De las Pasiones del Cuerpo a las Acciones del Alma -Nuerociencia, Espinoza y el Ser-

Revista “Energía & Carácter” Vol. 33 Sept. 2004 Traducción al castellano del original en ingles: Silvina Alterman …gracias..) Introducción Tres años atrás fui invitado a un Congreso en la Universidad de Warwick organizado por el Consejo de Psicoterapia del Reino Unido, cuyo tema era “Revoluciones en Psicoterapia y Neurociencia”. Presenté la mirada de la Biosíntesis sobre la organización somática del cuerpo, y en particular sobre nuestro trabajo concreto en cuanto a la transformación de problemas en recursos en relación al trauma. La neurociencia moderna y el psicoanálisis han coincidido últimamente en una emocionante combinación reafirmando el temprano modelo energético de Freud, base de la vegetoterapia Reichiana. La neurociencia está lentamente desplazándose de la comprensión del cerebro a la comprensión del cuerpo, confirmando teóricamente muchos de los descubrimientos que elaboró la Biosíntesis y algunas otras formas de psicoterapia corporal. En este contexto el cuerpo deja de ser ese olvidado y sombrío elemento de la psicoterapia para pasar a ser percibido como base y fundamento del abordaje psicoterapéutico. Uno de los neurocientistas modernos más fáciles de entender es Antonio Damasio cuyo tercer libro sobre neurociencia es analizado más adelante. En el Congreso de la Universidad de Warwick se aportaron interesantes descubrimientos, sin embargo yo comprendía que en neurociencia existen dos posturas: una enfatiza los aspectos estructurales del cuerpo y el cerebro argumentando que los trastornos tempranos se fijan casi irreversiblemente a modo de patrones neuronales. La otra, enfatiza la plasticidad de la estructura dándole una mayor importancia a la función: los diferentes usos del ser podrían formar, más adelante, nuevas conexiones en el cerebro y nuevos patrones corporales. La primera postura es pesimista, la segunda optimista. En una nota sobre el Congreso de la Universidad de Warwick publicada en “The Psychotherapist” (nro. 17 otoño 2001) Aaron Balick hace el siguiente comentario basado en la contribución que allí brindé: Continuando con lo que pareció ser una reacción a la posición “cerebrocéntrica” de oradores anteriores, Boadella señaló que como seres humanos estamos hechos para construir e integrar y no para desintegrar. Este comentario fue seguido de una perceptible señal de alivio por parte de los psicoterapeutas presentes en el anfiteatro que ya estaban dando indicios de pesimismo y rechazo hacia la naturaleza determinista de la neurociencia… Debe enfatizarse el contrapunto que esto representó en el contexto del Congreso. A pesar de que la neurociencia redescubrió el fascinante trabajo del neuro-psicoanalista ruso Alexander Luria (cuya investigación sobre el cerebro tripartito es fuente de inspiración al modelo teórico de Biosíntesis), aún no ha concebido la importancia de la organización embriológica del cuerpo para la comprensión de las conductas psicosomáticas. Aún permanece en lo profundo el reconocimiento de que la mente no puede ser reducida a la materia asi como mente y materia comparten la misma raíz que subyace a los campos mórficos de organización. Este fue el punto de partida de mi presentación en el Congreso de Warwick. Hace más de trescientos años atrás el filósofo Baruch Espinoza impulsó la idea fundamental de la relación entre cuerpo y mente y sus conexiones psicosomáticas. A continuación se presentan dos perspectivas de Espinoza, una del neurocientista Antonio Damasio y otra de la Biosíntesis. 1 Buscando a Espinoza: Alegría, Tristeza y el Cerebro que Siente Crítica al úlimo libro de Antonio Damasio (Harcourt, USA 2003) Muchos terapeutas conocen a Damasio como autor de “El Error de Descartes”, en que se presentan los niveles emocionales debajo de la conducta racional y de “La Sensación de lo que Ocurre”, que describe los niveles emocionales de la sensación de ser nosotros mismos. Su último libro “En Busca de Espinoza” es en muchos sentidos el más brillante hasta hoy, está escrito en forma simple y apasionada y penetra más profundamente en las conexiones cuerpo-mente. Además, para comenzar a comprender la unidad psicosomática del ser humano, intercala retrospectivas históricas de la vida de Baruch Espinoza, uno de los primeros psicólogos filósofos. Damasio confirma muchos aspectos que sostiene la Biosíntesis sobre los campos de vida al plantear un espectro de las dimensiones de la experiencia como propiedades auto-regulatorias homeostáticas simples del cuerpo, necesarias para la supervivencia, que van de las polaridades sensoriales de placer-dolor a la emoción apropiada. Describe no sólo los procesos cerebrales implicados en las emociones sino también los procesos corporales, en particular las señales del cuerpo interno (intercepción) y externo (exterocepción). Se mantiene extrañamente en silencio en cuanto al tercer reino de la sensación, la propiocepción, que vincula las señales provenientes de los músculos lo que parece quedar reducido a una nota al pie. Damasio nos muestra cómo las “emociones de fondo” emergen de estados de conciencia corporal, y subyacen a las “emociones primarias” tales como miedo, enojo, alegría y tristeza que a su vez subyacen a las “emociones sociales o secundarias” tales como culpa, vergüenza, orgullo, simpatía, etc.. el sentimiento como estado superior es producto de la percepción del estado corporal y emocional junto con pensamientos y creencias asociados e imágenes mentales y expectativas. La comprensión de la integración cuerpo-mente deriva de sus estudios en neuro-psicología, pero claramente Damasio se entusiasmó al descubrir que trescientos treinta años antes Espinoza describió muchas de sus anticipaciones y confirmaciones. Para Damasio el cuerpo/mente es un complejo sistema integrado, una red jerarquizada de procesos. Parece ser un creyente en el “principio ascendente” es decir, en la primacía de los niveles inferiores apuntando a los niveles superiores. Recurre a la evidencia que nos ofrece la bioquímica de las drogas o de los desórdenes neurológicos del cerebro para reflejar la aparente dependencia de pensamientos, sentimientos y emociones que tienen un cerebro y un cuerpo en buen funcionamiento. Para comprender al ser humano que hemos desarrollado en Biosíntesis el “principio ascendente” es sólo la mitad de la historia, la otra mitad es el “principio descendente” o sea la habilidad de los niveles superiores de pensamiento, imagen y sentimiento para producir cambios emocionales y – aún más – en la senso-percepción,
Transferencia, Resonancia e Interferencia (1981)

Por David Boadella Traducción desde su original en inglés por Celeste Bucatinsky y Yamila Turbay David Boadella fue director de la escuela primaria de Abbotsbury desde 1963. En 1970 fundó la revista Energía y Carácter. Trabaja como terapeuta y coordinador de grupos en muchos centros alrededor del mundo. Nació en 1931 y está casado con la poetisa Elsa Kornbluth. Tiene un hijo de 21 años y una hija de 18 que falleció en un trágico incendio en el Albergue de Mujeres en Kilburn, Londres, en 1980. Resumen Este artículo proviene originalmente de una charla brindada en el Centro Gerda Boyensen en mayo de 1981. Abarca varios aspectos sobre la transferencia y contratransferencia en relación a las personalidades del cliente y terapeuta. Estableciendo vínculos (Bonding) Si las necesidades emocionales del niño se encuentran con una respuesta emocional contradictoria por parte de la madre o el padre, estamos entonces frente a un patrón de interferencia. Mientras que, por otro lado, una crianza saludable, no neurótica, es esencialmente un patrón de resonancia. Transferencia y contratransferencia, del modo que se presentan, son también patrones de interferencia: dan cuenta de que algo está ocurriendo entre el cliente y el terapeuta, entre quien ayuda y es ayudado; hay un patrón o “algo” en el campo que está perturbando el contacto. Si es perturbado por parte del cliente, se denomina transferencia. Si es perturbado por parte del terapeuta se denomina contratransferencia. Ahora bien, la esencia de la transferencia es que esa perturbación refleja la historia de los patrones tempranos de interferencia. En otras palabras, los mismos patrones de interferencia se proyectan en una nueva relación, perturbándola. La diferencia es que un patrón de interferencia en terapia se vuelve un foco de consciencia y, si el terapeuta trabaja con la transferencia, utilizará ese patrón para conocer algo acerca de lo que está interfiriendo. Si tratara de conocer algo acerca de lo que interfiere en sí mismo, estaría trabajando entonces con su propia contratransferencia, para poder ir más allá de ella. Si intentara conocer acerca de lo que interfiere en el cliente -y éste también intentara comprenderlo- estaría trabajando con la transferencia y yendo más allá de ella. Ir más allá conduce a un patrón de resonancia. Lo que torna complicado el asunto es que en el contacto entre cliente y terapeuta ocurren ambas a la vez. Existen patrones de interferencia forcejeando con patrones de resonancia. La resonancia está tratando de liberarse a sí misma de la interferencia, como cuando se sintoniza una radio: si no encontramos la sintonía justa, escuchamos mitad el programa que queremos escuchar y otra mitad de programas que no queremos escuchar. Nosotros estamos tratando de sintonizar para obtener una señal más clara. Esto es deshacerse de la interferencia. Me gustaría decir que otro modo de traducir “patrón de resonancia” sería hablar de establecer vínculos (bonding); vínculo entre el niño y su madre, o entre dos adultos trabajando juntos para resolver un problema, una dificultad. Cuando hablamos de “patrones de interferencia” estamos hablando de disturbios en el vínculo, bloqueos en el vínculo o pseudo vínculos. Ahora quisiera prestarle atención a algunos de estos disturbios y patrones con mayor detalle. Apego y desapego Hay dos extremos en lo que se refiere a los disturbios de la resonancia y me gustaría focalizar en ellos, porque si los extremos están claros es más sencillo tener claridad acerca de algunos de los estados intermedios. Los extremos son sobre-apego, y sobre-desapego. Sobre-desapego es la clásica situación de algunas de las primeras terapias analíticas en las cuales el terapeuta se vuelve demasiado profesional, midiendo la distancia entre él y el cliente: “Bueno, si estamos sentados demasiado cerca, esto se tornará muy comprometido, voy a buscar la distancia correcta”. Freud solía sentarse detrás de las personas de modo tal que no podían verlo. Una de las razones que ha sido propuesta para explicar esto fue que se sentía un poco avergonzado al mirar a las personas a los ojos. Entonces el psicoanálisis se trataba de hablarle a una oreja, era una relación de ese estilo y, de alguna manera, era parte de la distancia. En la psiquiatría y en la tradición médica en particular, nos encontramos con un gran énfasis en mantener la distancia, mantenernos clínicos. Muchas personas han escrito investigaciones enteras sobre esto. Sobre cómo los doctores usan un lenguaje deshumanizado por miedo a volverse demasiado humanos. Otra cuestión que surge a partir de esto es un área entera que Reich agarró por las astas, que tiene que ver con el toque. Tradicionalmente los doctores solo tocaban el cuerpo clínicamente y las personas que observaban la mente y las emociones no lo tocaban en absoluto. Esto era parte de la distancia. Entonces hay una especie de tabú del toque implícito en los tipos de interferencia sobre-desapegados, sobre-clínicos, sobre-profesionales, que realmente interfieren en la confianza de los pacientes. Nadie le va a abrir su corazón a la oreja de alguien que está sentado ahí, como un grabador. El otro extremo es el sobre-apego, donde terapeuta y cliente se encuentran de algún modo entretejidos en una especie de simbiosis: el terapeuta se siente absorbido por las necesidades del cliente y comienza a sentirse amenazado por él, sin poder salir. Estamos frente a un tipo de relación entre alguien que absorbe y alguien que es absorbido. Podemos mirar estos dos extremos como la oscilación esquizoide-histérica de la que habla Frank Lake(1). Por un lado la posición esquizoide, “mantenga su distancia”, por el otro la posición histérica, “mantengámonos cerca”. Estamos hablando entonces de sobre-acercamiento, falta de formación de límites. Voy a sugerir luego -o, si no lo sugiero, es ciertamente algo para ser sugerido- que los diferentes tipos de carácter van a estar tendientes a alguno de estos dos extremos. Algunas personas van a gravitar sobre uno, algunas personas van a gravitar sobre otro. Ambos, por favor recuerden, son según mi punto de vista, interferencias en el vínculo real (real bonding). Ahora, en algún otro lugar -no es realmente en el medio, porque no es un tipo de compromiso entre ambos- pero en algún
Afecto, apego y entonamiento.

Título original: Affect, attachment and attunement: Thoughts inspired in dialogue with the three-volume work of Allan Schore Publicado en Energy and Character vol.34, año 2005 Afecto, apego y entonamiento Pensamientos inspirados en diálogo con los tres volúmenes del trabajo de Alan Schore: Regulación del afecto y origen del self, 1994 New Jersey, Lawrence Erlbau Desregulación del afecto y desórdenes del self 2003, New York y Londres: Norton & Co. Regulación del afecto y reparación del self, 2003, New York y Londres: Norton & Co. Revisados y discutidos por David Boadella Traducido desde su original en inglés por Yamila Turbay Cuerpo en Terapia – Psicocorporalidad – Buenos Aires, Argentina 2019 Introducción: La relevancia del metabolismo bioenergético dentro de los contextos de psicoterapia corporal: antecedentes de importancia del trabajo de Allan Schore. En psicoterapia corporal, durante los últimos años, se ha manifestado una tendencia hacia cierta grieta entre enfoques que dan énfasis al cuerpo, a las energías del cuerpo y a las dinámicas emocionales, por un lado, y enfoques que enfatizan la psicodinámica, las relaciones y la transferencia, por el otro. En el trabajo de Wilhelm Reich esa grietano existe. Los insights de Reich sobre el metabolismo bioenergético se desarrollaron en paralelo a sus insights sobre la psicodinámica de la formación del carácter. En 1950 John Bowlby publicó su trabajo acerca del cuidado materno para la Organización Mundial de la Salud. El mismo año Wilhelm Reich inició una investigación de dos años sobre la relación infante-mamá en la cual hizo hincapié en el papel vital del contacto energético en el desarrollo del niño. Reich hizo énfasis en la “autorregulación” del niño en el contexto de un vínculo cálido, empático y pleno de contacto, primero con la madre y luego con el padre. Esos mismos principios de contacto fueron destacados por Reich también para la relación terapéutica, poniendo énfasis en el principio de identificación vegetativa y en el curso de una terapia cuyo foco fuese profundizar las funciones naturales de contacto del cliente, su lenguaje expresivo. Desde la muerte de Reich en 1957 ha habido un gran número de desarrollos que han apoyado, confirmado y expandido estos insights fundamentales: desarrollos que han surgido en gran variedad de ciencias independientes, cada cual trabajando con sus propios métodos y principios de investigación, pero convergiendo en una imagen congruente del ser humano, su cuerpo, su mente y su mundo. Estas son las áreas de investigación más significativas en lo que concierne a la psicoterapia: a) Bioenergética celular Los principales investigadores son el ganador del premio Nobel, Albert Szent György y su colega James Oschmann. Estos estudios han enriquecido mucho nuestra comprensión acerca del metabolismo energético fundamental del cuerpo. Han sido extendidos hacia un nivel organísmico por los estudios de Hess, Gellhorn y otros en lo que han denominado como acciones ergotrópicas y trofotrópicas del sistema nervioso autónomo (vegetativo); también por el trabajo de Robert Ader y sus colegas, en psico-neuro-inmunología, y por el trabajo de Candance Pert sobre las moléculas de la emoción (neuropéptidos). b) Neurología funcional: Los estudios del cerebro tripartito de Alexander Luria estuvieron en los fundamentos mismos de la Biosíntesis y han sido recientemente re-descubiertos por la neurociencia moderna. La complejidad del cerebro con diez millones de neuronas, cada una con diez mil sinapsis, revelan una simplicidad funcional basada en su desarrollo embriológico. Luria señaló la existencia de tres sistemas funcionales en el cerebro que son apoyados por diferentes regiones del mismo. La función es primaria y la estructura secundaria. Henri Laborit en Francia desarrolló un modelo biosistémico diferente del cerebro, en tres niveles, que será descrito más adelante, y que influenció fuertemente a la Biosíntesis. El trabajo de Antonio Damasio, destacado neurocientífico, ha mostrado cómo el cerebro está íntimamente “acoplado” al cuerpo. La neurociencia moderna está llevándonos, finalmente, de vuelta al cuerpo. c) Teoría del apego: Desarrollada por John Bowlby y colaboradores en Inglaterra a partir de 1960. Fue una expansión del psicoanálisis enfocada en los insights etológicos de la biología comportamental, con detallados estudios sobre los patrones de vínculo entre madre e hijo. Estos patrones de vínculo están relacionados en Biosíntesis a los diferentes estadios y fases del desarrollo de la empatía y de sus disturbios. d) Teoría del entonamiento: Puede ser considerada como un desarrollo de la teoría del apego. Sus conceptos claves fueron desarrollados por Daniel Stern en Inglaterra y por Martin Dornes en Alemania. El énfasis está en la interacción rítmica, en la danza entre madre y bebé en los períodos iniciales no verbales del desarrollo del self, que son la base somática del self verbal que se desarrolla sobre el tercer año de vida. En Biosíntesis trabajamos con un modelo de diálogo, invasión y privación. El diálogo se corresponde a un flujo de contacto a través del toque, contacto visual, tono de voz y resonancia empática: estas formas de contacto son aspectos de buen entonamiento (attunement). La invasión y la privación, que se corresponden a la hiperestimulación e hipoestimulación en el modelo de Stern, pueden ser vistas como formas opuestas de disturbios en el vínculo. e) Teoría de los sistemas dinámicos: Desarrollada a partir del trabajo de Bertalanffy, esta ciencia interdisciplinar está asociada a diversos desarrollos claves: teoría del caos, relacionada al estudio de los cambios no determinados; teoría de la catástrofe, relacionada al estudio de la repentina exacerbación de los patrones normales de comportamiento. La teoría del caos ha sido aplicada para la comprensión del comportamiento esquizofrénico y de los disturbios del ritmo cardíaco, para citar dos ejemplos. La teoría de la catástrofe ha sido relacionada con el shock traumático y con los extremos de hiper e hipo excitación. La teoría de los sistemas dinámicos, especialmente en el trabajo de Esther Thelen y de Linda Smith, ha sido aplicada a la comprensión de las conexiones entre comportamiento, cognición y desarrollo motor, tema central para la Biosíntesis. Thelen y Smith se inspiraron en varias fuentes. Para la comprensión de la motilidad, fundamental para el concepto de campos motores en Biosíntesis, se inspiraron particularmente en el trabajo de Kurt Lewin acerca de las fuerzas motivacionales en el espacio vital; y en el trabajo
¿Por qué razón nunca se lo menciona a Reich?

Es como si nunca hubiese existido. Unos pocos estudiantes de medicina -si es que alguno- habrán oído su nombre en la facultad y nunca lo habrán encontrado escrito en sus manuales. No es que las ideas de Reich sean menos científicas que muchas otras que se enseñan hoy en día – las cuales, a su vez, no son más científicas que aquellos dogmas clínicos de hace más de 50 años que ahora nos damos el gusto de ridiculizar o tratar con condescendencia. Los planteos de Reich en relación al impacto de las influencias sociales sobre las funciones de nuestro sistema nervioso (simpático, parasimpático y central) y sobre nuestra bioquímica son comprobables, pero nunca son comprobados; como ocurre con tantas otras cosas realmente importantes: el trabajo de Lemert sobre la naturaleza conspiratoria del campo social de las personas que creen que existe una conspiración; el trabajo de Scheff sobre procedimientos de admisión a hospitales mentales; el trabajo de Jourard sobre contacto corporal, por ejemplo. Son trabajos fascinantes para “laicos”, quizá advertidos por profesionales, raramente tenidos en cuenta. Si uno hace referencia a alguno de ellos, pareciera que uno se pone “pesado”. Ni una persona, por lo que yo conozco, en ninguna institución de este país está realizando ni la más mínima investigación, ni siquiera para desconfirmar alguno de los detallados hallazgos o hipótesis de los recién mencionados, incluyendo a Reich. Las profesiones institucionalizan la ignorancia y la convierten en reivindicación de status. Reich fue arrestado por el FBI por sospechoso de ser espía nazi. Fue activamente perseguido mientras estuvo vivo y conspiratoriamente ignorado ahora que está muerto. Mucho nos queda por hacer para develar la sociología de los intentos de destruir herejes sin dejar rastros. ¿Cómo podemos saber cuándo esos intentos tienen éxito? Muchos manuales de psiquiatría se ocupan en gran medida de descartar información que sólo se permitirá conocer a estudiantes avanzados cuando ellos, se espera, ya tengan el cerebro teóricamente lavado, estén “enganchados” a prácticas profesionales y entonces ya no se pueda hacer nada al respecto (“si tuviéramos más staff…”, “si tuviéramos más dinero…”, etc). Los manuales se convierten en cementerios. Un culto a los ancestros intelectuales. Rara vez se los vuelve a leer pasados algunos años… y al mismo tiempo nuevas ideas continúan muriendo o al borde de ser asesinadas o enterradas. Reich fue descartado profesionalmente durante años. Pero – de algún modo u otro – pacientes quizá tan chiflados como él continúan leyendo sus libros. De repente vamos a descubrirque ya sabemos todo lo que vale la pena acerca de su obra – y el resto podrá ser fácilmente tirado al tacho de basura de las ideas psicóticas. Los verdaderos tachos de basura de la historia son los manuales. Traten de leer manuales de hace 30 o 40 años y compárenlos con los trabajos de Reich de ese entonces. Reich todavía está vivo. No hay razón a priori para suponer que lo que sobrevive a través de la historia es la verdad. Es posible que no tengamos mucho más que las mentiras que instalan aquellos que ganan el juego de poder. La verdadera historia de la separación de Reich del círculo psicoanalítico íntimo es aún hoy un secreto muy bien guardado que probablemente nunca se revele. ¿Por qué? Quizá las dinámicas de ese grupo sean tan instructivas como las teorías que de allí emergieron. Más del cincuenta por ciento se suicidó o presuntamente enloqueció, o ambas. La historia oficial de Ernest Jones es menos creíble que muchos cuentos de hadas. Reich tuvo insights agudos acerca de la familia patriarcal europea pero, como Groddeck, parece haber entablado una transferencia espontánea con Freud, sin apreciar de lleno el escenario completo del grupo. Aunque la presencia de Wilhelm Reich aún revolotee – ridículo, amenazante, lamentable, según las proyecciones – amurallada por fuera de la ortodoxia de la psiquiatría y el psicoanálisis, parece existir una lenta reevaluación entre los jóvenes de todos los tiempos. Incluso sus últimos trabajos – acerca de lo que llamó “biofísica” – ya no se prestan a ser dejados de lado con tanta soltura como hace algunos años. Mientras más conozco lo que Reich trataba de decir, más seriamente lo tomo. Sus teorías se desarrollaron de la siguiente manera: Reich comenzó como psicoanalista en los años veinte con un interés particular en sexología. Fue un distinguido miembro del círculo de Freud en Viena. Su mirada fue tomando forma gradualmente a partir de su propia experiencia clínica. Reich se formó la impresión de que todos sus pacientes sufrían disturbios de la genitalidad. Esto no siempre se ponía de manifiesto en obvia frigidez o impotencia, pero siempre involucraba la incapacidad para el orgasmo total con gratificación completa. Esto no resultaba obvio, porque muchas personas no sabían (y no saben) lo que era un orgasmo completo, entonces no sabían lo que se estaban perdiendo. El orgasmo, como Reich lo describe, es una ondulación serpenteante de todo el cuerpo, un entregrarse, una rendición, que llega un punto cúlmine y es seguido por la disolución total de la tensión pre-orgásmica. Esta ondulación es generada por un flujo libre de energía bioeléctrica y hasta cierto punto es resistida por prácticamente todos a través de tensiones crónicas en los músculos del esqueleto. Desde la cabeza hasta los pies, de acuerdo con Reich, estamos encerrados en una suerte de coraza muscular que es nuestro carácter. Su función principal es evitar el placer. Mata la gratificación y la vida. Desarrollamos este equipamiento letal anti-gratificación en la niñez, aprendiendo a mantener el labio superior rígido, manteniendo la cabeza en alto, mentón arriba, espalda arqueada, hombros redondeados, diafragma rígido, pelvis muerta, con temor de respirar libremente, especialmente de exhalar. Luego de algunos años Reich abandonó las técnicas psicoanalíticas. Comenzó a considerar que, al usar exclusivamente el habla, terapeuta y paciente cooperaban secretamente para permanecer atrapados en su coraza caracterológica. Se enfocó entonces en intentos directos de “desacorazar” al paciente a través de métodos de relajamiento muscular. Al hacer esto la serpiente de poder aprisionada se movilizaba: algunas veces, como Reich describe, de maneras que aterrorizaban a aquellos
Violencia en la Terapia (2da parte)

Yo también enseño judo para chicos, y una de las cosas que aprendemos en el judo es no herir a nuestros oponentes. A los luchadores, se les enseñan maneras seguras de inmovilizar al oponente y, existe un método claro de demostrar sumisión, el cual es instantáneamente respetado por el luchador que está venciendo la lucha. El judo, mientras deporte, tiene como resultado una tasa bien baja de incidentes. Los golpes de judo son enseñados de una forma tal, que el golpeador levante su oponente por lo alto, evitando que, al tírarlo al suelo, se golpee con la cabeza. Los judocas alrededor del tablado son entrenados a sentarse con sus piernas orientadas para abajo, de rodillas, para qué nadie tropiece con una pierna que no esté distendida. Las lastimaduras son raras, así mismo con golpes clásicos, como la llave de brazo o la llave de cuello, pues la anatomía es siempre respetada. El judo establece un alto nivel de control en sus luchas. Synanon, en principio, expulsaba completamente las luchas entre sus miembros, y toda hostilidad era trabajada solamente en lo verbal. Bill Schutz describió varias formas de confrontación física que son limitadas por reglas, incluìda la lucha de pulgar dinamarquesa, la caída de brazo y el cabo de guerra. George Bach agrega la lucha-bataca, en la cual las personas luchan con inofensivos bastones almohadónados. Èl escribe,…la ‘lucha-bataca’, como cualquier otro ritual, está comprometida con un consentimiento mutuo. Así, cuando existe alguna disparidad significativa entre los participantes, como entre padre e hijo, o entre un hombre adulto y un joven, o una mujer, los participantes deben negociar ventajas o limitaciones de armamento que equilibran las inadecuaciones físicas. Otras limitaciones, también, son establecidas- por ejemplo: Los luchadores pueden querer acordar que ciertas partes del cuerpo no deben ser tocadas, como la cara o las partes genitales. Una zona de seguridad puede también ser establecida, en la cual el participante que estuviera cansado o indefenso se puede retirar por un tiempo(12). Él nos dijo, entonces, que cuando la agresión constructiva aumenta, la hostilidad rencorosa disminuye. Bill Schutz dedica 10 páginas de su libro Alegría (joy), en un relato detallado sobre una lucha física entre dos miembros de uno de sus grupos de encuentro en Esalen *, en California. La lucha es entre Mike y Ginny. Mike hace un tipo Marlon Brando, con una furia contenida, capaz de emerger en cualquier instante; Ginny era una mujer competitiva que fue voluntaria para una lucha física con Mike. Schutz así describe el episodio: Mike se sacó sus zapatos, se levantó enfrente de ella, avanzó en su dirección, y rápidamente enganchó sus piernas por detrás de ella, empezando a forzarla hacia el suelo, estilo lucha libre. Ginny lidio con èl desesperadamente, y los dos giraron alrededor, formando grandes círculos, hasta que Ginny, finalmente cayó. Ella se torció y se contorsionò hasta que, por último, desistió ante la fuerza superior de Mike. Èl la ayudo a levantarse, con su cooperación. En regreso ella, lo derrumbó al suelo con apenas una resistencia moderada; ella lo ayudó a levantarse, finalmente. Schutz gastò un tiempo largo determinando la psicología de cada participante, y lo que cada uno había ganado con la experiencia. Ginny dijo: yo confié en que Mike me iba a tirar al suelo sin lastimarme, como también confíe en mi entrenador por saber lo que él estaba haciendo. Schutz agrega lo siguiente: Mike necesitaba confrontarse con su mujer incontrolable, y Ginny precisaba sentir la fuerza de un hombre que sostuviera sus sentimientos y su feminidad. El aparente peligro físico de esta actividad es, hasta ahora, más aparente que real. Yo nunca vì, en las muchas luchas que observé ningún abuso físico mayor que arañones. Cuidados especiales deben tomarse; pero, como ambos, Ginny y Mike, nos indican que las personas, normalmente no quieren lastimarse en una situación como está. (19) – Agresiones y daños corporales reales La creencia de los así llamados grupo sin límites es que las reglas de una lucha moderada, o las protecciones y garantías que tornan segura una confrontación, de cierta forma, no hacen que realmente la violencia de una persona sea encarada con todo vigor. Las posibles ventajas y desventajas entre participantes son desconsideradas, las seguridades son renunciadas, ningún límite es colocado, y cada uno es responsable por sí y por ninguno más. El resultado, naturalmente, es un drástico crecimiento en las tasas de heridas. En grupos donde las luchas sin límites son alentadas o permitidas, existen relatos de quiebra de huesos, rodillas heridas, cuellos distendidos – lo principal parece ser que usted no puede hacer un omelet sin quebrar huevos. Así, yo ya conocí personas caminando con muletas después de tales grupos; escuché hablar de personas que tuvieron que hacerse complicadas cirugías y restaurar funciones dañadas en sus juntas. El holandés Jorg Andreas Elten escribió sobre este problema, como sigue: Algunos grupos, muchas veces, terminan con escenas de encuentros tan brutales, que los participantes dejan los grupos por no soportar la terapia de choque, y frecuentemente con heridas. Y sé de lo que estoy hablando por haber tenido, yo mismo, dos costillas quebradas en uno de esos encuentros. (20) El continúa diciendo que no se arrepiente de tal experiencia, porque lo ayudó a romper con rígidos condicionamientos suyos. Richard Price, el director de Esalen, prefiere ver este tipo de terapia de choque como una táctica de campo de concentración. (27) (ver apéndice 2) En Londres, recientemente, discutiendo sobre esta cuestión de violencia, una mujer me dijo que su marido había ido a uno de esos grupos y golpeado a tres mujeres – él se sintió mucho mejor y aprendió algunas cosas útiles. Ella sólo no dijo si las tres mujeres habían obtenido alguna cosa de valor con esta experiencia. En la comunidad terapéutica multimillonaria, Synanon, en los Estados Unidos, la prohibición original de la violencia física fue olvidada. Muchos relatos de castigos físicos y palizas de miembros (incluìdo niños) llegaron a las Cortes. Chuck Dederich, el fundador, está frecuentemente juzgado por conspiración de
Violencia en la Terapia (1ra Parte)

Hace más o menos un año yo conversé con Eva Reich sobre la necesidad de un artículo como éste. Mientras viajábamos de lugar a lugar ambos oímos relatos sobre violencias en grupos, qué aunque justificadas como una forma avanzada de “terapia” es de hecho una nueva forma de fascismo. Escribir este artículo ha sido una experiencia un tanto dolorosa – si tuviese la oportunidad yo lo hubiera evitado. Sin embargo, no es más posible cerrar los ojos y cerrar los labios para el tema de la violencia en la terapia. La cuestión de si los impulsos hostiles y destructivos en el hombre son innatos o adquiridos han calentado el debate psicológico por un largo tiempo. Konrad Lorenz, etimologista, todavía argumenta que es un instinto heredado. El psicólogo Americano John Dollard, hace varios años coloca adelante la visión de que la agresión destructiva fue siempre una respuesta a la frustración. Tuve muchas discusiones en los circuitos freudianos al respecto de las posibilidades de la existencia o no de un instinto de muerte. Este concepto fue desarrollado con la intención de explicar la persistencia de los impulsos negativos y destructivos en las personas. Wilhelm Reich divergió de los freudianos sobre este asunto, cuando colocó el concepto de que los impulsos violentos destructivos son lo que él llama de vías secundarias, que van a surgir de la negación y supresión de las vías primarias – como el impulso de hacer contacto, la necesidad de amor, la espontaneidad creativa, el trabajo o juego cooperativo. Tres capas de estructuras de carácter En la Concepción reichiana sobre las 3 capas de la psique humana, la tercera consiste en todas las formas culturalmente adquiridas de colocarse máscaras, las cuales no esconden solamente los más profundos impulsos primarios, sino también los efectos de sus distorsiones- las destructivas vías secundarias. En la terapia por èl desarrollada, Reich observó que una penetración por abajo de la superficie de las defensas de carácter llevaría al surgimiento de una interligación mutua entre los impulsos primarios y los secundarios. El desafío de la terapia estaría en ayudar una posible desconexión entre estos impulsos, para qué, de esta forma, la furia y el odio pudiesen ser liberados, siendo abierto, así, un espacio para la alegría e interacciones humanas de placer. Reich escribió: En las ideas éticas y sociales del liberalismo, nosotros podemos ver la representación de la capa superficial de carácter, de auto- control y tolerancia. La ética de este liberalismo sirve para mantener lejos la fiera en el hombre, o sea, la segunda capa, nuestros impulsos secundarios, el inconsciente freudiano… Así, en contradicción tanto al liberalismo, que representa la capa superficial de carácter, como a la Revolución genuina representada por las capas más profundas, el fascismo representa, esencialmente, la segunda capa de carácter, aquella de los impulsos primarios. (1) En las terapias, donde esta distinción no es sostenida con claridad, la remoción de la capa superficial hace liberar primero, y de una sola vez, los impulsos primarios y secundarios. Las personas pueden fácilmente ser seducidas, en sus deseos por impulsos primarios, a una aceptación de los secundarios. De esta forma, el amor a la espontaneidad puede caminar lado a lado con indulgencias fascistas de violencias. La bella y la bestia son las caras gemelas que se muestran y nos encaran cuando las máscaras de nuestro carácter, finalmente, caen en el suelo. Patear, pegar, morder y otros tipos de expresiones biológicas del odio son formas utilizadas en la terapia reichiana y en la bioenergética como oportunidad de liberación catártica de los impulsos violentos y destructivos. Reich dice que para que esto suceda con seguridad, es necesario que el ego de la persona involucrada tenga cierto nivel de estructuración. Algunas personas raramente contienen sus propias violencias, y solamente estarán listas para la oportunidad de expresarlas exteriormente, cuando ellas tengan desarrollado la habilidad de confrontar sus impulsos voluntariamente, cuando así fuesen buscados. En mi libro la responsabilidad de la conciencia (2) yo hago un comentario sobre esta cuestión, en función de las personas descontroladas. Una persona con un ego razonablemente estructurado es capaz de focalizar y direccionar su odio, en la medida en que se torna inofensivo para sì y para los otros, y no se mete en comportamientos peligrosos. Pateando el colchón o golpeando un almohadón ella expresa un alivio de los sentimientos destructivos, hasta entonces reprimidos, y, al mismo tiempo se protege de posibles acciones peligrosas. Si esta distinción no es hecha, se crea, entonces, una situación que nos es conocida como exteriorización. En la exteriorización la persona escoge, en la convivencia social, entregarse a sus sentimientos y expresiones violentas acosta de los otros. Alexander Lowen y John Pierrakos, en una monografía sobre el tema, nos dan una descripción bien clara sobre las realidades de las expresiones de violencia. Ellos escriben: El comportamiento violento es una reacción natural que se manifiesta cuando la libertad de alguien está siendo amenazada, y esto es tan verdadero para los adultos como para los niños. Sin embargo, no siempre ella origina libertad para la persona- violencia genera violencia, y en la lucha que sigue aquel que tenga la mayor fuerza vencerá. Así, sería mejor contener el acto violento, sin embargo esta decisión debe ser tomada, con más acierto, basada en las circunstancias de la situación dada, de que en principios éticos. Un hombre puede rehusarse a entrar en una lucha, si esto le va a salvar la vida. Sin embargo, él tiene el derecho de luchar, si su libertad está siendo amenazada… la violencia puede ser una expresión patológica, y así es cuando no está relacionada a un real impedimento de la libertad de la persona. Sí, por ejemplo, la represión ocurre en el pasado, entonces sería patológico responder violentamente cuando la provocación se da en el presente. De esta forma, si la represión es impuesta por uno de sus padres, es patológico liberar la violencia sobre un hermano más nuevo. Los problemas ocurren porque pocos padres permiten que sus hijos respondan violentamente a las frustraciones, tienen
La Niña en la Perla: Biosíntesis y el Abrazo a la propia Luz.

Este escrito fue presentado con motivo de la Certificación Internacional en Biosíntesis, agosto 2019, Bs. As., Argentina. Conté para ello con el apoyo y la asesoría de Gastón Rigo, quien enriqueció este trabajo tanto como mi recorrido profesional y humano. Mi amoroso agradecimiento a él, como persona y mentor. Había una vez una niña. Caminaba por la playa al sol, lentamente. Su mundo se construía con castillos en el aire. Un aire que costaba respirar, se atoraba en su pecho y la ahogaba por momentos. La niña sonreía mucho a pesar de todo. Pintaba paisajes en la arena, se dejaba tocar por cada color del cielo, cada espuma del mar, cada caracola… Hasta que encontró una ostra, y en la ostra, una perla… Cada ser es un recorrido. Llegar a la mitad del camino enraizada en la vida, trascendida en otras perlas. Todas girando en un collar que las precede y las sucederá. Buen momento para revisar cómo viene siendo todo, porque hay cosas que no cierran… Hay insatisfacción, aun habiendo plenitud. Y te das cuenta que las respuestas de siempre ya no van. Las nuevas respuestas se encuentran caminando hacia atrás, como hacen los niños cuando juegan. Jugando aparece en una playa la niña que hace tiempo fuiste, te encuentra convertida en perla. Cómo es encontrarse con la niña que una fue… ¿rendir cuentas? ¿pedir perdón por alguna promesa incumplida? ¿abrazarse y aceptarse? ¿enumerar todo lo logrado? Porque esa niña contiene el germen de quien hoy sos, pero no sos vos. Es una versión, un fragmento de historia. ¿Cuál fue el momento en el que tu energía mutó? ¿Cuándo pasaste de ser un grano de arena triste y golpeado, sostenido apenas por un hilo de afecto a ser una perla brillante y fuerte? La pregunta por el momento exacto resulta crucial. Aparece una consigna: traer luz a mamá. Una mamá triste, sola, en medio de la oscuridad. Una hija que va a encender su sonrisa. Un texto que permite encarnar en el mundo, porque da un sentido, una misión. Las misiones, los logros, cada próximo objetivo será motor y atadura, la satisfacción en la insatisfacción. Porque contendrá un mandato tan fuerte que, aun dando estructura y forma, resulta agobiante. Entonces, ¿cuál fue el momento en el que la niña tímida y enfermiza se convirtió en un torbellino sensual, intenso y potente? La misma pregunta en dos momentos diferentes, en dos tránsitos sucesivos: El tránsito hacia la vida y el tránsito de niña a mujer. Respuestas diferentes y análogas. Una nueva edición de traer luz a mamá fue llevar luz al mundo. Pero si toda la luz es para el mundo, la insatisfacción está garantizada. En una energía que va hacia afuera y no retorna, el vacío se intensifica… Aparece, por fortuna, la angustia. La angustia es un tesoro, es la condición necesaria para reorganizar las piezas. Ese momento donde el patrón habitual se torna ajeno y lo nuevo quiere amanecer. Entonces hay que volver a entrar. Recorrer ese camino interno hasta el inicio. O incluso antes, como las niñas cuando juegan. Si caminás hacia atrás, haciendo contacto, buscando en el lugar más íntimo, más silencioso… antes de finalizar el primer paso viene mi energía para mí. Un dardo. La fuerza de una verdad rebelde, revelada. ¿Y si mi energía en lugar de ir hacia afuera volviera a mí? Aparece la tristeza, el sinsentido, la muerte… Porque hay un ideal que no te concibe de otra manera que dando, mostrando. Son la propia valentía y la buena compañía quienes permiten transitar la tristeza en ese nivel más que primario, existencial. Al retroceder te desmaterializás y temblando pedís una amarra. Un ancla hacia el mundo. Un motivo para llegar. Un motivo nuevo, lo creativo de una nueva existencia, un más allá de la herida. Imposible sola. La mano amiga te toma, los brazos amorosos te sostienen y te ayudan a avanzar. Sólo hasta que estés lista. Después, sabemos que sola vas a poder. Y podés. Y renacés. Y saltás al mundo con toda tu luz, toda tu fuerza, para hacerla propia. Y eso te hace más libre, más silenciosa, más introspectiva, más accesible… El paisaje cambió. La piedra y la perla ya no son dos momentos sucesivos. Se sincronizan en el reencuentro de esa niña reflexiva y sensible con esa mujer intensa, que ya pueden reconocerse como el ser único que son. Cómo abrazará la vida a este nuevo ser es un misterio, rodeado de los más bellos augurios. Análisis teórico clínico Lo que antecede es el relato de una sesión en el contexto del taller de formación en Biosíntesis coordinado por Liane Zink y Gastón Rigo en Buenos Aires, en noviembre de 2018. Este relato me sirve como base para articular algunas ideas respecto de la clínica en general y en particular de la Biosíntesis, como la entiendo y la practico. Sin intentar clasificar diagnósticamente, la nomenclatura voy a usarla sólo como soporte. Lo que me interesa compartir es en realidad una experiencia de tránsito subjetivo que permita contar mi estilo en el quehacer. Hace tiempo vengo reflexionando acerca de las características del trabajo psicocorporal como lo entendemos desde la Biosíntesis y llegué a la conclusión de que en mi caso se articula como una flor de tres pétalos o anillos entrelazados, un pequeño mandala. Estos tres pétalos pueden nombrarse como: El psicoanálisis como punto de partida, la convicción de la existencia del inconciente y una ética donde el saber habita en el paciente; el trabajo en el cuerpo, que conduce hacia lo reprimido o lo disociado y funciona como campo de elaboración de ese conflicto o déficit; y, finalmente, la vía existencial que convoca un nivel de misterio y trascendencia en todo lo anterior. Propongo pensar entonces este pequeño cuento desde esos tres anillos entrelazados. El Psicoanálisis y la noción reichiana de Carácter Desde Freud entendemos que el despertar de la sexualidad adolescente resignifica el primer tránsito a la genitalidad que se dio durante el Complejo de Edipo. Considero pertinente en este caso el paralelismo entre la salida
El Árbol del Hombre y Dimensiones fundamentales de la Biosíntesis.

El árbol del hombre y dimensiones fundamentales de la Biosíntesis. Traducción al portugués de Karen Sachs y adaptación por Rubens Kignel. Traducción al castellano de Guillermo Cragnolino y revisado por Gastòn Rigo. Introducción El símbolo del árbol de la vida erecto (plantado) en el centro del mundo es tan antiguo como la mitología. El árbol de la vida que se extendió entre el cielo y la tierra, fue transformado en el árbol de la humanidad, el cuerpo del ser humano, situado entre el suelo bajo sus pies y el cielo encima de su cabeza. En mi presentación de las dimensiones fundamentales de la Biosíntesis utilizarè esta metáfora del árbol como una estructura integradora para que entendamos la relación entre las diferentes partes del trabajo que tenemos en común. 1- Corrientes de vida: raíces de la corporificación Un árbol tiene raíces que lo anclan a la tierra y brindan su alimentación esencial. En la mitología nórdica el árbol del mundo sagrado poseía tres raíces que eran fuentes de vida, permitiendo un flujo de energía dentro del cuerpo del mundo. En la Biosíntesis las tres raíces corresponden a lo que llamè de las tres corrientes de la vida. Yo creo que todos en la Biosíntesis están familiarizados con este concepto fundamental de la embriología funcional: los tres tubos de nuestra formación somática, formando tejidos internos, externos e intermediarios. Las tres corrientes de afecto que asociamos son : la corriente de sentimiento, asociada al estar bien alimentado física y sicológicamente, la corriente de sentimiento asociada con movimientos libres y con gracia y la corriente de afecto, asociada con el contacto agradable con la piel y con los órganos de los sentidos. Las tres corrientes de afecto pueden, es claro, ser cargadas negativamente, que es el funcionamiento somático de la neurosis: las contracciones y estrés dentro y entre los sistemas orgánicos, cuando la integración entre las tres corrientes se interrumpe y se torna disfuncional. Las tres corrientes están sedimentadas en nuestra morfología y fisiología y expresadas en nuestro metabolismo energético. En el ámbito psicológico ellas pasan a ser las tres grandes áreas de preocupación: lo que está aconteciendo en el sistema emocional, lo que está aconteciendo en nuestro patrón de comportamiento, postura y acción y lo que está aconteciendo en còmo sentimos y hacemos sentido en el mundo. Llamamos esto el ABC de la Biosíntesis: afecto, comportamiento, cognición. Las raíces del árbol succionan alimentación, la cual viaja en conductos a travès de ella, alimentando todo el organismo en los varios niveles verticales del ser. Del mismo modo, las tres corrientes de la vida están asociadas con niveles resonantes de información en todos los niveles de nuestro ser. Podemos distinguir tres formas de lenguaje: el lenguaje que describe eventos – lo que aconteció-, el lenguaje que describe sentimientos y el lenguaje que describe creencias y actitudes. Este es el principio de corriente vital aplicado al lenguaje. En las tradiciones espirituales encontramos una enseñanza básica de la naturaleza triple del hombre. Esto se relaciona con las enseñanzas de la trinidad del cristianismo lo que, yendo más atrás en el tiempo, nos lleva al mito egipcio de Osiris, Horus e Isis. Osiris, el dios moribundo, era simbolizado en el cuerpo por la columna vertebral, el eje del movimiento. Su símbolo era un árbol. Nosotros recordamos que Jesús fue crucificado en un árbol, pero el mismo árbol se tornò un símbolo para su resurrección, así como fue hecho anteriormente para Osiris. Isis, su compañera, era simbolizada por ondas y por alas, ligadas a la respiración y a sus pulmones. Horus, el hijo del matrimonio, era simbolizado por un ojo, el ojo de la claridad. Cuando la claridad era oscurecida, se hablaba de la máscara de Horus, una “face” falsa escondiendo el yo verdadero. En la tradición budista recordamos que Buda recibió la iluminación bajo un árbol. Los tibetanos nos trajeron el concepto de tres conductores, canales de inspiración los cuales pueden ser vistos como un nivel más elevado de expresión de las tres corrientes vitales: la compasión – sentimiento por el otro; la acción con compasión – el tratar bien al otro; y la sabiduría – una visión de sì mismo, de los otros y del mundo. 2- Campos vitales: niveles de expresión A partir de las raíces del árbol nace el tronco, el vástago vertical, el cuerpo principal del árbol. El tronco surge del suelo y se extiende en dirección a la luz. En el cuerpo humano también podemos hablar del tronco y a la base de él se la llama como la raíz central del cuerpo. El tronco en el cuerpo es mantenido unido por la espina, el eje del sistema motor y canal para los nervios motores, sensoriales y el sistema vegetativo asociado a ellos. La espina tiene siete nódulos naturales donde ella se curva y se inclina, y sobre estos nódulos están situados los centros de nuestro sistema de energía sutil, unidos a las principales glándulas del cuerpo. El tronco de la espina es el eje integrador principal del cuerpo, extendiéndose de la pelvis al cerebro, pasando a través de los centros nerviosos que regulan la digestión y la sexualidad, hasta aquellos que mantienen el corazón en equilibrio, a la garganta y al lenguaje, los ojos y la visión, las orejas y la audición y, finalmente, el propio cerebro, el pedazo de materia más complejo existente en la naturaleza. En la Biosíntesis hablamos de niveles de expresión asociados a los segmentos verticales de la espina como “campos vitales”. Sexualidad es un campo vital, lenguaje es un campo vital. El cliente que viene a nosotros para terapia presenta su problema en uno o más de estos campos. Los campos vitales nos brindan diferentes maneras de llegar al problema de él: podemos escoger trabajar con el campo vital del movimiento (el así llamado campo motor) o con el campo vital del sistema de creencias, o con las complicaciones de la transferencia. El trabajo terapéutico procura moverse para arriba o para abajo entre los campos vitales, ayudando a la persona a obtener más
Nadar la Tristeza, Cantar la Alegría.

Parte I. Desarrollo de una sesión de Biosíntesis y sus posibles aportes desde la psicocorporalidad sesión con Renata B. que tuvo lugar durante el Seminario “Bioespiritualidad y Terapia” dirigido por Eunice Rodrigues – Entrenadora Senior Internacional – Bs. As. 25 de junio 2017 *nota aclaratoria: el nombre de la paciente descripta en este desarrollo fue creado para proteger su verdadera identidad (Escrito presentado con motivo de la Certificación Internacional en biosíntesis) Renata comienza compartiendo desde un estado endodérmico de profundo vacío con gran carga emocional de tristeza … una actitud corporal doblegada e introvertida, imágenes internas y sensaciones restrictivas: “el alma teñida de soledad y dolor”, “infinita tristeza”… Eunice la escucha atenta… El concepto central de la biosíntesis es que en el cuerpo fluyen tres fundamentales corrientes energéticas o corrientes de vida asociadas con las capas embrionarias celulares: el ectodermo, el endodermo y el mesodermo del óvulo fertilizado a partir de las cuales se forman los sistemas orgánicos distintivos… el endodermo es la capa interior del cuerpo fetal, produce tejidos que metabolizan la energía, proporcionan el revestimiento del tubo intestinal, todos los órganos digestivos y los tejidos de los pulmones…este metabolismo está poderosamente influido por las emociones Dice Stanley Keleman que “la forma externa de la persona refleja su disposición interna, esta es la constatación más simple que se encuentra en el corazón de la psicología somática, formulada por Charles Darwin hace mas de cien años atrás… se forma una anatomía emocional en respuesta a los diferentes insultos a la forma o a las vicisitudes de la formación del carácter…” Eunice describe el mapa energético-emocional de los centros de energía o chakras, información que le activa a Renata el movimiento de la conciencia “de abajo hacia arriba”, lo que le permite comprender la posibilidad de una experiencia diferente … explica que el centro cardíaco contiene la polaridad tristeza-alegría, siendo la alegría un sentimiento válido y real…. luego alude a su estado refiriendo la metáfora de la “noche oscura del alma” (título de un poema escrito por el poeta español del siglo XVI Juan de la Cruz, místico católico que describe una fase en la vida espiritual de una persona marcada por un sentido de soledad y desolación.… experiencia dolorosa que la gente soporta cuando procura crecer en madurez espiritual y unión con Dios) Esto trae una apertura y la idea de que el colapso no es el único destino posible: Y pregunta: “Cuando termina la noche oscura…?” “Cuando vos quieras, Renata…. “ responde Eunice… … Invitando a habitar lo que Stanley Keleman definió como Cuerpo Imaginario: “… Es el cuerpo imaginario cuya función está libre de las tensiones y hábitos que aprendemos … es esa vislumbre de aquello en lo que podríamos convertirnos, un objetivo posible de nuestra transformación… el cuerpo imaginario se convierta en el cuerpo real, el cuerpo de una persona que está nuevamente viva. ..” Y luego Eunice agrega: “Yo estoy ahí contigo en la tristeza”… La teoría del trabajo terapéutico de re-integración que David Boadella ha desarrollado se expresa en dos temas fundamentales uno de los cuales es el “campo organizador”: conjunto adecuado de condiciones sin las cuales no se produce la auto-organización… en el proceso de transformación de los patrones emocionales y expresivos que están bloqueados, la herramienta esencial es la respuesta sensible de otro ser humano … el otro tema es la “resonancia somática” de Stanley Keleman: relación biológica entre dos personas en que las manos, la voz y la presencia del terapeuta organizan el campo en que tiene lugar el proceso formativo de re-integración del cuerpo, la mente y el espíritu Eunice organiza el campo … “Ayer cuando hablaste de tu familia sentí que ahí había mucha opresión” “Sí, he aprendido del deber ser y de los valores rígidos, vacíos, no realizados… he recibido miedo de mi entorno… mi abuela materna tendía a la melancolía, me contaron que decía – hoy estoy contenta porque pude llorar – …. entre varias otras dolencias padeció cáncer de colon” “Eras muy cercana a ella?” “No realmente….” Aquí quiero traer la noción de “psicoperistaltismo” principal regulador de la bioenergía del organismo que afecta y es afectado por presiones psicológicas y emocionales. Gerda Boyensen desarrolla la Biodinámica basada en esta función con el fin de incentivar el libre flujo de la bioenergía del organismo y restaurar su natural capacidad de auto-regulación Según Gerda, cuando un organismo se encuentra en una situación de emergencia el psicoperistaltismo se inhibe para que el organismo concentre su energía en la acción y la expresión dirigida hacia el mundo externo. En un organismo saludable, una vez resuelta la emergencia, el psicoperistaltismo se reactiva y descarga el stress residual y el organismo readquiere su equilibrio vegetativo (respiración, digestión, circulación, excreción, etc… ) En un organismo neurótico, en condiciones de conflicto o stress, el psicoperistaltismo no se reabre … se mantiene cerrado en forma crónica, los músculos lisos del intestino pierden el tono necesario para responder a la presión y se pierde la capacidad de autorregulación vegetativa… La abuela de Renata padeció una importante intervención quirúrgica, le fue quitada una porción del colon (colostomía)… un síntoma posiblemente consecuencia de la disminución de la función psicoperistáltica, por lo tanto de la imposibilidad de descargar el stress residual … Agrego dos líneas de pensamiento, una proviene de las Constelaciones Familiares desarrollada por Bert Hellinger y la otra de la Medicina Tradicional China que aportan una interpretación posible a lo expuesto hasta aquí: a. uno de los descubrimientos más impactantes en la teoría de Bert Hellinger es el concepto de la Implicancia Sistémica: Hellinger describe que un miembro de un sistema puede identificarse inconscientemente con otro por lealtad y amor, de suerte que el primero se atribuye sentimientos, actitudes y/o patrones de vida del segundo, generalmente alguien que estuvo antes que él… a tal punto que el comportamiento del implicado puede ser un síntoma de dicha identificación … b. la Medicina Tradicional China propone la idea del emparejamiento de órganos: haciendo corresponder cada órgano a una víscera. Los pulmones se emparejan con el intestino grueso; el pulmón esta involucrado con lo
Relato de una intervención grupal en un proyecto comunitario.

Experiencia Psicocorporal en González Catán, La Matanza, Pcia de Buenos Aires. Desde el grupo de Formación en Biosíntesis llegó la convocatoria de hacer un aporte psicocorporal para un grupo de mujeres militantes barriales de una organización “La Colectiva” de un barrio de González Catán. Algunas de ellas son parte del Programa Ellas Hacen y vienen participando en un proyecto de capacitación y formación de una consejería de género que funciona semanalmente. Planificamos conjuntamente con quienes estaban llevando adelante el espacio, un ciclo de cuatro encuentros. El objetivo fue que las mujeres pudieran: en primer lugar conocer, tener acercamiento a un enfoque psicocorporal, ya que habitualmente en las instituciones a las que estas mujeres pueden acceder carecen de este tipo de espacios y además no cuentan con ingresos suficientes para poder pagar un espacio de terapia individual de manera privada. La mayor parte de ellas planteaban tener una necesidad importante de algún espacio terapéutico y de herramientas que les habilitaran el contacto con sus cuerpos, la circulación de la energía y el placer. También, esto era parte de la planificación, reforzar los lazos solidarios y amorosos entre las mujeres. Finalmente, ya en el transcurso de los encuentros y como resultado no previsto de antemano, una nueva impronta de autoafirmación. Los encuentros: Como mencioné anteriormente, algunas de estas mujeres forman parte del programa Ellas hacen. Dicho Programa prioriza en su ingreso a mujeres que han atravesado o atraviesan situaciones de violencia de género, trata de personas y transexuales. El programa propone a quienes lo integran realizar la terminalidad primaria o secundaria y en algunas localidades recibir algún tipo de capacitación. Los encuentros se realizaron en el patio de un club de barrio, espacio que es habitualmente cedido para la actividad. La primera vez asistimos dos colegas (Marcela Molina y yo) a coordinar la tarea. Había aproximadamente diez mujeres, algunas con sus niñxs, que quedaron al cuidado de Paula, la trabajadora social que nos convocó y que fue el nexo entre ambos espacios institucionales. Hicimos una breve presentación: Cada una debía decir algo de sí misma y de su expectativa respecto de lo que íbamos a hacer. Contaba para ello con el tiempo que demorara en quitarle el papel a un caramelo. La expectativa era alta, había mucha avidez, ganas de compartir y de tener una escucha terapéutica. Un poco me asusté ante tanta demanda, encuadramos la actividad, explicamos que eran cuatro encuentros de trabajo corporal, cuáles eran los objetivos, etc. Hicimos un caldeamiento, movimientos suaves, recorrido de articulaciones, contacto con la respiración, etc. Luego fuimos elevando la intensidad, trabajando con dinámicas bioenergéticas de carga, armando un círculo entre todas y pisando fuerte mientras sacábamos sonido. Llegamos a “correr” en el lugar mientras gritábamos, lo que redundó en sensaciones de liberación y risas entre las participantes. Finalmente, de pie descansaron de a pares espalda con espalda. Primero realizando un mutuo masaje y luego simplemente respirando. Terminamos el encuentro en ronda, tomadas da las manos, respirando el contacto con las compañeras. El clima general del encuentro fue de distensión e informalidad, con interrupciones y correcciones entre ellas, algunos comentarios, el relato de cómo sentían el alivio en el movimiento, y de la descarga energética potentizadora como una alternativa al llanto en momentos de angustia “hay algo más para hacer con la angustia además de llorar”. Les sugerimos que tomaran lo trabajado como una herramienta que podían usar, si estaban cansadas o tensas. El segundo encuentro fue más desordenado, hubo recepciones que mostraban cierta resistencia, al estilo “hoy no me pidas que me mueva, estoy cansada”. También el comentario positivo respecto del encuentro anterior: lo bien que les había hecho, cómo las había relajado el movimiento, etc. Había menos asistentes, algunas distintas al primer encuentro. Les pregunté con qué se habían quedado o les había gustado de la primera vez y la afirmación unánime fue “gritar”. Entonces hicimos eso, trabajamos las propuestas que habíamos hecho la primera vez, hubo espacio para participar desde afuera observando, “a veces necesitamos que otra grite por nosotras”. También una ronda de masajes, que fue recibida con alegría. La relajación fue nuevamente de pie, espalda con espalda. El tercer encuentro fue con un grupo muy reducido, porque muchas de las participantes estaban abocadas a otra actividad. Como fue muy rico, decidí reproducirlo en el cuarto y último, al que asistieron otras mujeres. Además del caldeamiento y el trabajo de descarga, que adrede replicaba los ejercicios para que pudieran aprenderlos y repetirlos cuando quisieran o coordinadas por Paula, trabajamos la autoafirmación. En parejas, una compañera tomaba un rol (A) y la otra tomaba el complementario (B). La tarea de A consistía en pensar acerca de alguna cuestión, situación etc. en su vida que quisiera rechazar, a la cual quisiera decir “NO”. Luego debía, al exhalar, hacer un movimiento de rechazo hacia adelante con los brazos y cuando brotara la palabra, podía nombrar el “NO”. La compañera B sostenía la experiencia, brindando contacto visual y respirando, sin más intervención. En un segundo momento, las A tenían que respirar alguna situación que anhelaran, a la que quisieran decir “SI” y traer los brazos hacia sí mismas en la inhalación diciendo, cuando brotara la palabra, “Quiero”. Luego de cada momento, cambiaban roles. Las experiencias fueron dispares, pero el factor común fue la buena predisposición y la rapidez con que todas ubicaron aquello a lo que querían decir NO. Algunas nombraron jocosamente en voz alta “mi marido”, otras rechazaban el cansancio, otras no compartieron pero se las notaba serias, concentradas. El rol B, sostener la experiencia de la compañera, resultó rico por su dificultad. Mirar a la cara, respirar; en algún caso fue necesario apoyo en la espalda o una palabra de mi parte para que lo pudieran hacer. Resultaba intenso recibir la energía de la compañera. Al final en muchas duplas hubo abrazos de agradecimiento. En otras, la dinámica se realizó más desde el “hacer”, sin tanta organicidad, pero parecía un buen primer acercamiento. Luego, descansaron