestro recorrido y detengámonos en un 2do. CRITERIO DE SALUD “LA EXPERIENCIA” Y aquí observamos lo que implica tener experiencias propias, CONSTRUIR experiencias propias. Es en este punto en donde el encuentro del niño con el entorno, siempre que este entorno sea lo “suficientemente bueno” el marco que posibilitará la apropiación de las experiencias.  Y que implica que el entorno sea lo suficientemente bueno? Guy Tonella (6) nos dice: “La función maternal, que expresa el vínculo de apego y lo construye, puede ser descrita como proveedora de amor (las miradas, los besos, las caricias, la voz dulce y amante que dice palabras tiernas), los estímulos

Explorando Intervenciones.

Y aquí me descubro con muchas ganas de compartir alguna experiencia clínica con ustedes en la intención de explorar  algunas intervenciones  a la luz de las nuevas miradas y conceptualizaciones de la Bioenergética actual ligadas a la Teoría del Apego y la Psicología del Self. Y entonces rodeada de ideas, de textos y de temas, elijo solamente una pequeña porción, un hilo que mi permita iniciar este escrito y ponerme a andar. Es entonces que elijo como tema a explorar ´´EL ENOJO´´. Y entonces algunas preguntas me guían: Cuando un paciente está enojado, ¿qué hay detrás del enojo? ¿Cómo impacta en su cuerpo el enojo? ¿Con que recursos defensivos cuenta? ¿Sus defensas provienen del yo o son defensas primarias?  ¿Cómo impacta sobre mi cuerpo su enojo? ¿Cómo intervengo cuando un paciente está enojado? Para explorar estas preguntas les hablaré un poco de una paciente a la que por razones de confidencialidad llamaré Josefa y luego tomaré brevemente 2 recortes de sesiones de trabajo con ella. Josefa es una joven mujer de 25 años estudiante universitaria que actualmente vive con el papá. Es la menor de 4 hermanos. Su tez es muy blanca, su cabello colorado, sus ojos claros, es delgada, sus manos son grandes, sus dedos largos, su postura general da la idea de un nudo y mira como desde algún escondite. Se reconoce muy exigente, siempre queriendo hacer las cosas bien y con mucha dificultad para pedir ayuda. En mi primer encuentro con ella, luego de avanzada la sesión, surge este dialogo: Julieta: Josefa en que necesitas que yo te ayude? Josefa: No sé… (un rato después continúa)…. Y vos cómo pensás que podés ayudarme? Julieta: Es difícil pensarlo, sin saber cuál es tu necesidad. Pero podemos tomar un tiempo para poder llegar a definirla. Te propongo que en el transcurrir de los días, en tu cotidianeidad, tomes contacto en que sería bueno para vos que yo te ayude, y entre las dos vamos buscando la manera. Nota contratransferencial: luego de terminada esta primer sesión tomo contacto con el registro que en mi cuerpo dejo el encuentro con Josefa. Calor en la cara, opresión en el pecho, mucha exigencia intelectual, impotencia y descalificación. En este primer encuentro la transferencia de una historia vincular ya se había puesto a andar… 1ra. SESION: Llega Josefa MUY ENOJADA con una amiga, la cual, no tiene tiempo para estar con ella y con su grupo de amigas. Después de contarme todas las razones de su enojo y los desplantes de su amiga, le propongo que se tome un momento para registrar como la estaba acompañando el cuerpo es ese momento. Josefa se toma un tiempo, cierra los ojos y finalmente comparte conmigo que ´´siente el pecho cerrado y endurecida la parte de arriba del cuerpo´´. Entonces con este registro de Josefa ´´cerrado, endurecido´´ le propongo un movimiento que permita en principio empezar a movilizar el cuerpo. Le pido entonces que se acueste en el colchón con los pies apoyados en el mismo y haga un primer movimiento dejando deslizar y caer alternativamente las piernas. Luego un 2do. Movimiento dejando caer alternativamente los brazos sobre el colchón. Dejar caer y soltar. Le pido a Josefa que se tome un momento para registrar como recibió el cuerpo este trabajo y ella me responde ´´se aflojo un poco´´. Entonces ahora, con el cuerpo más flojo y a la luz del ENOJO que Josefa traía con su amiga le hago una nueva propuesta. En lugar de dejar caer los brazos, le propongo que ponga las manos en puño y golpee el colchón. Golpear. Ante esta nueva propuesta el registro de Josefa fue que se empezaba a TENSAR, que ya no se aflojaba como antes y que había empezado a hacer el movimiento  de una manera AUTOMATICA. ¿Qué pasó entonces? La propuesta de que golpee el colchón trajo tensión en el cuerpo. Se volvía a endurecer como al principio de la sesión. ¿Qué se activó en el cuerpo? ¿Qué mecanismo de protección? Proponer un movimiento de DESCARGA, CONTRAJO su campo vital. La propuesta corporal estaba desajustada. Es entonces que con esta imagen de la CONTRACCION, imagino una propuesta corporal que tienda a la EXPANSION, a la Pulsación, a la motilidad de su CAMPO VITAL. Entonces le pido que se acueste en el colchón me siento atrás de ella, sosteniéndole la cabeza, el cuello y luego la parte alta de la espalda. Le pido que respire dejando entrar y salir el aire por la boca y allí nos quedamos un rato. Esta vez en una propuesta corporal/vincular de SOSTEN. Luego de este momento le pregunto a Josefa como el cuerpo recibió este trabajo y ella comparte conmigo lo siguiente: ´´estoy más tranquila, me siento más blanda, siento el pecho más abierto, la respiración más profunda y en general me siento más floja´´. 2da. SESION UN MES DESPUES: Luego de 1 mes de compartir vacaciones con su familia llega a sesión MUY ENOJADA con su hermano mayor. Ella dice ´´siempre me ve como la más chica, la que no sé nada de la vida, siempre descalificando lo que yo digo….´´. Le propongo que tome un momento para registrar como la estaba acompañando el cuerpo, que sensaciones corporales estaban presentes, como estaba su respiración. Luego de un rato Josefa comparte que su respiración está muy corta, que en la cara siente mucha tensión sobre todo en los ojos y en el seño y que siente un nerviosismo en el pecho. Entonces teniendo en cuenta el camino recorrido en la sesión anterior le propongo la siguiente secuencia de trabajo corporal. a.      Le propongo que se acueste con los pies apoyados en el colchón e inicie un movimiento alternativo con las piernas (deslizar una por el colchón al momento de la exhalación, luego recogerla y deslizar la otra). b.     Empuje chiquito sobre los pies en el colchón generando un movimiento pequeño en la pelvis hacia arriba. c.     Torsión de columna en posición acostada (dejar caer piernas para un lado y brazos y cabeza

Cuerpo Sutil.

El cuerpo sutil también es llamado cuerpo energético o cuerpo de ensueño en las tradiciones chamánicas. Alma o Espíritu son también formas de nombrarlo. Es aquella entidad que somos, es el ser. Es el ser, que desde el punto de vista del desarrollo, en un entendimiento del mundo psicocorporal, pasa por distintas fases a través de las cuales va “encarnando”. El psiquismo nace apuntalado por el cuerpo físico. Este en su creciente catectización aloja, al menos por un tiempo, al ser o cuerpo sutil. El cuerpo físico al desarrollarse va privilegiando zonas que producen interés al entorno y al sí mismo al ser fuentes de excitación. Este interés de ambas partes genera una carga de energía, es decir el cuerpo físico se va catectizando. El ser va apareciendo, el alma se va reflejando en ese cuerpo físico. Por ejemplo los ojos y la boca del ser en desarrollo son de principal interés en fases tempranas y reflejan de manera inmediata el alma, por sus movimientos, por los matices del tono musculular, etc. El cuerpo físico refleja entonces a través de su forma y movimientos al cuerpo sutil. El cuerpo sutil “se hunde” en el cuerpo físico a través de puentes o nodos energéticos, zonas de misterio. Esto es así en la visión del chamanismo del Méjico Antiguo, como en el budismo tibetano –los chakras-,o en China Antigua –en la acupuntura la energía del cuerpo sutil circula a través de meridianos y puntos específicos-. En la visión de W.Reich la sana pulsación simpático-parasimpática del sistema nervioso autónomo es el reflejo de esa unión entre el cuerpo físico y el sutil. El orgasmo, dice Reich, no sólo no es un fenómeno psíquico, sino que es la anulación de todo psiquismo. El ser en su libre pulsación orgástica, vital, emocional, es un trozo de cosmos. El cuerpo físico material no es otra cosa en definitiva que una dimensión del cuerpo sutil. En una de sus dimensiones el cuerpo sutil se materializa. Luego de un ciclo vital el cuerpo sutil abandona el cuerpo físico en la muerte, y este ya inherte pero orgánico es reabsorvido por ciclos de la naturaleza. El cuerpo sutil continúa su viaje, primero (según la tradición de Rudolf Steiner) revisando “todos” los encuentros humanos que tuvo en este ciclo. Una revisión del alma. El chamanismo del Méjico Antiguo propone la misma revisión pero durante la vida en el cuerpo físico, a través de la recapitulación. Como cuerpo de energía que somos, en la visión de los chamanes, esos encuentros humanos están sostenidos por fibras de energía pulsátil que mantienen vivo ese vínculo. Eso hace que en la distancia material un ser “sepa” de otro de manera instantánea ya que están conectados a través de esas fibras. Un pensamiento, un sentimiento, una acción pueden ser leídos a la distancia material entre dos seres. Claro que esas fibras energéticas son siempre y en última instancia fibras de amor, de afecto. Un amor del alma. Quizás un amor perturbado si entre esos dos seres hubo alguna disputa. Pero en ese caso como en cualquier otro, tal encuentro fue a los fines de aprender algo y crecer en el sentido espiritual. Por eso agradecemos desde la mirada del espíritu cualquier encuentro que tengamos o situación ya que son simpre fuente de aprendizaje y sirven para templar el espíritu. Finalmente desde el núcleo del ser- el espíritu- no existe la dimensión conflictiva. Por eso acceder a esa dimensión es sólo a partir de haber trabajado primero las dimensiones conflictivas ya que luego por añadidura, y sólo por ella el ser se mueve de dimension a hacia un lugar más sutil. Así pensamos el enraizamiento interno desde la biosíntesis. De lo contrario la espiritualidad y la sutilidad advienen como defensa para evitar el conflicto, negarlo o disociarlo. Respecto del Toque En la utilización del toque, portador de una intencionalidad, abrimos la frontera entre el cuerpo físico y el sutil. Abrimos la posibilidad de establecer un puente que va de lo físico a lo sutil, a través de alinear al ser con distintos toques. En la visión de la Biodinámica, como campo neo-reichiano, ese puente se extiende al regular el sistema autónomo a través del reestablecimiento del psicoperistaltismo (estabilidad en el péndulo simpático-parasimpático). Más específicamente el descubrimiento reichiano nos dice que la pulsación orgónica –bioenergética- del universo en tanto campo sutil, se refleja y se manifiesta en el ser humano a través de la pulsación bioenergética del sistema autónomo y sus funciones. En esta pulsación, dice Reich, el ser es un trozo de cosmos. En la tradición Tolteca del Méjico Antiguo ese puente entre cuerpo físico y cuerpo energético se reestablece al relocalizar la energía en los distintos centros energéticos o zonas de misterio y al recapitular. En la visión del Core Energetics, a través de B. Brenann y su maestra Roselyn Bruyere ese puente acontece por añadidura a un alineamiento de chakras. Roselyn Bruyere maestra bruja de Brenann le pasa un trabajo de sanación, en donde el sanador puesto en su lugar de canalizador contribuye a la alineación energética y consecuentemente al establecimiento de ese puente entre el cuerpo físico y el sutil. Este espacio de Toque es la consecuencia en mi cuerpo de todos esos caminos de trabajo interno. De alguna manera es una integración posible. Sanando desde el Cuerpo Sutil De alguna manera la conciencia del cuerpo sutil es un estado de conciencia acrecentada. Desarrollar esa conciencia requiere cierta intención y práctica. Al permanecer en el sendero de la conciencia acrecentada el ser descubre la mirada del cuerpo sutil, la mirada del espíritu. Y la mirada del espíritu no es la del ego: no juzga, no critica, no proyecta. Simplemente “ve” lo que es. Y eso que está ahí afuera siendo visto es un reflejo del ser… Cual es nuestra parte en eso que acontece?, cual es el aprendizaje que me deja tal situación o encuentro?, en qué punto se activó mi patrón caracterial defensivo? La mirada de nuestro espíritu no tiene nada

El Lugar del Hombre en la Crianza.

…A mi hijo Simón …y en Agradecimiento a su madre, Karina “Cierra los ojos, no tengas miedo. El monstruo se ha ido. Ha huido y tu papá está aquí. Antes de cruzar la calle, toma mi mano. La vida es lo que te sucede cuando estás ocupado en otras cosas”, John Lennon – a su hijo- Mi propósito es ubicar a la paternidad como el producto de un deseo de ser padre. O en todo caso ese es mi deseo. Y no que lo “agarre” al hombre de sorpresa sin estar “entonado” con ese momento tan vital y de tantos cambios. Para esta “tarea” es necesario recorrer los antecedentes personales históricos que sobredeterminan nuestras acciones y nuestros vínculos, sin que muchas veces nos demos cuenta, para así poder encontrar el lugar del placer y el disfrute en oposición al “deber ser”, comportamiento típico que heredamos nosotros los hombres al heredar por linaje en nuestros antepasados el “tener que ir a la guerra”, por ejemplo. En suma, cómo construir un vínculo con nuestros hijos basados en sentimientos viscerales de amor? Asimismo recorrer los “arquetipos” (modelos universales) tanto familiares como sociales en términos de lo que es “esperable” que haga un hombre en tanto padre y poder incluir la dimensión de la “diferencia” en oposición a la “repetición” (compulsión a repetir). A la vez, me pregunto, qué significa ser padre durante la fase pre-natal del bebé –etapa del embarazo-? Y durante la fase temprana –de apego- del desarrollo subjetivo del niño? Y más tarde, cómo establecer límites cuando el cuerpo del niño comienza a ocupar un espacio propio en términos de acciones basadas en el dominio psicomotor global, o sea cuando la musculatura voluntaria ya “le es propia”?, cuando sus acciones tienen una itencionalidad conciente sobre el medio y él o ella ya tienen un cuerpo que acompaña esa intención. Y por último, cuales son los efectos en la adolescencia de esa puesta o ausencia de límites? Cómo advenir en padre? Cuando era chico miraba a mi papá volver del trabajo, subir las escaleras cansado de todo el día de trabajo, y me preguntaba, cómo se hace para llegar a ese “lugar”, el de ser hombre y padre? Desde mi pequeña-enorme mirada de tres, cuatro, quizás seis o siete años ese “lugar” era algo indeterminado, que por algún motivo me preocupaba. O mejor dicho ocupaba un espacio en mi cabeza… Esas impresiones me desafiaban y me llevaban a fantasear, a jugar, y muchas veces a zonas de angustia. Pasó el tiempo y fui encontrando a lo largo de mi experiencia vital identificaciones, algunas de las cuales una vez deshechadas, transformadas, me permitieron sentirme cómodo en el lugar que hoy me encuentro trabajando como psicólogo clínico. Ahí se abrieron ante mis ojos respuestas al hombre- profesional. Mi cuerpo lo sintió. Creo que mi padre en su propósito contínuo estable en relación a su propia profesión y a través del ejemplo simple configuró en mí una matriz perceptual a través de la cual entender el mundo y construirlo en términos también de una estabilidad y propósitos contínuos en relación al quehacer profesional. Él se levantaba muy temprano al amanecer y luego volvía ya entrada la noche a mi casa. Yo sentía su ausencia… Ausencia paradojal, ya que yo “sabía” que él estaba presente ocupado en sostener y mantener la estructura material de nuestro núcleo familiar. Siempre tomando sus propias decisiones con un horizonte claro en su deseo. Pero el hombre-padre? En ese punto no encontraba referencias claras que me permitiesen sentir en mi ser cómo “llegar a ese lugar”, tanto como me había sucedido con mi ser en el trabajo-profesión. El vínculo con mi padre ha sido un poco distante, frío, duro. Recuerdo que su mirada me hacía sentir como que él estaba en “otro lugar”, preocupado. Me generaba sentimientos confusos, de inseguridad y de miedo a no poder. Desaprobación. En cierto sentido también me sentía querido. Pero esto sólo ocurría cuando yo padecía algún síntoma físico. Como él es médico, entonces se acercaba a mí con calidez y tocaba mi cuerpo para revisarme. Por supuesto me sentía reconfortado, seguro, y comprobaba que él me quería. Podía enfermarme con tranquilidad y confianza que él estaría ahí para salvarme. (una manera muy particular de buscar contacto, no? Enfermandome- “Amelie”!) Me llevaba al médico homeópata de la mano y recuerdo que él hablaba toda la consulta de mí. Me hacía sentir importante. Pero nunca me preguntaba cómo estaba. En alguna medida yo era hablado por él. Una vez más, en lo profundo de mi ser había un espíritu intranquilo, incomprendido. Hoy, entiendo y comprendo que sus carencias con sus propio padre han sido agujeros tan grandes que puedo imaginar en él sentimientos de lejanía y soledad. También veo y comprendo que su dificultad de ejercer la paternidad conmigo en términos de contactos tiernos y presentes son el límite que ha fijado su historia personal y su desición de expandir y liberarse o no (un poco al menos) de esa historia. Cómo advenir en padre es una cuestión que gira a través de las propias experiencias (con nuestro padre) a veces dolorosas, otras gratificantes pero siempre van a ser el modelo desde donde vamos a emerger en la vida en una determinada posición. Creo que una de las condiciones más significativas a la hora de comenzar a ejercer la paternidad está vinculado a poder esclarecer el vínculo con el propio padre. Y esto significa poder comprender la propia historia, darse el tiempo para sentir, quizás enojarse por las frustraciones vividas en ese vínculo. Y por último perdonar, aceptar, integrar al padre como un ser humano adulto como uno que en un punto ejerció la paternidad en nuestra persona pero que también tiene o ha cometido errores tanto como uno los ha cometido o los va a cometer con el ser al que va a paternar, el propio hijo. Dificil sería pensar el perdón en hombres que han sido abusados por sus propios padres. Esto merecería especial

Psicoteraperapia Corporal y Adicciones.

Años atrás –1999, Bioenergética y Adicciones- escribí un artículo que representó cinco años de experiencia previa en la clínica de las adicciones –especificamente, toxicodependencias-. Hoy actualizo ese escrito enriquecido por la clínica, la vida y demás formaciones neoreichianas que junto con el Análisis Bioenergético han contribuido a ampliar el legado que nos ha dejado W.Reich complementando sus premisas básicas: Fundamentalmente la aproximación clínica psicocorporal desprendida del descubrimiento y consecuente conceptualización de la “Identidad funcional mente /cuerpo”. Me refiero que junto al Análisis Bioenergético, la Biosíntesis y la Biodinámica son parte intrínseca de la exploración clínica de este escrito. Uno de los puntos cruciales en el que hacen pie –raíz- estas líneas, tanto la Biosíntesis como la Biodinámica, es la dimensión del vínculo como parte crucial del proceso curativo. El Análisis Bioenergético –cuestionándose a sí mismo desde algunos exponentes como Bob Lewis entre otros desde hace más de treinta años- ha arribado, al fin, a considerar también la dimensión del vínculo y con él la entrada a una clínica interactiva, a través de una mirada y un modelo del self. En esto se apoya tanto en la teoría de las relaciones objetales –Fairbairn, Gauntrip, Winnicott- como en los estudios del psicoanálisis vincular –Stern, Bowlby- y finalmente con un modelo propio –Guy Tonella- de la construcción del self en términos de psicocorporalidad. Esta exploración relativamente nueva en el Análisis bioenergético, y desde sus inicios en la Biosíntesis y Biodinámica-años 70- se debe a nuevas comprensiones surgidas desde la clínica. Desde el psicoanálisis freudiano hemos tendido a entender toda la clínica a la luz del complejo de edipo y el complejo de castración. Como si toda situación conflictiva, patógena, emergiese de temáticas basadas en tiempos –alrededor de los 3 años y medio a cuatro años- en el que el ser ya contaba con la organización de un desarrollo psicomotor global con el cual defenderse del peligro. Desarrollo que en paralelo le brinda una conciencia con la cual poder representar ese peligro y activar el “esfuerzo de desalojo de la representación inconciliable” –Freud- a través del acceso a la musculatura voluntaria. Construyendo de esa manera coraza –muscular y caracterial, Reich-. La Psicoterapia Corporal –Análisis Bioenergético, Biosíntesis y Biodinámica- entiende que vivencias acontecidas anteriormente a la etapa correspondiente al complejo de Edipo – es decir elementos no verbales y preverbales- son determinantes en la construcción de la psicopatología. En tiempos de Freud o no había síntomas referidos a estos núcleos o simplemente no eran percibidos como tal y consecuentemente no fueron objeto de estudio en el psicoanálisis. Los daños acontecidos en etapas primarias del desarrollo -previos a la representación verbal- causan un tipo específico de perturbación cercano al aniquilamiento y anulación del ser. Hoy en día, psicólogos clínicos, enfrentamos de manera diaria este tipo de núcleos en nuestros pacientes. Dicho de otra manera, en concomitancia con la violencia creciente a nivel mundial –ya sea por distintos motivos y planos- nos encontramos con personas muy violentadas a niveles primarios de su desarrollo. Seres que no han sido mínimamente entonados en sus necesidades, entendidos y empatizados en su “ser verdadero”- Winnicott-, en su subjetividad. Que no han tenido suficiente apoyo y vínculo asegurador. Que no han tenido suficientes experiencias de tranquilidad y placer combinados con juego. Que han heredado padres “capturados en sus propios ruidos”. Padres que no han estado desde el “silencio” en el sentido de no sobreinterpretar el acontecer anímico de sus hijos. Por este motivo es que se llega a una comprensión más profunda clínica. Profunda en el sentido del desarrollo. Y se apela al vínculo como herramienta para alcanzar esos niveles de trabajo terapéutico. Ya que si es en el seno del vínculo que se crea psicopatología, es a partir del vínculo también que se posibilita la cocreación de estados más saludables a partir de los intercambios subjetivos entre paciente y terapeuta. En este marco clínico y conceptual pienso hoy a los pacientes toxicodependientes. Cualquier persona adicta –quien mantiene una relación de sometimiento y dependencia a un objeto- ha de tener ciertas carencias importantes en el proceso primario de su desarrollo. En tanto “el objeto que les da consistencia como sujeto atraviesa el cuerpo de manera privilegiada”-G. Rigo, 1999- esto ha de significar que existe una búsqueda, al consumir ese objeto que proporcione algún tipo de función aseguradora en el terreno de la existencia básica. Y obviamente, se trata de una búsqueda mal conducida, patológica, perturbada. En este plano básico, (etapa de apego, fusionada entre madre-bebé) la leche por ejemplo, atraviesa el cuerpo del bebé otorgándole consistencia, en la medida que existan intercambios afectivos con la madre. El bebé internaliza a la madre a través de la leche, a través de todos lo intercambios tónicos, sensoriales que van a construir a la larga el sentimiento de existir en un continuum existencial. Es como si hubiese en el adicto un intento permanente y fallido a la vez de internalizar un objeto que promueva seguridad. El intento es permanente –por compulsión a la repetición- en el deseo de inscribir en su cuerpo al objeto asegurador. Y fallido porque el objeto droga –tratado como persona- no cumple con las características humanizantes. Queda fijado entonces a una relación de sometimiento y dependencia al objeto. De lo dicho se desprende que al no haber un ser discriminado en términos de autonomía, ya que el adicto existe en la medida en que consume –y el consumo insiste!- el terreno de la expresividad emocional no encuentra límites precisos. La vida emocional transcurre en un escenario en el cual “el río desborda de sus márgenes”. Las corrientes energéticas emocionales superan las barreras del psiquismo para ser contenidas. Sabemos por la clínica psicocorporal que dichas barreras son construcciones psicocorporales: basadas en un tono muscular adecuado y una estructura ósea –de huesos- organizada. Incluido una respiración profunda –no torácica-. Esta es una construcción psicocorporal alcanzada y basada, repito, en los intercambios intersubjetivos con las figuras parentales durante los períodos tempranos de la vida. Yafianzados durante la adolescencia. Estos intercambios intersubjetivos promueven la

Entrevista de Biosíntesis.

Agradezco a Adriana y a Silvia esta oportunidad de transmitir, a través de mi experiencia, algunas cuestiones básicas acerca de la biosíntesis. Como psicólogo clínico, se inició en mí un interés por los abordajes psicocorporales a partir, primero, de mi práctica marcial (Tai-chi, Aikido y Kenpo), y más tarde, cuando entré en contacto con la vasta obra de Wilhelm Reich, hace aproximadamente 15 años. De formación psicoanalitica, comprendí la profunda y misteriosa condición del psiquismo humano. Reich me develó la simultaneidad del psiquismo en sus dimensiones corporal y mental. Brasil, en cuya tierra Reich está consagrado a nivel académico oficial, fue el lugar donde me nutrí del Análisis bioenergético y de la biosíntesis. Y aquí en la Argentina, tuve aproximación a la biodinámica con entrenadores de Francia y de Brasil. Todas psicoterapias corporales neoreicheanas. He transitado formación también en lineamientos de Barbara Ann Brennan (“Manos que curan”) descendiente directa del Core Energetics (psicoterapia neoreichiana) en conceptos de energía sutil. Por otro lado, desarrollo procesos de Healing de Bob Moore maestro que ha inspirado a Boadella en el aspecto espiritual de la biosíntesis. Y por último, y tiñendo todo este escenario clínico y espiritual, tengo un agudo interés práctico, desde hace más de diez años, en un linaje de chamanes del México antiguo quienes transmiten conocimiento a través de movimientos y respiraciones desde hace mas de 10.000 años y para los cuales el hombre, el mundo y el universo están hechos de fibras de energía pulsatil. ¿Cuáles son los orígenes y las raíces de la biosíntesis? La biosíntesis es un marco de conocimiento de aproximación a la realidad que incluye un enfoque de psicoterapia corporal y “una forma de autodesenvolvimiento y de autoformación personales con una base biosocial y potencial para ser aplicada en otras áreas de la sociedad y no solo específicamente en la clínica” (Boadella). Fue creada alrededor de los años 1970 por David Boadella, psicólogo británico y vegetoterapeuta caráctero- analítico formado por Ola Raknes, psicoanalista noruego, discípulo directo de Wilhelm Reich quien a su vez fue discípulo directo de la primera camada de formación de Sigmund Freud y coordinador del Seminario Técnico de la Asociación Psicoanalítica Internacional desde 1922 hasta 1928. Boadella también obtuvo formación de Gerda Boyesen quien también se formó con Raknes y fue la creadora de la Biodinámica. Es decir que Boadella tuvo una formación originaria como vegetoterapeuta caráctero-analítico que fue la línea matriz de la terapéutica reicheana. Boadella, entre otras cosas, fue el creador de la revista Energía y carácter, publicación encargada de distribuir, en toda Europa, artículos de psicología somática neoreicheana desde 1970, y más tarde, en todas partes del mundo. Y de fundar la Asociación Europea de Psicoterapia Somática. Actualmente, es el director del Centro de Biosíntesis con sede en Zurich, Suiza, desde donde coordina la red internacional de grupos de formación expandida actualmente a más de treinta países en Europa, América, Asia y Oceanía. Podemos decir que la biosíntesis tuvo tres raíces fundamentales que luego se fueron expandiendo y creando nuevas estructuras de pensamiento y de acción. La biosíntesis se presenta así como un cuerpo, un sistema abierto, no cerrado, en permanente transformación, fluencia, con conceptos interconectados en unidades coherentes que abarcan distintas dimensiones de la realidad (cuerpo, mente, espíritu). Decíamos que tres tradiciones diferentes que se desarrollaron a partir de Freud convergen en la raíz misma de la biosíntesis. Una trazada por Reich, pasando por Lowen y Boyesen focalizada en la energía libidinal y el trabajo sobre el carácter y sus raíces somáticas, en suma, la coraza en tanto blindaje. Por otra parte, la experiencia prenatal, estudio iniciado por Otto Rank y continuado por Francis Mott, centrándose en la embriología y la vida en el útero. Y por último, a través de Melanie Klein y los terapeutas de las relaciones objetales derivanda en Frank Lake focalizándose en la diada relación madre-hijo. Por otro lado, la biosíntesis reconoce no solo la existencia en el terreno del cuerpo físico, sino la existencia en el cuerpo energético que se extiende más allá de lo físico y lo circunda. Este cuerpo energético llamado de distintas maneras de acuerdo a las distintas tradiciones, introduce la existencia transomática además de la somática, y la biosíntesis busca relacionar ambos mundos, que la persona “se sienta como en su casa”. El énfasis en las formas orgánicas y vitalidad somática es complementado y entendido como que estas son “encarnaciones” de una esencia que puede trascender la vida como la muerte. La biosíntesis denomina esta dimensión transpersonal , el suelo interno o enraizamiento interno de una persona. Boadella se apoya para la construcción de estas dimensiones en su trabajo personal a lo largo de quince años o más con un vidente dinamarqués llamado Bob Moore que creó un sistema de trabajo denominado healing que consta de sistemas de meditación y de circulación de la energía teniendo en cuenta la “anatomía sutil”. Volviendo al aspecto embriologico, Boadella se nutrio de autores como Stanley Kellerman (Profesor de Análisis Bioenergético) que prestaron atención al punto de vista del desarrollo y procesos de maduración, y que piensan que la “experiencia subjetiva” se inicia en las primeras semanas luego de la fecundación. Por lo tanto, la patología ya podría ser pensada no solo desde la perspectiva “edípica” y la estructuración social, sino en niveles mucho más arcaicos. Y la relación del bebe con el útero cobra una dimensión muy importante en la clínica: cómo estaba ese útero, si estaba duro o blando, rígido, no rígido, receptivo, etc. Entonces, en el cuerpo, fluyen tres corrientes energéticas o de vida fundamentales asociadas a las capas embrionarias llamadas: endodermo, mesodermo y ectodermo. Estas corrientes derivadas de estas tres capas dan lugar a la existencia de todos los órganos y sistemas de órganos: sistema circulatorio, respiratorio, digestivo, muscular, esqueletico, nervioso; las glándulas. Estas corrientes se expresan a través de la acción y el movimiento muscular; el pensamiento y la percepción; la emoción y los sentimientos. El estrés antes del nacimiento, durante la infancia y en la vida adulta quiebra la integración de estas tres corrientes

Rastreando Energía en clínica Psicocorporal.

Las verdaderas fiestas ocurren en el cuerpo y en los sueños. Alejandra Pizarnik …los antiguos videntes vieron que la conciencia de ser del hombre es un resplandor de luminosidad ambarina… Don Juan Matus Mi interés en esta ficha es poder ubicar algunos puntos, cruciales quizás, del desarrollo de las dimensiones energéticas en el campo de la clínica psicocorporal. Se trata de lugares específicos a través de los cuales se puede visualizar un mapa que oriente por un lado la lectura bibliográfica sobre el tema, y por el otro hacer un avance sobre lo que actualmente llamamos energía sutil, con la cual estamos interesados y vinculados los que estamos en este campo de investigación y practica psicocorporal. El campo de la bioenergía proviene, en sus antecedentes, de las exploraciones clínicas psicoanalíticas. Siguiendo ese linaje, el primero en ubicar en el terreno clínico una dimensión energética al entramado psíquico fue S. Freud. En su exploración descubrió: – La existencia de una energía susceptible de desplazamiento. -Que dicha energía navega entre las representaciones cargándolas o no. – Que hay un desplazamiento de cargas que sostienen a las representaciones, de manera tal que ciertas representaciones quedan sobrecargadas en detrimento de otras, las originarias, que por su afecto producen conflicto al yo, y que de esta manera aportan su carga, desplazándola a otra cadena representacional, constituyendo los síntomas y rituales o cermoniales obsesivos. -O bien la carga se desplaza al cuerpo sobrecargando los organos en detrimento también de la carga de las representaciones originarias proveedoras del conflicto. De esta manera y a través del concepto de pulsión –fronterizo entre psique y soma- Freud vinculó los planos psíquico y somático. Su interés estaba en la dimensión energética de la pulsión, la libido, ya que a través de ella, en su dislocamiento, se encontraba la fuente (energética) de los conflictos. De aquí deviene la técnica de la asociación libre: a través de un trabajo sobre las representaciones, y el soltar el control en la producción de las mismas en la experiencia analítica, la energía vuelve a reencauzarse sobre las representaciones originarias y de esta manera el yo, anoticiándose, pueda encontrar nuevas formas de conducirse en la vida teniendo en cuenta sus verdaderos anhelos, deseos, y necesidades. La pulsión, en tanto concepto fronterizo entre psique y soma, arranca al cuerpo de la medicina clásica, permitiéndole en su expresión ser el lugar, escenario, de las intensidades y conflictos mentales, psíquicos. El planteo freudiano es netamente energético en sus inicios. Por algún motivo él abandona esta exploración abriendo la metapsicología y explicando los fenómenos clínicos a la luz de tres instancias –metapsicología-, una de las cuales es la energética –también denominada estructural, económica-. Es en este punto donde aparece W. Reich, discípulo directo de Freud. Interesado por la sexología, continúa investigando los fenómenos energéticos en el plano específicamente fisiológico, apoyándose en la biología. Y continuando los intentos freudianos de darle un sustrato orgánico al concepto de pulsión, específicamente en su fuente, la libido. Reich, midió y cuantificó impulsos tanto afectivos como sexuales en investigaciones con electrodos y descubrió la existencia de una energía eléctrica en el cuerpo humano que se distinguía de la energía electromagnética. Llamó a este tipo específico de energía, bioenergía. Las mediciones demostraban un aumento de carga en el placer y una disminución de la misma frente al displacer . El aumento o disminución de carga en el cuerpo estaban vehiculizadas por iones (por ej.:calcio y potasio). El aumento de carga energética en el placer estaba ubicada en la periferia del cuerpo con disminución de carga en el centro. Y viceversa el aumento de carga en el displacer se ubicaba en el centro, mientras en la periferia disminuía. De esta manera se esclareció en términos económico-energéticos, que la angustia y el placer a su vez determinan dos direcciones energéticas, hacia el centro y la periferia del organismo (centros vegetativos- piel). Y esto está regulado por el sistema nervioso autónomo en su pulsación simpática- parasimpática. El psiquismo humano y sus afectos básicos placer y displacer-angustia pasaron a pertenecer en su base al dominio de la biología, que transporta en sus redes, canales y fluidos, la bioenergía. Lo biológico, somático es a la bioenergía lo que el cable a la electricidad, aquello por donde circula. Este descubrimiento produjo un quiebre definitivo del psicoanálisis como institución internacional con respecto a Reich, ya que al descubrir dicha energía en el plano fisiológico se le estaba dando confirmación a la hipótesis freudiana de la existencia de una energía como rectora del psiquismo. Hipotesis que Freud había descartado. Más adelante, a los pocos años W. Reich descubre, a través de cierto instrumental, la existencia de una energía específica que da lugar a la existencia tanto orgánica como no orgánica. Denominó a esa energía Orgón. La bioenergía es la extensión de ese orgón en la existencia humana. En este punto el universo en Reich pasa a ser a ser comprendido en términos de la manifestación material de una pulsación energética fundamental. Veamos con detenimiento las dimensiones bioenergéticas. En términos generales la vemos y la sentimos a través de sus distintas expresiones: fluidez, bloqueo, calor, frío, sudor caliente o frío, rubor, palidez , bostezo, tosido, náusea y vómito, somnolencia, lagrimeo, excitación sexual, vibraciones musculares, temblores, movimientos peristálticos, dolores musculares, cansancio, ansiedad o angustia, parestesias, calambres, sensaciones de levitar, sensación de unidad corporal, sensación de abandono agradable o caer, etc. Estas distintas expresiones de la energía van a catectizar distintas representaciones, y de esta manera un trabajo que apunta a movilizar la energía intenta producir una “palabra orgánica”, es decir una palabra que provenga de las profundidades somáticas que reestablezca la unidad psicosomática, quebrantada en la condición patológica, en la cual la palabra se piensa a sí misma. Es aquí cuando cobra sentido la frase “estar en la cabeza”, aludiendo a la pérdida de contacto con las sensaciones. Otra dimensión a tener en cuenta es la cuestión de la carga y la descarga. Tema extensamente desarrollado por Reich en el libro “La función del orgasmo”, en

Dimensiones del Toque en Clínica Psicocorporal.

…“la intención es la técnica”… Entre seres humanos nos tocamos desde un inicio, en el mejor de los casos, pero quién toca? Por un lado el bebé, en su “sabiduría orgánica”, se mueve buscando contacto bucal primero reptando hacia el pecho materno, con los ojos y su mirada, más tarde con las manos, como extensión de su boca. Todo este desarrollo lleva implícito una intención que, creemos, es la de establecer contacto y vínculo. Si del otro lado hay alguien que no reconoce esa intención, por lo pronto se quedará sin la posibilidad de desplegar esa “sabiduría orgánica” que trae en su campo. La madre-padre, o quien estuviese a cargo, a través del toque integran ese movimiento vinculante de contacto. Y de esta manera se prolonga el desarrollo de lo que ya fue sucediendo en el útero a nivel de contacto y vínculo. Y si esa prolongación incluye una regulación de los extremos hipotónicos e hipertónicos, el bebé en desarrollo se siente “contento” , o como dice Gerda Boyensen en “bienestar en la independencia”, un estado en el cual el ser encuentra una autoregulación con los medios interno y externo, en este caso por períodos muy cortos, ya que es recién nacido. Quiero ubicar aquí la importancia del toque en cuanto a principal vehículo de construcción de subjetividad. Se podría pensar que tanto las palabras como los gestos tocan, pero en un inicio “el cuerpo a cuerpo” es inevitable a la hora de construir una “base segura” (Bowlby). Nadie podría afirmar que con un buen gesto o una palabra solamente se podrían calmar las “angustias inconcebibles” que sitúa Winnicott. Ahora bien, el siguiente ejemplo ilustra con sencillez la dimensión de la intención: la madre toca amorosamente el cuerpo del bebé incluido sus genitales para limpiarlo y luego toca los genitales de su pareja en el encuentro íntimo. Cual es la diferencia? Si no la hubiera, algo anda desencajado, no?, y pensaríamos en perversión. Pero si la hay, qué es lo que cambió, puesto que es la misma mano física? Este ejemplo alcanza para adentrarnos en el inmenso, cuando no infinito terreno de la intencionalidad. Ya que suponemos que algo en la intención de esa mujer ha de cambiar para abrir dos campos tan diferentes. Entonces tenemos que el “toque” y la “intención” contribuyen de manera determinante a la “construcción de la subjetividad”. Quien recibe el toque aparentemente es pasivo y el que lo da, por darlo parecería ser activo. Pero de esta manera se estaría anulando la intencionalidad y la apertura del ser en desarrollo de recibir activamente y en ese acto vincularse (el bebé no es pasivo al recibir, sino que es activo en sus respuestas ya sea tranquilizándose o excitándose). Si establecemos una analogía entre el paciente en proceso psicoterapéutico con el bebé en proceso de desarrollo madurativo, en ambos casos se hace necesario, para promover el movimiento de dichos procesos, que tanto el psicoterapeuta como los padres se ubiquen receptivos y contenedores en torno al ser. Configurando un “campo organizador”, al decir de Boadella. En el terreno clínico psicocorporal, es importante aclarar que un psicoterapeuta “muy activo” (con la connotación arriba expuesta) estaría en su intervención en el terreno de un masaje desconectado del sentir, más “kinesiológico”. Como psicoterapeutas intentamos ser más pasivos, aún tocando, y de esa manera estar receptivos a las reacciones que se suceden y se generan en ese toque en el paciente, en términos de imágenes o sensaciones y sentimientos. Que la actividad siga estando del lado del paciente, en la producción subjetiva que “enciende” el toque. Entonces detengámonos el suficiente tiempo que necesitemos para trabajar nuestro campo de intención. Intención que es una verdadera propuesta de dirección energética. Ya que, desde una posición teórica psicoanalítica somos pasivos en torno al saber y nuestros pacientes son activos frente a ese saber, pero para movilizar ese movimiento de análisis en lugar de proponer asociación libre estamos cometiendo el “pecado” de transgredir una de las reglas fundamentales psicoanalíticas de abstinencia al tocar a nuestros pacientes, necesitamos afinar nuestro instrumento corporal y nuestra ”intención”, que no es otra cosa que entregarse a algo más grande que uno, que va a guiar nuestra mano. Somos puente. Freud hablaría de comunicación inconciente a inconciente, (entre terapeuta y paciente) aludiendo a esa entrega del analista a hablar desde un lugar más amplio que desde su yo. B. Brenann diría que el terapeuta está tocando fibras energéticas espirituales ayudado por presencias, guías, “seres inorgánicos”, que co-intervienen para el trabajo de sanación. Queda evidente también su apertura a “algo” más amplio. La regla de abstinencia pide una “negociación” que permita dejarla ubicada en el lugar que nos salva como analistas de creer que “sabemos todo” acerca de nuestros pacientes como una madre que “sabe todo” lo que le pasa a su hijo aún cuando este ya tiene la suficiente edad como para saber de sí. De lo dicho hasta ahora, mi intención es poner a jugar en primera instancia la dimensión del campo de intención del terapeuta. Repito, la intención propone una dirección a la energía, a la nuestra y la del paciente, como el timón propone una dirección al barco, pero y el viento? Quizás nos pueda llevar a otra parte… pero podemos o bien explorar ese otro lugar o reconducir y volver. Rastreando un poco desde la psicoterapia corporal tenemos a W.Reich, el primero en abrir campo en la dimensión del toque, ubicando que la intensidad de una idea depende de la cantidad de energía vegetativa que moviliza o cristaliza (concepto de identidad funcional mente-cuerpo) con lo cual esta premisa desembocó en “tocar” lo somático ya sea a través de movimientos, posiciones o toques. Uno de sus discípulos directos fue Ola Raknes, en la península escandinava. Siendo de mayor edad que Reich, y luego de haber aprendido Orgonterapia fue analista de Reich, luego que este le pide trabajar con él su vínculo paterno. Fue en el último período de Reich antes de escapar por la guerra a Estados Unidos. Se considera esta

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Dirección general: Lic. Gastón Rigo

Psicólogo UBA / Psicoterapeuta Corporal con Certificación Internacional

International Senior Trainer of Biosynthesis